La limpieza de plástico de los mares es un imperativo ineludible al que el mundo todavía no ha respondido. Muy al contrario, los desechos no cesan de verterse en sus aguas, y la situación hace ya tiempo que ha dejado de ser grave para pasar a ser simplemente dramática.
Si no actuamos, la situación acabará llegando a un punto de no retorno. Por lo pronto, los parques de basura plástica ocupan buena parte del planeta. Giran sin control, pues queda atrapada por las corrientes de los cinco mayores giros o torbellinos oceánicos. Aunque nos detuviéramos, los plásticos que hay no se descompondrán hasta dentro de mil años.
Al hacerlo, por otra parte, no se soluciona el problema. Su degradación altera el ecosistema marino de un modo terrible, pues se liberan productos químicos tóxicos cuyos efectos están estudiándose con resultados muy feos. Se sabe, por ejemplo, que algunos plásticos que se degradan de forma temprana han liberado BPA o derivados del estireno, y las consecuencias alteran el funcionamiento de diversas hormonas y causan problemas en la reproducción en la fauna.
Dimensiones desconocidas
“Se ha creado un nuevo hábitat, una situación horrible sin precedentes en la historia del planeta”, afirma Mike Moore, investigador del Instituto de Investigación Marina Algalita, en California, Estados Unidos. El experto hace hincapié en las conocidas como “sopas de plástico”, en las que la fauna marina se ve obligada a vivir, en un entorno que además entraña riesgos de ahogamiento y de accidentes que acaban con la vida de muchos animales.
Experimentos realizados en laboratorio señalan como especialmente peligroso el polistierno, cuya degradación está contaminando el agua con productos tóxicos que provienen de ingentes cantidades de productos plásticos a la deriva. Sus dimensiones son desconocidas, pues debajo de la superficie, es decir, en los fondos, poco explorados, puede llegar a haber una cantidad inimaginable.
Para hacernos una idea, se estima que la basura plástica oceánica supera los 5 billones de trozos de plástico, cuyo peso rondará los más de 150 millones de toneladas, según cifras de la fundación Ellen MacArthur y del Instituto Five Gyres Institute en Los Ángeles.
Más basura que peces
Si no hacemos nada por retirar esta basura y frentar nuestro ritmo de vertidos, la situación podría írsenos de las manos definitivamente. Como ejemplo gráfico, también según la misma fundación, vertemos un camión de basura plástica cada minuto, y de seguir así en 2050 doblaremos la cifra. Para entonces, los océanos podrían tener más plástico que peces, concluyen.
A nivel de salud pública, la situación abarca también la problemática de la seguridad alimentaria. No en vano, las reservas pesqueras se resienten con esta degradación del ecosistema. Pero no solo eso, porque la salubridad del pescado es otra cuestión que directamente pone a temblar.
A fin de cuentas, no se sabe si es mejor no tener pescado que comerlo polucionado. De hecho, esta contaminación desmedida ya está volviendo a nosotros como si de un diabólico boomerang se tratara. Los expertos nos advierten de que “el 35 por ciento de los peces que pescamos tienen una media de uno o dos piezas de plástico en sus estómagos”, asegura Mike Moore. Es decir, el plástico que echamos al mar acaba en nuestro plato y, por ende, en nuestro organismo. Un bonito panorama.
A fin de cuentas, no se sabe si es mejor no tener pescado que comerlo polucionado. De hecho, esta contaminación desmedida ya está volviendo a nosotros como si de un diabólico boomerang se tratara. Los expertos nos advierten de que “el 35 por ciento de los peces que pescamos tienen una media de uno o dos piezas de plástico en sus estómagos”, asegura Mike Moore. Es decir, el plástico que echamos al mar acaba en nuestro plato y, por ende, en nuestro organismo. Un bonito panorama.
Intentos por solucionar el problema
Así las cosas, aguzar el ingenio es una auténtica urgencia. Actualmente no hay soluciones para retirar la basura oceánica, cuya principal dificultad está en las pequeñas piezas del océano. “Son muy pequeñas, muy diversas y muy delgadas. Y se requiere una solución global”, afirma Erik van Sebile, científico del Center of Excellence for Climate Science de Australia.
