Comissio Verda ~ Maristes Les Corts
25 de noviembre de 2019
El reciclaje no es economía circular.
Vivimos un modelo de producción y consumo basado en fabricar, comprar, usar y tirar. Un modelo lineal que lleva al agotamiento de los recursos naturales y a un fuerte impacto por la cantidad de residuos que generamos. El reciclaje se nos ha presentado como una receta mágica, la panacea, que resuelve todos los problemas. Pero no es así.
Una vez convertidos en basura, los productos que tiramos requieren de procesos de recuperación y costosos tratamientos que permitan, parcialmente, recuperar algunos materiales y convertirlos nuevamente en materias primas. Es más, esas materias primas procedentes de nuestros residuos compiten con las extraídas directamente de la naturaleza, que suelen venir de fuentes más baratas en términos monetarios.
Ahora es el Foro Económico Mundial quien nos alerta de que
para construir una economía circular debemos descartar el reciclaje
. El reciclaje tiene sentido en una economía lineal de usar y tirar, donde los fabricantes se desentienden de las externalidades de los productos que ponen en el mercado.
Pero si queremos reducir los impactos económicos, ambientales y sociales de ese modelo y pasar a una economía circular, debemos superar esta solución de final de tubería que sólo afecta a las basuras una vez generadas.
Uno de los principales retos de la economía circular es conseguir gestionar los recursos limitados de nuestro planeta para evitar el colapso al que nos lleva el despilfarro en el que se sustenta el modelo de usar y tirar. Las prioridades deberían pasar, precisamente, por la prevención. El coste (social, económico y ambiental) de recuperar un producto y repararlo es mucho menor que el de fabricarlo nuevo desde sus residuos. En caso de que esto fuese posible: el reciclaje no siempre es económica o energéticamente viable.
El reciclaje es necesario para reducir el impacto de los residuos, pero no mantiene ni aumenta el valor de los productos fabricados y, para la buena parte de los materiales residuales, no consigue cerrar el ciclo. Necesitamos reciclar más y mejor, pero sólo como una etapa de transición a una verdadera economía circular, basada en la prevención y en la reutilización.
La economía circular no se basa en el reciclaje porque su producción se diseña para que los productos puedan reutilizarse varias veces, no para que se conviertan en residuos
. La esperanza de vida de los productos se alarga con mantenimiento, reparación, redistribución, reacondicionamiento o ciclos de remanufactura, evitando su entrada en el ciclo de reducción de valor y alto consumo de energía que supone el reciclaje.
Igualmente, el reciclaje ocurre con grandes desplazamientos de materiales a lo largo de todo el planeta que podrían prevenirse cerrando los ciclos de producción y consumo cerca de los usuarios de los productos.
Por otro lado, las políticas de producto basadas en estrategias de reutilización, redistribución o remanufactura implican incluir una variable clave en la reducción del impacto del modelo de producción: la durabilidad,
reduciendo los costes y los riesgos de producir para usar y tirar frente a planificar productos duraderos
, donde el valor se consigue en su mantenimiento a largo plazo.
La economía circular, mediante el análisis de las cadenas de suministro- se debería apartar de las actividades que devalúan los productos y los materiales, como el reciclaje, y enfocarse a la reutilización y la remanufactura que ayudan a mantener o incrementan su valor. Este enfoque aporta al mercado de trabajo empleos más sostenibles, para cuya creación no se requiere un mayor consumo de recursos, en tanto que se basan en el mantenimiento -dentro de la economía circular- de los productos que ya se han fabricado.
Así pues,
cuando pensamos en economía circular debemos evitar relacionarla con el reciclaje
y buscar modelos que permitan
aumentar el ciclo de vida de los productos
, evitando que se conviertan en residuos mediante un diseño enfocado a extraer valor alargando su vida útil. Esto permitiría
reducir el consumo de recursos y energía
necesario para fabricar productos nuevos,
desplazando mano de obra desde la extracción y el reciclaje a la reutilización y el mantenimiento de productos
, en una economía circular bien entendida con oportunidades para todos.
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