Por lo que hemos visto hasta ahora, la economía circular abarca una larga lista de conceptos, que van desde el diseño, a la producción, pasando por el consumo, la jerarquía multierre y el uso de recursos renovables, todo ello encaminado a que consigamos borrar de nuestro vocabulario las palabras basura, desecho o desperdicio.
Entendemos por economía circular aquella economía restauradora en todo el ciclo de vida de productos y servicios, donde asimilamos los residuos como nuevos recursos, teniendo presente que el modelo circular distingue entre el ciclo técnico (Tecnosfera) y el biológico (Biosfera).
Este planteamiento de ciclos separados y complementarios supone que todos los materiales y productos pueden verse como depósitos temporales de materias o nutrientes que posteriormente se van a convertir en insumos de procesos que van a dar lugar a nuevos productos o bienes.
Con estas ideas en la mente podemos enunciar un decálogo de ideas o ejes de actuación que pueden vertebrar el cambio de un modelo lineal, basado en fabricar – usar – tirar, a otro circular y responsable con nuestro entorno.
Vamos con las 10 que hemos elegido:
- Avanzar en la reducción en el empleo de recursos naturales no renovables, reutilizando en el ciclo de producción los materiales contenidos en los residuos como materias primas, siempre y cuando no se ponga en peligro la salud de las personas y del entorno ambiental.
- Impulsar el análisis del ciclo de vida de los productos (ACV) y la incorporación de criterios de diseño circular, reduciendo la introducción de sustancias perjudiciales en su fabricación, facilitando la adecuada separación de los bienes producidos, prolongando su vida útil y posibilitando su valorización al final de ésta.
- Favorecer la aplicación efectiva de la jeraquía multierre de los residuos, promoviendo la prevención de su generación, fomentando la reutilización, fortaleciendo el reciclado y favoreciendo su trazabilidad.
- Promover pautas que incrementen la innovación y la ecoeficiencia de los procesos productivos, mediante la adopción de medidas como la implantación de sistemas de gestión ambiental.
- Promover formas innovadoras de consumo sostenible, que incluyan productos y servicios ecointeligentes, así como el uso de infraestructuras y servicios digitales.
- Promover un modelo de consumo responsable, basado en la transparencia de la información sobre las características de los bienes y servicios, su duración y eficiencia energética, mediante el empleo de medidas como el uso de la ecoetiqueta.
- Facilitar y promover la creación de los cauces adecuados para facilitar el intercambio de información y la coordinación con las administraciones, la comunidad científica y tecnológica y los agentes económicos y sociales, de manera que se creen sinergias que favorezcan la transición.
- Difundir la importancia de avanzar desde el modelo lineal hacia una economía circular, fomentando la transparencia de los procesos, la concienciación y sensibilización de la ciudadanía.
- Fomentar el uso de indicadores comunes, transparentes y accesibles que permitan conocer el grado de implantación efectiva de la economía circular.
- Promover la incorporación de indicadores del impacto social y ambiental derivados del funcionamiento de las empresas, para poder evaluar más allá de los beneficios económicos que se generen en las mismas, como consecuencia de un compromiso real con la economía circular.
Finalmente indicar que estas acciones que proponemos tienen como objetivo orientar tanto a entidades, empresas como agentes económicos y sociales en la tan necesaria transición hacia un nuevo marco de referencia económico y productivo que sea sostenible y responsable.
Este nuevo modelo debe estar basado en la descarbonización de la economía, en el mencionado abandono del modelo económico lineal y en la protección y recuperación del capital natural, acciones clave e interrelacionadas para la consecución de la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible(ODS).
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