Puesto que se trata de un problema internacional, la solución también ha de serlo. Así, a bote proto, la solución que se le ocurre a Sebille es prevenir. Es decir, concienciar sobre la importancia del reciclaje y la reducción de su consumo, así como la invención de bioplásticos no contaminantes.
Y, cómo no, bienvenida sean propuestas como las que explicamos a continuación. Soluciones todavía incipientes, muchas en fase de prototipo o ni siquiera eso. Sea como fuere, son intentos que apuntan a las estrellas, y solo por la utopía de la que hacen gala bien merecen nuestra atención.
1. Ocean Cleanup Array
El invento del joven holandés Boyan Slat aspira a lograr grandes éxitos con su revolucionario sistema, un inventazo que ha dado la vuelta al mundo gracias a su fuerza mediática. Se trata de un dispositivo experimental que actúa como un gran embudo que absorbe la basura. Bautizado como Ocean Cleanup Array, se ha diseñado para absorber millones de toneladas de plástico marino para luego reciclarlo in situ.
Este estudiante de ingenieriá está convencido de que puede recuperar la basura de plástico de los océanos del mundo y pronto podrá demostrarlo. Lo hará en un proyecto piloto que funciona en la costa japonesa, al sur del país.
2. Un rascacielos submarino
La siguiente solución es de Sung Jin Cho, un surcoreano que apuesta por una gigantesca aspiradora pensada para recoger la basura del mar y reciclarla. Su futurista invento se llama “Seawer” y tiene forma de rascacielos submarino.
Su idea es situarla justo donde se encuentran esas grandes concentraciones de plásticos. Aunque su proyecto es conceptual, por ahora, la idea le ha valido la Mención de Honor en el prestigioso concurso de diseño de la eVolo Skyscraper Competition
3. Bacterias que devoran plásticos
Científicos japoneses han descubierto una bacteria (Ideonella sakaiensis 201-F6) con una dieta que nos viene que ni pintada para borrar el plástico de los mares. La susodicha demuestra buen apetito para comer el plástico más común (PET o tereftalato de polietileno), justo el utilizado en las botellas de agua desechables y en otros productos como ropa, bandejas de comida o envases.
El hallazgo ha sido publicado en Science, y según se detalla podría ayudar a reducir los residuos, que en este tipo de plástico superan los 50 millones de toneladas anuales en el mundo cada año. Antes de este descubrimiento se tenía constancia de que un raro tipo de hongo podía hacer lo propio.
4. The Ocean Cleanup
De acuerdo con un reciente estudio, la mejor forma de limpiar los plásticos del océano es colocar colectores cerca de las costas. De este modo, evitamos que posibles sistemas de absorción como los apuntados puedan dañar la vida marina.
El proyecto The Ocean Cleanup planea implementar esta propuesta del doctor Erik van Sebille y Peter Sherman, estudiante de física de pregrado del Imperial College de Londres. Su estudio, publicado en el Environmental Research Letters, localiza los mejores puntos para ubicar los colectores.
5. Cubo de basura
Sacar el plástico del mar a cubazos puede parecer una broma, y de hecho este curioso cubo de basura para limpiar el mar no se ha inventado para trabajar a gran escala. Sin embargo, dentro de su modestia, el Seabin puede ser muy eficaz, un cubo de basura que flota y va absorbiendo los desechos que se encuentra en la superficie del mar. Una vez en su interior, se filtran y una bomba devuelve el agua limpia al mar.
Los padres de la criatura, Andrew Turton y Peter Ceglinski, -surfistas para más señas-, han inventado este curioso ingenio dentro del Seabin Projetc, y la primera prueba piloto se hará en el Real Club Náutico de Palma. Quién sabe, quizá cubito a cubito se haga una pequeña gran diferencia, aunque de nuevo prevenir sigue siendo la mejor opción. Quizá también la única a nuestro alcance.
Leer más: http://www.ecologiaverde.com/5-inventos-limpiar-los-oceanos-plastico/#ixzz46tzVdKEp
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