Si queremos poner freno al cambio climático, es necesario que todas las personas tomemos partido en la batalla. Y hay muchas más cosas que puedes hacer para colaborar de las que imaginas: en el trabajo, en casa, en la calle …
El
cambio climático es un problema de una magnitud enorme, pero aquí viene la buena noticia: si todos ponemos un poquito de nuestra parte, estamos a tiempo de solucionarlo.
¡Hay más de 6 millones de personas en el mundo! Si
sumamos pequeños gestos que todos podemos llevar a cabo,
¿no estás de acuerdo en que se notará la diferencia?
En primer lugar, haz que tu hogar sea más sostenible: reducir el impacto que tu casa tiene sobre el medio es una forma excelente de empezar a plantarle cara al cambio climático. Para conseguirlo, tienes muchas medidas a tu alcance.
Para empezar, aísla tu casa correctamente. Desde las ventanas hasta el suelo o el techo, un buen aislamiento es crucial para que no se pierda temperatura. De esta manera, conseguirás ahorrar en el consumo de calefacción en invierno y de aire acondicionado en verano.
Otro punto importantísimo es sustituir todas las bombillas de tu casa por luces LED. Este tipo de bombillas no contienen mercurio ni tungsteno y, además, no producen calor: esto significa que toda la energía que gastan se invierte en crear luz, a diferencia de las bombillas incandescentes, que sí que generan calor.
Las emisiones de CO2 de las luces LED se reducen en un 80%, y también reducen mucho el consumo así que lo notarás también en la factura
En relación con la iluminación, cuando vayas a pintar tu vivienda apuesta por los colores claros, porque reflejan mejor la luz y podrás aprovechar más la luz natural. Y, además, procura decantarte por pintura natural, compuesta por arcilla, cal y pigmentos naturales: no es tóxica y ofrece los mismos resultados que la pintura convencional.
Otro aspecto que puedes cuidar a partir de ahora en tu hogar está relacionado con los
electrodomésticos: cada vez que tengas que cambiar alguno, elige el que tenga la
mejor certificación energética. Es verdad que son más caros, pero consumen menos y duran más, así que no tardarás en recuperar esa inversión extra. En la misma medida, ojo con dejarlos enchufados sin necesidad: tanto los electrodomésticos como los aparatos eléctricos que no están en funcionamiento siguen
consumiendo de forma pasiva.
Esto significa que, aunque no los estés utilizando, están gastando electricidad y, por tanto, te están costando dinero, al igual que sucede con el modo standbydel televisor, del DVD o de la radio, por ejemplo. Evitar estos modos y desenchufar siempre aquello que no utilicemos es una forma excelente de reducir el consumo de recursos del hogar.
Todos estos consejos para ahorrar recursos están enfocados al consumo energético, ¿pero sabías que tu alimentación también incide en el cambio climático? Por ejemplo, cada vez que cocinas medio kilo de carne de vacuno estás consumiendo más de 6.000 litros de agua que se han utilizado para alimentar al ganado. ¡Esto es el agua que una sola persona tardaría más de 8 años en beberse, si se tomara cada día 2 litros! Alrededor de un 8% de toda el agua que se utiliza en el mundo se destina a producir alimentos con los que nutrir al ganado.
Y no solo eso: el ganado es responsable directo de emitir casi un 19% de todos los gases de efecto invernadero que se vierten a la atmósfera. El sistema digestivo y el estiércol de estos animales produce metano y óxido nitroso, dos gases mucho más letales para el planeta que el CO2
Cada año se producen más de 40 kg de carne por persona: ¿sabes cuántas cabezas de ganado se necesitan para mantener ese nivel de producción? Y, peor aún: ¿cuánta agua se gasta en alimentarla? Si medio kilo requiere 6.000 litros de agua, esto significa que 40 kg de carne consumen 480.000 litros anuales por persona. ¡Y hay más de 6.000 millones de personas en el mundo!
Si durante un único día a la semana las familias hicieran una comida sin carne, ¿te imaginas cuánta agua se ahorraría en todo el mundo? Apostar por una dieta con más consumo de vegetales es una forma excelente de ayudar al planeta, porque disminuimos el gasto de agua: la cantidad de litros que se necesita para cultivar verduras es muchísimo menor a la que se necesita para mantener el ganado; y, si apostamos por la compra de proximidad (es decir, si compramos productos locales), reducimos los costes energéticos que supone trasladar los productos de zonas más alejadas.
La compra de proximidad tiene otras ventajas importantes, como las que establecen algunas legislaciones, y que permiten que las especies agroalimentarias autóctonas no desaparezcan por culpa de otras foráneas, y nos ayuda a ser social y económicamente responsables, porque al comprar estos productos estaremos contribuyendo a que las pequeñas explotaciones familiares puedan mantenerse frente a las grandes corporativas agrícolas y ganaderas. Y, por si todo esto fuera poco, también estaremos ayudando al desarrollo y al crecimiento de nuestro país.
Además, apostar por una dieta más vegetariana también es una manera perfecta de promover hábitos saludables en tu hogar: comer un exceso de carne puede provocar problemas de salud de diferente intensidad. Si enseñamos a los más pequeños a comer de una forma equilibrada hoy, estaremos protegiendo su salud mañana.
Cómo elijas desplazarte también ayuda en la lucha contra el cambio climático: cada vez que eliges el transporte público en vez de tu coche estás reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, igual que lo haces si vas caminando o en bici. Y si no puedes evitar coger el coche porque tienes que hacer desplazamientos muy largos o no tienes transporte público cerca de tu trabajo, por ejemplo, procura invertir en un coche híbrido o que funcione con biocarburantes.
Además, si no tienes previsto cambiar de coche en los próximos años, procura compartir desplazamientos: con los compañeros de trabajo, llevando a los más peques de la casa al colegio junto con sus amigos y amigas para movilizar menos coches…
Utilizar todas las plazas del vehículo siempre que sea posible es una manera excelente de reducir la cantidad de coches que se mueven por la ciudad, y también de disminuir muchísimo los gases que se vierten a la atmósfera. Y también tienes otras alternativas al vehículo propio: desde el alquiler por horas para cuando necesites ir a comprar o al médico hasta los coches compartidos para viajes y desplazamientos largos.
Las opciones son cada vez más amplias, y seguro que encuentras la que más se adapte a tus necesidades en todo momento sin tener que adquirir, necesariamente, un vehículo propio. Como ves, tienes muchísimas opciones al alcance de la mano para poner freno al cambio climático. Si todos adoptamos hábitos más respetuosos con el medio ambiente, podremos marcar una gran diferencia y contribuir a reducir los nocivos efectos que nuestra actitud está teniendo sobre el planeta.
By RES para ecointeligencia.com