Las praderas mallorquinas de posidonia son "laboratorios vivos" que permiten estudiar cómo contribuye esta planta acuática, capaz de almacenar grandes cantidades de CO2, a mitigar los efectos "más agresivos" de la crisis climática.
Así lo ha indicado este viernes el Responsable de Medioambiente de Red Eléctrica Española (REE) en Baleares, Borja Álvarez, cuando se cumple un año desde que se iniciaron las labores de recuperación de la reserva de esta planta, endémica del Mediterráneo, en la zona de la bahía de Pollensa en Palma de Mallorca.
La posidonia local está “degradada por la actividad humana” y requiere un programa de actuaciones de este tipo para recuperar sus funciones ecosistémicas.
Este plan de “reforestación submarina” se enmarca dentro del proyecto ‘Bosque Marino’ impulsado conjuntamente por REE y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), con la colaboración del Gobierno Balear y el Aeródromo Militar de Pollensa, que este año ha sido reconocido como mejor iniciativa de responsabilidad social en los Premios Cinco Días a la Innovación Empresarial.
Durante una travesía en barco hasta la pradera dañada, que abarca casi dos hectáreas de terreno, Álvarez ha hecho balance de las actuaciones del último año y ha señalado que los brotes plantados hasta el momento “evolucionan de forma positiva”.
Los técnicos responsables del trabajo están haciendo un seguimiento para “evaluar la supervivencia de los nuevos ejemplares y la recuperación del ecosistema y su biodiversidad”.
Más de 12.000 ejemplares de posidonia
Con un presupuesto de medio millón de euros, este proyecto pretende plantar hasta 12.800 ejemplares a lo largo de este año, de los que ya se han cultivado cerca de 8.000.
La importancia de esta labor se refleja en el hecho de que “si no se interviene y esperamos a que la zona se regenere de manera natural, la posidonia tardaría unos cien años en volver a brotar y recuperarse por completo”, ha advertido Álvarez.
De acuerdo con sus informes, “nunca antes se había trabajado en una pradera tan grande de posidonia”, lo que convierte a éste en un “proyecto pionero” que permitirá investigar a fondo las particularidades de esta especie, protegida “por su relevante papel en la lucha contra el cambio climático”.
Protección de la biodiversidad
La importancia ecológica de esta planta reside en su papel como “sumidero del CO2 que está disuelto en el agua y que almacena en su sedimento”, ha precisado el científico del IMEDEA Jorge Terrados, quien ha añadido que la cantidad atrapada por estas praderas submarinas puede ser “hasta 250 veces superior a la capturada por los bosques tropicales”.
Además, la posidonia resulta vital desde el punto de vista de protección a la biodiversidad, ya que sirve de hábitat a otras especies de flora y fauna con una gran influencia en los distintos procesos ecológicos del fondo marino.
Entre estos procesos figuran la atenuación del oleaje, la retención de material y la fijación del sedimento.
Las principales amenazas contra las poblaciones de esta especie son la pesca ilegal de arrastre, el fondeo de los barcos, las obras costeras, los vertidos y el cambio de las condiciones ambientales, ha añadido el delegado de REE en Baleares, Eduardo Maynau.
Maynau ha especificado otro beneficio del proyecto: “fomentar la concienciación y la educación ambiental” porque “la restauración no es tan efectiva como la protección de los ecosistemas” y ese necesario proteger la posidonia una vez haya sido recuperada en la zona. EFEverde
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