Un equipo científico internacional ha localizado el origen del desconcertante aumento de un gas que destruye la capa de ozono descubierto el año pasado. Según la investigación que publican hoy en la revista Nature , el triclorofluorometano (CFC-11) procede principalmente de Shandong y Hebei dos regiones del noreste de China, y en menor medida de la zona de Shanghái.
Aunque la producción de CFC-11 está prohibida desde el 2010 por el Protocolo de Montreal –el acuerdo internacional para proteger la capa de ozono-, en mayo de 2018 trascendió que las emisiones de este gas se han reanudado desde el 2012. Los primeros indicios, basados en mediciones realizadas desde Hawai, sugerían que la fuente más probable de las emisiones se encontraba en el este de Asia, aunque no permitían precisar dónde exactamente.
La nueva investigación, en la que han sumado esfuerzos investigadores de Japón, Corea del Sur, EE.UU, el Reino Unido, Suiza y Australia, ha desenmascarado ahora dónde están los principales infractores. Basándose en registros de las concentraciones de CFC-11 en el aire detectadas en Corea y Japón, y analizándolos con modelos informáticos de circulación atmosférica, han deducido que los principales focos de emisión de CFC-11 en el mundo se encuentran en el noreste de China.
Detectives del medio ambiente
La investigación se ha basado en registros de las concentraciones de CFC-11 en el aire y en modelos informáticos de circulación atmosférica
Concretamente, desde allí se han emitido por lo menos unas 7.000 toneladas anuales más de CFC-11 en el periodo 2014-2017 que en el periodo 2008-2012. Esto representa más de la mitad de las 13.000 toneladas anuales de incremento detectadas en todo el mundo por el Experimento Global Avanzado de Gases Atmosféricos (AGAGE, por sus iniciales en inglés).
Los investigadores advierten que las estimaciones que han realizado tienen un margen de incertidumbre y que “la proporción del aumento global de emisiones atribuido a China continental puede ser significativamente mayor”, según escriben en Nature. Una posibilidad alternativa es que los otros 6.000 millones de toneladas anuales procedan de regiones que aún no están bien monitorizadas por la red AGAGE en Asia, África o Sudamérica.
Antes de que se prohibiera su uso, el CFC-11 se utilizaba principalmente para crear materiales aislantes aprovechando sus propiedades como agente espumante. Se utilizaba principalmente en construcción de edificios y en producción de neveras. Su capacidad dea crear agujeros en productos de espuna hizo que se utilizara también en la producción de almohadas y asientos de coche.
Usos principales
El CFC-11 su utiliza sobre todo para crear materiales aislantes para edificios y neveras
La investigación no identifica los lugares donde se produce el CFC-11 sino probablemente el lugar donde se utiliza. “Una fábrica que venda CFC-11 querrá minimizar sus emisiones” dado que son ilegales, declara por correo electrónico Luke Western, coautor de la investigación, de la Universidad de Bristol (Reino Unido). “En cambio, es posible emitir grandes cantidades cuando se utiliza para crear espumas”.
Los investigadores confían en que “este estudio aporte información valiosa a las autoridades chinas para ayudarlas a hacer cumplir la ley”, añade Sunyoung Park, de la Universidad Nacional Kyuongpook en Corea del Sur y también coautor de la unvestigación, en otro correo electrónico. Dieciséis empresas que producían CFC-11 ilegalmente han sido identificadas por las autoridades chinas desde 2012, lo que ha permitido desmantelar las fábricas e imponer multas, informa el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas en un documento publicado el 3 de mayo.
Acuerdo internacional
El Protocolo de Montreal prevé que la capa de ozono esté totalmente recuperada en 2050, pero las emisiones ilegales lo pueden retrasar
Según Luke Western, “el resultado más positivo de nuestra investigación es que ayudará a los científicos trabajar con los gobiernos para garantizar que puedan tomar medidas contra las personas o empresas que producen sustancias prohibidas por el Protocolo de Montreal”.
Firmado por 193 países en 1987, el Protocolo de Montreal fijaba un calendario para eliminar las emisiones de gases que destruyen la capa de ozono. La previsión inicial era que la capa de ozono, que protege la biosfera de la radiación solar ultravioleta, quedara completamente restituida en 2050.
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