30 de septiembre de 2020

Cómo reforestar el planeta para mitigar la crisis climática

 Una de las fórmulas más contundente de mitigación de la crisis climática a nivel global consiste en la creación de anillos, cinturones y murallas verdes. Ya se están desarrollando a gran escala en los distintos continentes. 

La estrategia se basa en plantaciones de miles de millones de árboles, entendidos como infraestructuras verdes. Aportan beneficios relacionados con el secuestro de carbono y la conservación de la biodiversidad, entre otros factores.

Los primeros cinturones verdes

Suele considerarse que el primer cinturón verde fue diseñado por Moisés hace más de 3 000 años en los ejidos de los alrededores de las doce ciudades levitas. Fue la respuesta a una de las mayores crisis climáticas de la historia, probable causa realde las conocidas como 10 plagas de Egipto. 

Puede también considerarse cinturón verde el diseñado por Mahoma en el siglo VII alrededor de la emblemática ciudad de Medina, mediante la prohibición de talar árboles en una franja de 20 km. 

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En ambos casos, parece obvio que estos anillos tenían un carácter defensivo, pero también pretendían paliar los efectos de los entornos desérticos, como las tormentas de arena o las temperaturas extremas. 

Fue a finales del siglo XVI cuando Isabel I de Inglaterra propuso un cinturón verde con un planteamiento más cercano al de nuestros días. Prohibió la construcción de edificios en un cinturón de 5 km alrededor de la ciudad de Londres, con la idea de mejorar la salubridad urbana y frenar la expansión de epidemias.

Los árboles, clave en urbanismo

Ya en el siglo XX, se conceptúan los cinturones verdes como un tipo de suelo en la planificación urbanística. Su objetivo es conservar áreas de vegetación salvaje o terrenos agrícolas alrededor de los cascos urbanos.

En concreto, estas parcelas tienen como fin: 

  1. Proteger ambientes naturales o seminaturales, generando una red de hábitats contiguos para la vida silvestre.

  2. Mejorar la calidad del aire, del agua y del uso del suelo en áreas metropolitanas.

  3. Asegurar que los ciudadanos tengan acceso al campo, con las consiguientes oportunidades educativas y recreativas.

  4. Proteger el carácter único de las comunidades rurales que de otra manera podrían ser absorbidas por los suburbios en expansión.

A pesar de las críticas basadas en que los cinturones verdes favorecen las urbes difusas frente al modelo compacto más sostenible, en la actualidad se ha avanzado incorporando un aspecto importante para el desarrollo sostenible de las ciudades en el siglo XXI: los corredores verdes urbanos. 

Los paseos arbolados, los ríos en sus tramos urbanos o el aprovechamiento de redes de infraestructuras sirven para incorporar biodiversidad y servicios ecosistémicos de la periferia al centro de las ciudades.

Cómo crear un cinturón verde

A finales de los años 90 del siglo pasado, tras décadas de observación, Akira Miyawaki demostró que la recuperación de la vegetación natural potencial de un terreno degradado se lograba más rápidamente con un cóctel de semillas de especies autóctonas que, como se había creído hasta entonces, con la repoblación masiva de árboles alóctonos de rápido crecimiento. 

El método Miyawaki se ha consolidado no solo como forma de restauración forestal a gran escala, sino como forma de crear incluso bosques domésticos.

Karen Holl y un grupo de investigadores costarricenses han dado a conocer los resultados de su trabajo durante más de 15 años en bosques tropicales. En él cuestionan si realmente necesitamos plantar un billón de árboles

Frente a las plantaciones de árboles de especies mixtas, Holl y su equipo observaron que la nucleación, aplicada bajo los procesos de regeneración natural, resultaba más efectiva para la recuperación de los ecosistemas. Las islas arbóreas son una estrategia ecológica y económicamente sólida para la recuperación de bosques tropicales. 

En este sentido, hemos estudiado el posible desarrollo de un cinturón verde para una de las áreas más sensibles a los efectos de la crisis climática y el cambio global, las tierras que circundan el Mar de Alborán. El alboranian green belt considera los principios del método de Miyawaki y el concepto de nucleación, teniendo como unidad básica las islas de biodiversidad alboránica.

