Hace un año y medio, en medio del invierno antártico, las imágenes por satélite del continente helado revelaron algo sorprendente: un enorme agujero en medio del hielo marino de la Antártida que cubría varios miles de kilómetros cuadrados. Los científicos estaban fascinados y desconcertados por el fenómeno, que no se había visto a tal escala desde la década de 1970. Ahora, un equipo de investigadores cree saber su causa.
Este agujero sobre el hielo, conocido como polinia, probablemente fuese causado por un poderoso ciclón que surgió en el mar Weddell, en la Antártida, antes de viajar hacia el este al mar de Lazarev a mediados de septiembre de 2017, según un estudio publicado en Wednesday in the Journal of Geophysical Research: Atmospheres. En una era marcada por el cambio climático, esta es una información valiosa, ya que el aumento de las temperaturas podría alterar la frecuencia o la intensidad de los ciclones polares, afectando a la aparición de estas polinias y, a su vez, a la corriente de los océanos de todo el globo.
Cuando se descubrió por primera vez la polinia a mediados de septiembre, tenía una extensión de aproximadamente 6000 kilómetros cuadrados. A finales de octubre, había aumentado hasta los 50.000 kilómetros cuadrados (aproximadamente el tamaño de Irlanda) antes de que uniese con el océano tras la retirada del hielo antártico a comienzos de verano.
El agujero era, en una palabra, enorme, y provocó una sinfín de especulaciones sobre qué podría haberlo causado. La localización de la polinia, justo encima de una enorme montaña submarina conocida como la Meseta de Maud, la hizo especialmente interesante, ya que se habían visto polinias similares en esa misma misma ubicación en los años setenta.
Es probable que esto no sea una casualidad, como el autor principal del estudio, David Holland, del Instituto de Investigación de Abu Dhabi de la Universidad de Nueva York, le explicó a nuestros compañeros de Earther. La presencia de esta meseta submarina —que definió como “equivalente al Himalaya”— empuja el agua cálida, densa y salada que normalmente se queda cerca del fondo marino hacia la superficie del océano. Si una gran tormenta pasa por encima y limpia el hielo marino que lo recubre, puede hacer que este agua caliente se mezcle con el agua más fría que flota sobre el mar de Lazarev.
“Y una vez que haces eso, has alterado el flujo: el agua caliente se queda en la superficie, y tardará meses en enfriarse lo suficiente como para congelarse de nuevo, explicó Holland.
Utilizando una combinación de observaciones satelitales y modelos climáticos, el equipo de investigación dirigido por Diana Francis de la NYUAD ha determinado que la apertura de la polinia coincidió con un potente ciclón que se formó sobre la Meseta de Maud. Los investigadores creen que los vientos del ciclón empujaron el hielo lejos de su centro, creando un agujero que continuó expandiéndose en los días siguientes.
Torge Martin, meteorólogo en el Centro Helmholtz para la Investigación del Océano en Kiel, Alemania, le dijo a Earther que los autores del estudio “han hecho una valiosa contribución al explicar qué ha producido esta polinia, y tienen razón al argumentar que el componente atmosférico no se ha estudiado mucho en el pasado”.
“Esto se debe a que la condición previa del océano es esencial”, escribió Martin. “Las condiciones atmosféricas de la región pueden ser un detonante durante el invierno”.
La idea de que los ciclones pueden desencadenar estas polinias demuestra que existe la posibilidad de que aparezcan con más frecuencia en el futuro, y se espera que con el aumento de las temperaturas se intensifique la actividad de los ciclones polares. El cambio climático también está calentando los océanos, lo que podría dificultar que estas polinias se vuelvan a congelar una vez que se hayan abierto. Y merece la pena investigar esto, dijo Holland, porque la distribución del calor en los océanos debido a esa polinia, desempeña un papel importante en la circulación del agua en todo el planeta.
En otras palabras, los cambios en esta polinia podrían extenderse hacia el resto de océanos de la Tierra. Como dijo Heuzé, “todo está conectado”.
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