El entorno en el que se encuentran los niños influye en su aprendizaje. La presencia de ruidos de fondo en el hogar o en el centro educativo –desde los coches que van y vienen en la calle, una televisión puesta o las charlas de los adultos en la misma sala– puede provocar que a los niños les resulte más difícil aprender palabras nuevas. Es lo que se desprende de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos) y recientemente publicado por la revista Child Development.
"Aprender palabras nuevas es una habilidad importante que proporciona una base para la habilidad de los niños a la hora de conseguir logros académicos", destacaba en un comunicado Brianna McMillan, estudiante de un doctorado en Psicología de esta universidad y coautora del estudio.
"Las casas de hoy en día están llenas de distracciones ruidosas como la televisión, la radio y gente hablando y eso puede afectar a cómo aprenden los niños de edades tempranas palabras nuevas. Los adultos deben ser conscientes del nivel sonoro que hay en el ambiente cuando están intentando interactuar con los pequeños", añade McMillan.
A la hora de realizar los dos primeros experimentos en los que después se basó este estudio, los investigadores recrearon dos ambientes: uno tranquilo y silencioso y otro en el que intentaron imitar el entorno ruidoso al que cada día se somete a los pequeños tanto en casa como en la escuela. Había además dos franjas de edad: 40 niños de entre 22 y 24 meses y otros 40 de entre 28 y 30 meses. Todos ellos escucharon frases en las que aparecían dos palabras desconocidas para ellos; y después les mostraron los objetos que se correspondían con esas nuevas palabras, para poner a prueba su capacidad a la hora de recordar esos vocablos. Solo los niños que habían realizado la prueba en un entorno de calma –tanto entre aquellos más pequeños como entre los más mayores– lograron retener con éxito esas nuevas palabras.
En otro de los experimentos realizados, los científicos expusieron a otros 26 niños a dos palabras en un entorno tranquilo. A continuación, en el mismo entorno ruidoso de los dos tests anteriores, los pequeños aprendieron el significado de estas dos nuevas palabras y de otras dos nuevas. Solo lograron retener las dos primeras palabras (aquellas que habían escuchado en un ambiente tranquilo), así como su significado, aunque este se les hubiera dado a conocer en un lugar con ruido.
La conclusión a la que se llegó es que “escuchar palabras nuevas en un discurso fluido y sin demasiado ruido de fondo antes de intentar aprender con qué objetos se corresponden esas palabras puede ayudar a los pequeños a dominar vocabulario nuevo”, explicaba Jenny Saffran, coautora del estudio. “Pero cuando ese entorno es ruidoso, llamar la atención de los niños sobre los sonidos de la nueva palabra también puede resultar de utilidad”, añadió.
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