Especies y distribución de un cinturón verde en el entorno del mar de Alborán. Author provided

La necesidad de reforestar el planeta desde las comunidades locales, regionales o continentales es cada vez más acuciante. Pero la fórmula no es repoblar sin criterios ecológicos, con altos costes de dudosos resultados. Por el contrario, se trata de optar por las islas de biodiversidad como estrategia ecológica más solvente y económicamente más sólida. 

Plantar más árboles no hacen bosques. El bosque es una estructura viva que requiere de su orla y de sus estratos, que son los que garantizan los servicios ecosistémicos que esperamos.

Impulsarán la cría en cautividad de la nacra para su conservación en el Mediterráneo

 El grupo de trabajo está formado por representantes del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, la Generalitat de Cataluña, la Generalitat Valenciana, la Región de Murcia, la Junta de Andalucía y el Govern de Illes Balears.

La nacra, en categoría de especie vulnerable

A la reunión también han asistido representantes de la Demarcación de Costas de Murcia y de Tarragona, y varios investigadores involucrados en proyectos sobre la especie, según un comunicado del Miteco.

Los asistentes han estudiado la puesta en marcha de nuevas actuaciones fuera del hábitat de la nacra, como el diseño de protocolos de cría para cerrar el ciclo de reproducción en cautividad, de mantenimiento de ejemplares adultos en cautividad y la obtención de gametos en el medio natural para llevarlos a tanques ex situ (fuera de su hábitat) para cerrar el ciclo de reproducción.

Asimismo, han identificado las actuaciones prioritarias aprobadas anteriormente, tras detallar las llevadas a cabo en los últimos meses para la conservación de la nacra.

Regulación de actividades

Entre las actuaciones para la protección de la nacra en el Mediterráneo se encuentran: la regulación de las actividades que generen presiones sobre las poblaciones del animal como la navegación, el fondeo de embarcaciones, la pesca, el baño o el buceo.

Asimismo, la señalización de zonas de balizamiento para la protección de poblaciones supervivientes que estén a poca profundidad o en zonas concurridas y un programa de búsqueda de supervivientes y monitoreo acompañado de medidas de gestión que aseguren su supervivencia.

Además, la implantación de un programa de reclutamiento mediante colectores larvarios y acciones de obtención de gametos asociados a programas de cría y engorde de la especie ex situ y la realización de un estudio poblacional para conocer las reservas y la dinámica de las poblaciones no afectadas.

Por último, el impulso de iniciativas de divulgación y proyectos de ciencia ciudadana, como Observadores del Mar-Proyecto Nacras o la NACRANET.

Según el Miteco, algunas de estas actuaciones ya se han iniciado por parte de las diversas administraciones y centros de investigación.

La mortalidad de la nacra alcanza el 98 % 

La nacra vive principalmente en las praderas de la planta acuática -Posidonia oceánica- y puede encontrarse hasta los 60 metros de profundidad.

Su importancia radica en que está considerada una especie estructurante, porque proporciona nuevos hábitats a otros animales, generando un aumento de la biodiversidad y la riqueza específica en los ecosistemas en los que está presente.

Actualmente la mortalidad de la nacra alcanza el 98 % de las poblaciones del Mediterráneo español, afectada por una nueva especie de protozoo, tras descubrirse a finales de 2016 un gran número de muertes de nacras en Almería, Murcia, Torrevieja, Ibiza y Formentera.

Únicamente se encuentran sanas las nacras situadas en el Delta del Ebro (en las bahías de Fangar y Alfacs) y en el Mar Menor, según el Miteco. EFEverde

Los jovenes exigen justicia climática en protestas condicionadas por covid-19

 Se trata del primer día de acción global que FFF convoca este año y lo ha hecho coincidiendo con la Asamblea General de la ONU cuyo objetivo es impulsar la implementación del Acuerdo de París, que busca evitar que se sobrepase en este siglo la barrera de 1,5 grados de aumento de la temperatura global, y que este año cumple cinco años sin que se haya hecho lo suficiente para cumplir sus metas.

Ese mismo objetivo ha llevado a FFF a convocar los actos de hoy y los primeros en sumarse han sido losmiles de jóvenes de Asia-Pacífico que en Australia, Corea, India o Japón han exigido medidas contra la crisis climática en el marco de un Día de Acción Global condicionado por las restricciones impuestas por la pandemia de COVID-19.

