En el año 1939 el naturalista y explorador Adolph Murie se adentró en los alrededores del monte McKinley (rebautizado ahora como Denali) y pasó dos años siguiendo a pie a una manada de lobos. Con la publicación del libro "Los lobos del monte McKinley", Murie se convirtió en el primer biólogo en estudiar a estos animales en su entorno natural y en descubrir muchos detalles sobre su comportamiento, como el hecho de que se alimentaran de ratones. Entre sus notas aún se conservan los dibujos de los ejemplares de la manada de East Fork, a los que bautizaba con nombres como "el dandi", "el ladrón enmascarado" o "el abuelo".
La mayoría de los animales han sido abatidos por disparos o trampas de los cazadores
Durante los siguientes 70 años, los biólogos siguieron estudiando a aquel grupo de animales, hasta el punto de que se considera el grupo animal mejor documentado, con permiso de los chimpancés de Jane Goodall. Durante este tiempo, los lobos de East Fork no solo llamaban la atención de los científicos; cientos de turistas se los encontraban y fotografiaban en los alrededores del Parque Nacional de Denali, por donde vagaron en libertad durante generaciones. Pero ahora, según informan The Guardian y The Washington Post, el cuaderno de campo de los biólogos registrará una última y triste anotación: todos los lobos de la manada han sido exterminados.
El último macho de la manada - provisto de un collar de monitorización - fue encontrado muerto en mayo tras caer abatido por los cazadores. Y los biólogos del parque informan ahora de que no hay rastro de la hembra y sus cachorros - los tres últimos miembros del grupo- y tiene pocas esperanzas de encontrarlos con vida, ya que la madriguera donde estaban está ahora ocupada por puercoespines.
El declive de la manada de East Fork ha sido rápido y con causas conocidas. En 2013 contaba con 9 miembros y era uno de los nueve grupos documentados y monitorizados en el parque. En otoño de 2014 el grupo llegó a aumentar hasta 17 miembros, pero desde aquel momento comenzó una persecución que ha terminado con su desaparición. La mayoría (un 75%) han sido abatidos por disparos o trampas de los cazadores, mientras que el resto murió por accidentes o causas naturales. La noticia ha reabierto la controversia sobre las leyes aprobadas por el Estado que permiten cazar lobos y otros grandes depredadores como osos en las zonas protegidas. Las cifras hablan por sí solas: la población de lobos del parque, por ejemplo, es ahora la mitad que en el año 2000 y el número de visitantes que aseguran haber visto uno de estos animales cayó en 2015 al 5%, mientras que en 2010 era del 45%.
La caza de depredadores en Alaska quedará restringida salvo circunstancias excepcionales
El Servicio Nacional de Vida salvaje y Pesca de EE.UU. estableció el pasado viernes que la caza de depredadores en Alaska quedará restringida salvo circunstancias excepcionales. La medida intenta detener la escalada de muertes provocada desde que en 2002 el republicano Frank Murkowski fuera elegido gobernador y dejara libertad de acción a los cazadores. La medida permitió prácticas como matar a osas y sus crías desde helicópteros y perseguir a lobos y coyotes durante los periodos de reproducción. El argumento era que el negocio de la caza generaba una actividad económica de 78 millones de dólares y más de 2.000 empleos al año. Ahora, los excesos de los cazadores han provocado la prohibición. Lamentablemente, para el grupo de lobos de East Fork la medida llega tarde.
Un grupo de lobos en el parque de Denali - Imagen Sandy Brown Jensen (Flickr, CC)
Referencias: Long-studied Alaskan wolf pack may be dead after years of aggressive hunting (The Guardian) | Storied Alaska wolf pack beloved for decades has vanished, thanks to hunting (The Washington Post) | Imagen: Sandy Brown Jensen (Flickr, CC)
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