El nuevo paradigma que propone la economía circular supone la primera oportunidad de generar un cambio en la forma de producir y consumir desde la revolución industrial, buscando desvincular el crecimiento económico del consumo de recursos y el impacto ambiental asegurando una sociedad próspera bajo los límites planetarios.
Este cambio se presenta como la solución para acelerar la respuesta a los retos más urgentes a los que nos enfrentamos, representados por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus correspondientes metas, que presentan una visión holística y conectada del desarrollo sostenible.
Hablamos de una transición ambiciosa requiere la acción de los distintos grupos de interés (sector público, sector privado y consumidores, principalmente) de manera coordinada y buscando sinergias y alianzas estratégicas de alcance.
La consecución de dichos objetivos en general, y de la transformación circular en particular, requiere de un avance por parte de las empresas para integrar modelos de negocio que permitan seguir incrementando su rentabilidad y minimizando los costes de operación.
Este incentivo viene reforzado por el hecho de que diversos estudios constatan que las empresas con un mejor desempeño en sostenibilidad gozan, además, de un menor coste de capital, lo que potencia su capacidad de creación de valor.
Por el momento, dicha inversión no cumple las necesidades requeridas para dar cumplimiento a los ODS de aquí al 2030, por lo que es clave la movilización del sector privado identificando las oportunidades de negocio para reducir esta brecha.
Según el Business & Sustainable Development Commission, la consecución de los ODS podría dar lugar a unos 12 billones de dólares de crecimiento global hasta el 2030, creando 380 millones de puestos de trabajo en este camino ecointeligente.
Por otro lado, la consultora Accenture cuantifica que la transición a la economía circular puede dar lugar a un crecimiento global de 4,5 trillones de dólares hasta el 2030, mejorando la resiliencia de las economías globales.
Para conseguir desbloquear estas oportunidades de negocio para las empresas del nuevo modelo circular, es necesario construir un contexto que permita vincular las oportunidades financieras y sociales con los retos del Planeta, creando mercados que hagan rentables las materias primas secundarias (y poco rentable la extracción de materias primas vírgenes) y que potencien un crecimiento de los negocios circulares, reduciendo las ineficiencias del sistema y la cantidad de residuos generados.
Además, es necesario llevar a cabo un análisis específico sobre lo cerca que está de la circularidad de cada sector y su cadena de valor para poder avanzar más rápido, ya que los retos y las soluciones son muy distintas.
Un buen ejemplo es el avance global en la lucha contra la contaminación de plásticos desde la creación por parte de la Fundación Ellen McArthur del concepto de la Nueva Economía de Plásticos, que dio lugar a una agenda vinculada con este reto, una gobernanza a distintas escalas (como la Directiva europea para reducir los plásticos de un solo uso, entre otras) y una acción empresarial, como la Alliance to end Plastic Waste, lanzada por el WBCSD.
Finalmente, uno de los retos más apremiantes para acelerar la transición es poder llevar a cabo una medición del avance de la circularidad y la creación de un marco que permita tener un lenguaje común.
Una referencia a seguir es el avance en este sentido en acción climática, donde existen marcos comunes(Greenhouse Gas Protocol, Climate Disclosure Project –CDP- o el Task Force on Climate-related Financial Disclosures del Financial Stability Board).
Sin embargo, todavía no existe ningún marco que permita medir el progreso de las organizaciones en economía circular y compararlos a nivel global debido, entre otras cosas, a la falta de consenso en la definición de economía circular, la información disponible para reportar o la gestión interna o cultural dentro de la misma organización.
Por tanto, debemos abordar el reto de diseñar una hoja de ruta empresarial para la medida de la circularidad, yendo más allá de la eficiencia de recursos.
El objetivo es es poder traducir los datos de los flujos físicos (materias primas, agua, energía) en decisiones empresariales estratégicas asociadas a modelos de negocio circulares, midiendo además el impacto en la sostenibilidad global a través de su contribución con las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Si te interesa profundizar en este tema puedes acceder al informe de Forética titulado La medición de la Economía Circular: marcos, indicadores e impacto de la gestión empresarial, disponible en nuestro fondo documental ecointeligente.
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