Escolares australianos han liderado campañas en ciudades como Sídney, Melbourne o Perth contra la contaminante política energética del Gobierno australiano, mientras que los jóvenes activistas indios han centrado su fuerza en las huelgas telemáticas, seminarios web y actividades virtuales, y en Japón se han recogido firmas a través de internet a favor de abandonar los combustibles fósiles y de aplicar medidas más firmes contra el calentamiento global.

Thunberg al frente de las protestas

En Europa las protestas han estado encabezadas por la líder del movimiento global FFF, Greta Thunberg, que ha escrito en las redes sociales, acompañando a una foto de la manifestación celebrada frente al parlamento en Estocolmo (Suecia), la frase: “Hoy es nuestra jornada de acción global por el clima y nos manifestamos en 300 lugares distintos”.

Ataviada con una mascarilla con el emblema de FFF, la activista sostenía en la imagen dos pancartas, una con su lema habitual -“Huelga de alumnos por el clima”– y otra en la que pedía guardar distancias debido a la crisis del coronavirus.

Y es que las medidas de seguridad impuestas por la pandemia han marcado las protestas de esta jornada, escenificadas en manifestaciones, concentraciones, sentadas frente a las sedes de organismos oficiales y hasta paseos en bicicleta, como el que ha tenido lugar en Berlín y que ha concluido frente a la emblemática Puerta de Brandeburgo, con la asistencia de menos de mil personas según la Policía.

Frente a ese lugar estaba convocada la principal manifestación, que se inició hacia las 12:00 y en la que habló la portavoz de Fridays For Future en Alemania, Luisa Neubauer y el copresidente del partido de Los Verdes, Robert Habeck, que ha reiterado la disposición de su partido de darle un lugar en las listas para las elecciones parlamentarias al movimiento.

Escocia se prepara para la COP-26

En Edimburgo (Escocia) también se han concentrado decenas de estudiantes a las puertas del Parlamento al grito de “¿Qué queremos? ¡Justicia climática! ¿Cuándo la queremos? ¡Ahora!” para recordar que la COP-26 se celebrará en la ciudad escocesa de Glasgow del 1 al 12 de noviembre del año que viene y que este “es un momento crucial” para emprender acciones climáticas.

Entre pancartas como “Protesta ahora o nada después”, “Protege nuestro habitat, no mi riqueza” o “El nivel del mar crece, así que nosotros también”, los manifestantes pidieron al Gobierno escocés que asuma objetivos más ambiciosos después de declarar el año pasado la emergencia climática.

En Italia esta jornada de Acción Global ha reunido a unos 200 jóvenes frente al histórico Palacio de Montecitorio de Roma , donde se encuentra la sede de la Cámara de Diputados y también se han convocado actos similares en otras ciudades como Milán, Turín, Venecia, Florencia, Bolonia o Nápoles que han unido las protestas a favor de la protección del medioambiente con aquellas de estudiantes en contra de la gestión educativa del Gobierno y de las carencias del sistema educativo en el país.

Actos en Bruselas, Viena y Madrid

El centenar de jóvenes que se han movilizado en el centro de Bruselas han lamentado no haber podido hacer la “gran manifestación” que deseaban porque la COVID se lo ha impedido pero, convocados por la organización Juventud por el Clima y pese a la incesante lluvia, se han reunido en la calle con pancartas en las que se podía leer proclamas como “La crisis climática exige una gestión, no un circo político” o “Si no ahora, ¿cuándo?”, entre otras.

En Viena la lluvia y la pandemia tampoco han frenado a los 1.200 estudiantes que, según los organizadores, se han congregado, muchos menos que los 30.000 que acudieron a la convocatoria del año pasado, y en Francia los activistas de FFF han pospuesto la protesta para mañana sábado y han anunciado “un gran evento” en el centro de París.

España también se ha unido a la convocatoria de FFF y ha celebrado movilizaciones en decenas de ciudades, la más destacada es la que ha tenido lugar en Madrid frente al Congreso de los Diputados, que ha reunido a un centenar de jóvenes bajo el lema “Ante la emergencia, todas por el clima” y alusiones al presidente brasileño Jair Bolsonaro por su gestión en la Amazonía, todo ello acompañado de consignas como “señores diputados, qué pasa con los grados” o “estamos tratando los síntomas, no la causa”.

Todas estas reivindicaciones han quedado plasmadas en las redes sociales, donde se han abierto las etiquetas #JusticiaClimática, #TúQuéHaces25S, #25SClimayTrabajo y #FightClimateInjustice para facilitar la participación a todos los niveles. EFEverde


El Campo del Moro, una explosión de biodiversidad al pie del Palacio Real

 Declarados de interés histórico-artístico en 1931, los jardines del Campo del Moro ocupan unas veinte hectáreas de superficie frente a la fachada occidental del Palacio Real y de su conservación y mantenimiento se ocupa Patrimonio Nacional, que tiene encomendada la gestión de los jardines históricos que estuvieron en manos de la Corona Española.

Su diseño y configuración actual data de finales del siglo XIX, en tiempos de la regencia de la reina María Cristina, que encargó el proyecto al jardinero catalán Ramón Oliva y su uso ha sido siempre privativo para los reyes de España hasta 1978, cuando el rey Juan Carlos I lo abrió al público.

6.132 árboles, 6 catalogados

Desde entonces, personas llegadas de todo el mundo pueden pasear por estos jardines que albergan 6.132 árboles, seis de ellos catalogados como singulares por la Comunidad de Madrid por sus características paisajísticas e históricas.

Escenario de películas y lugar de esparcimiento de la realeza, el Campo del Moro guarda anécdotascomo aquella en que, con motivo de la celebración de la onomástica del rey Juan Carlos I, el personal de mantenimiento tuvo que emplear un sistema de anclaje ideado por un  técnico norteamericano para subir las ramas de algunos árboles que caían sobre las mesas de la recepción y no tener que cortarlas.

De esos árboles, y del resto de las plantas y animales que pueblan el Campo del Moro, se ocupa un equipo de nueve personas ayudados  por personal externo y alumnos de la escuela taller del jardín, además de personal especializado que colabora en labores “puntuales” como la poda o la fumigación.

 Ángel Muñoz Rodríguez es jefe de servicio de Jardines y Montes de Patrimonio Nacional y el responsable del equipo de ingenieros, especialistas y jardineros que trabajan en el Campo del Moro y en las 550 hectáreas de superficie ajardinada que gestiona Patrimonio Nacional en España.

“Somos el organismo que más superficie de jardinería histórica gestiona en nuestro país y uno de los que más en Europa”, ha indicado a EFEverde este ingeniero y ha recordado que además del Campo del Moro, Patrimonio se encarga de los jardines de los palacios de la Granja, Aranjuez, El Pardo o El Escorial, además de  20.000 hectáreas de superficie forestal.

Medio centenar de jardineros en “períodos punta”

Un trabajo que puede llegar a ocupar en “épocas punta” a unas 400 personas, entre fijos y externos,pero que en el caso del Campo del Moro apenas alcanza el medio centenar en los períodos de más trabajo debido a su superficie (20 hectáreas frente a las 118 que tiene el parque de El Retiro).

El Campo del Moro alberga seis árboles singulares que, según ha comentado a EFEverde Ángel Muñoz, reciben cuidados especiales por su antigüedad y su valor, entre ellos un roble de 200 años, el más longevo del jardín, que está situado junto a la fuente de Las Conchas.

También son destacables los cedros, los setos de boj, de durillo en la Rosaleda de las espléndidas praderas de Vistas de Sol, un pino carrasco y un tejo catalogado, sin olvidar las dos secuoyas que regaló el expresidente norteamericano Bill Clinton al rey Juan Carlos I.

El trato que reciben todas las plantas de este jardín histórico no impide que en ocasiones, y debido a las vicisitudes del clima o a algún otro agente externo, algún árbol haya sufrido alguna caída de ramas.

“Aunque nuestros cuidados están encaminados a minimizar al máximo los riesgos,  sobre todo para los visitantes, los trabajadores y los bienes,  no podemos luchar contra la naturaleza y a veces nos vemos obligados de tomar medidas extremas y en el menor de los casos, a sacrificar algún árbol, lo que para nosotros es un verdadero disgusto”, argumenta Muñoz.

Como todos los jardines, el Campo del Moro no  se escapa de las temidas “visitas” de las plagas de insectos como la procesionaria del pino, la cochinilla del boj o la cameraria del castaño de indias, además de los ácaros y los hongos cada vez más habituales debido a la contaminación y al cambio climático.

En los últimos años Patrimonio Nacional ha tratado de reducir al máximo posible el uso de los plaguicidas sin perder calidad estética, y desde hace 14 años está empleando en los jardines “técnicas de  control alternativas” (control biológico) que han conseguido reducir casi en un 90% el uso de productos químicos de síntesis, según ha explicado Ángel Muñoz.

Más abono orgánico y menos productos químicos

También se están utilizando más abonos orgánicos y menos inorgánicos para, a su vez, preservar la avifauna de este espacio, donde no es raro toparse con algún pavo real o alguna ardilla, aunque éstas últimas estén “emigrando” a la cercana Casa de Campo “donde tienen más espacio y menos  contaminación sonora y ambiental”, comenta el ingeniero.

En cuanto a las flores que decoran el Campo del Moro, se adquieren por concurso público en viveros externos porque, argumenta, “resultan más  baratas y permiten dedicar el personal que se ocupaba antes de los semilleros  a labores de mantenimiento”.

Añade que los jardines se riegan con agua potable ya que el agua reciclada podría “contaminar” algunas zonas y que el consumo aproximado es de 100.000 metros cúbicos al año, pero se intenta reducir un 30% con menos superficie “encespedada” y más tapizantes que requieren menos riego.

Más del 40% de la superficie del Campo del Moro se siega con robots y entre ellos destacan 4 teledirigidos “que sorprenden a los visitantes porque parecen cucarachas” comenta el ingeniero.

Y añade que actualmente los jardines están abiertos al público, pero durante el confinamiento permanecieron cerrados con servicios esenciales, lo que no impidió,  que hubiera “una proliferación brutal” de vegetación y de algunas “malas hierbas” debido a las lluvias de primavera. EFEverde

El grado de protección de los ecosistemas marinos influye en el tamaño de los peces

 Cabrera Baleares faro

La protección del ecosistema marino influye en el tamaño y destreza de los peces. EFE/J.J. Guillen

Un estudio realizado en Cabrera (Baleares) por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) ha demostrado que la condición física de los peces varía en función de su tamaño, en el que influye el grado de protección de los ecosistemas marinos litorales frente al impacto de la pesca.

A esta conclusión ha llegado un equipo de científicos del IEO, la Universidad de Barcelona y la Universidad de Aberystwyth  (Reino Unido) que ha demostrado que el nivel trófico que ocupan los peces y su condición física varía en función de su tamaño corporal y que esta variación es diferente dependiendo del grado de protección de los ecosistemas marinos litorales frente al impacto de la pesca.

El tamaño del pez, la destreza para alimentarse y la habilidad para evitar ser comidos marca la diferencia entre zonas con diferente presión pesquera, ha informado el IEO en un comunicado.

El estudio publicado en la revista “Marine Environmental Research” se ha llevado a cabo en dos zonas del Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera cerradas a la pesca y en dos zonas situadas al oeste de Mallorca donde la pesca profesional y recreativa está permitida.

El modelo: la doncella

Como especie modelo para analizar los efectos indirectos de la pesca sobre los peces, los científicos han utilizado la doncella, un pequeño pez de la familia de los lábridos.

Primero comprobaron que la biomasa de la doncella, de sus depredadores y de sus competidores era mayor dentro del Parque Nacional que en el área abierta a la pesca, demostrando la efectividad de las áreas marinas protegidas para la restauración de las poblaciones de peces.

pesca artes

El tamaño del pez, la destreza para alimentarse y la habilidad para evitar ser comido marca la diferencia entre zonas con diferente presión pesquera. EFE/ Juanjo Cordero

Zonas protegidas y abiertas

Las mayores diferencias entre las zonas protegidas y las zonas abiertas a la pesca se observaron en los machos terminales, que son los ejemplares de mayor tamaño de la población.

Los científicos han demostrado que esta recuperación de las poblaciones de peces tenía implicaciones a nivel de su dieta y comportamiento al aumentar tanto la competencia por la comida como el riesgo de ser comido por un depredador.

En segundo lugar, constataron que el nivel trófico de la doncella era mayor dentro del Parque, mientras que la condición física era menor.

No descrito antes

Además se observó una inesperada relación parabólica (la relación aumenta hasta cierto punto y después disminuye) entre el nivel trófico y la talla individual en ambas áreas, no descrita anteriormente en otras especies de peces.

El cambio observado en el nivel trófico con la talla indicó que en la dieta de la doncella se produce un aumento progresivo del consumo de presas de mayor tamaño y nivel trófico hasta alcanzar los 12 centímetros de longitud total.

Sin embargo, a partir de los 13 centímetros, la talla de transición a machos terminales, se produce una disminución progresiva del nivel trófico debido a un mayor consumo de presas de nivel trófico más bajo y caparazón duro, como bivalvos, gasterópodos y erizos.

Además, esta disminución de nivel trófico fue más pronunciada en las zonas abiertas a la pesca que en las zonas del Parque Nacional revelando así diferencias debidas a un cambio de dieta relacionado con la talla, el comportamiento y la selectividad de la pesca recreativa hacia individuos de mayor tamaño.

En Áreas Marinas protegidas, donde hay una mayor abundancia de competidores y de depredadores, la doncella necesita reducir la competencia y el riesgo de ser depredada.

Al dedicar más tiempo y energía a evitar ser comida por algún depredador, dedica menos tiempo a la alimentación y a la búsqueda de las mejores presas.

Para conseguir esto, cambia su dieta a presas “sub-optimas” pero que son más abundantes y que necesitan menor tiempo de búsqueda e incluso menor tiempo de manipulación para ser ingeridas. Este comportamiento tiene, en consecuencia, un efecto negativo sobre la condición corporal.

En zonas abiertas a la pesca sucede lo contrario, ya que al disminuir la competencia y la probabilidad de ser depredada, la doncella puede dedicar más tiempo a buscar presas óptimas y de mayor tamaño como los erizos, que para engullirlos necesitan un mayor tiempo de manipulación.

“Los resultados de este estudio confirman que la pesca, al disminuir la biomasa de las especies y de sus depredadores y competidores, y por lo tanto, alterar las relaciones intra e interespecíficas, tiene otros efectos indirectos sobre las especies, ya que al modificar su comportamiento también puede cambiar su dieta y preferencia por algunas presas, modificando su posición trófica y su condición corporal” concluye Joan Moranta, primer autor del artículo. EFEverde

Cómo podemos salvar los bosques entre todos

 Actividades como la agricultura, la ganadería y la generación de energía están transformando los paisajes terrestres. Los bosques y su biodiversidad están siendo rápidamente eliminados alrededor del mundo, sin darnos cuenta de que estamos amenazando nuestra propia supervivencia. ¿Es posible diseñar paisajes amigables donde la biodiversidad y los humanos podamos coexistir de forma sostenible? 

Nuestro reciente estudio indica que sí, y sabemos cómo hacerlo. Décadas de investigación sobre cómo responden las especies a la pérdida, fragmentación y degradación de sus hábitats naturales nos han permitido entender sus requisitos ecológicos. Basándonos en este conocimiento podemos identificar las medidas de conservación más urgentes y eficientes.

Como detallamos en el trabajo, son cuatro los pasos a seguir para lograr paisajes que benefician a la biodiversidad y promueven al mismo tiempo el bienestar humano.

Paso 1: detener la deforestación

Lo primero y más urgente es detener la deforestación. Los bosques albergan la mayoría de las especies terrestres del planeta. La deforestación es considerada la mayor amenaza para la biodiversidad

Únase y apueste por información basada en la evidencia.

Se estima que cerca del 50 % de todos los árboles del mundo han desaparecido desde el comienzo de la civilización humana. Hoy se talan más de 15 000 millones de árboles cada año (unos 500 árboles por segundo). 

Alrededor del 43 % de los árboles que quedan (3,04 billones) se encuentran en bosques tropicales y subtropicales, que son actualmente los más deforestados en todo el mundo. Por tanto, si queremos evitar la extinción de millones de especies en el planeta, debemos detener la deforestación.

Paso 2: recuperar el bosque perdido

En muchas regiones, el bosque restante es insuficiente para asegurar el futuro de la biodiversidad. Por tanto, restaurar el bosque perdido es prioritario, especialmente en los paisajes que más lo necesitan.

Pero ¿cuánto bosque deberíamos mantener en el paisaje? Nuestra revisión indica que una cifra conservadora es lograr que al menos el 40 % del paisaje esté cubierto por bosques. Esta cifra apoya recientes propuestas de conservar la mitad del planeta. Este porcentaje puede ser demasiado bajo para preservar las especies tropicales. En los trópicos deberíamos conservar un mayor porcentaje de bosques.

Paso 3: preservar gran cantidad de zonas pequeñas

La conservación (paso 1) y restauración (paso 2) no deben enfocarse en pocas áreas grandes, sino en muchas áreas pequeñas. 

Cada fragmento de bosque puede contener especies únicas, y por tanto, un conjunto mayor de fragmentos pequeños usualmente contiene más especies que pocos fragmentos grandes

Además, al incrementar el número de fragmentos en el paisaje, se reduce la distancia entre ellos, lo que facilita el movimiento de las especies y su obtención de recursos.

Paso 4: mejorar la calidad de las tierras usadas por los humanos

Por último, debemos lograr que las tierras productivas que rodean los fragmentos de bosque sean lo más respetuosas con el medioambiente posible. Para ello, entre otras medidas, recomendamos:

  • Reducir la extensión de tierras dañinas para la biodiversidad, como latifundios desprovistos de árboles para ganadería y monocultivos.

  • Estimular prácticas agropecuarias adaptadas a las condiciones ambientales (suelo, agua, clima y biota) de cada región para reducir insumos, como el agua y los agroquímicos.

  • Promover la producción de alimentos por medio de sistemas agroforestales que combinan árboles nativos, cultivos y/o animales domésticos en la misma tierra.

  • Delimitar las tierras productivas con bardas vivas, como setos o similares.

  • Evitar la expansión de carreteras, represas hidroeléctricas y minería, especialmente en las proximidades de áreas naturales.

  • Promover actividades económicas que valoricen los bosques conservados, como el ecoturismo o el comercio sostenible de productos forestales.

Beneficios para los humanos

Los bosques no solo son el hogar de millones de indígenas. También proveen un sinfín de bienes y servicios

Los bosques y otros elementos arbolados proveen madera, leña, forraje para ganado, plantas comestibles, carne, cultivos comerciales, y plantas medicinales para las comunidades locales. También juegan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio del planeta, regulando los ciclos del agua y de muchos elementos básicos para la vida (carbono, nitrógeno, oxígeno, etc.).

Las grandes masas árboreas actúan como enormes sumideros de carbono y previenen, por tanto, el calentamiento global. Los fragmentos de bosque también refrescan el ambiente local y ayudan a regular la cantidad y calidad del agua. Al amortiguar las lluvias, evitan la erosión y la pérdida de nutrientes del suelo, contribuyendo así a la sostenibilidad de la agricultura.

Otros servicios no menos importantes incluyen la regeneración de áreas degradadas, la polinización de los cultivos y el control biológico de plagas y de pandemias como la de COVID-19.

Construyendo entre todos el paisaje ideal

Hoy pocos dudan de la actual crisis ambiental, pero sí de que tenga solución. La ciencia ha revelado que sí existen soluciones, aunque su implementación va a requerir del esfuerzo de todos y todas.

Desde la política, deben promoverse medidas que detengan la deforestación a gran escala y promuevan la restauración, como la creación de reservas y corredores biológicos y el pago por servicios ambientales. Los incentivos a cultivos amigables con la biodiversidad también son muy valiosos, como lo pueden ser los impuestos sobre aquellos productos ambientalmente más costosos (como la carne).

La sociedad también puede apoyar la causa. Cualquier esfuerzo, por pequeño que sea, puede sumarse y lograr un gran impacto positivo.

Debemos reducir nuestro consumo. Aunque no lo notemos, la energía, el transporte, los alimentos y bebidas, la vivienda, incluidos los muebles y electrodomésticos de nuestras casas, demandan directa o indirectamente muchos recursos forestales