¿Cómo debe cambiar el mundo para mitigar el calentamiento global? ¿Cómo serán las ciudades del futuro cuando hayamos seguido el Acuerdo de París? Luchar contra la contaminación y el cambio climático es una tarea compleja que requiere el compromiso de los estados. Pero mientras se llega a ese pacto global, algunos ciudadanos, comunidades, organizaciones y compañías han emprendido el camino que hará de nuestro planeta un entorno sostenible. No han protestado. No han esperado. Ya están en marcha y son una realidad. Son el escaparate al año 2050, el sueño de cumplir con la neutralidad de las emisiones de carbono.
Cada año, cientos de proyectos se suman a un cambio de mentalidad: el de reducir las emisiones, usar energías limpias, evitar residuos, ser respetuosos con el entorno o incluso mejorarlo. En cada Cumbre del Clima un panel independiente de expertos los evalúa y otorga una distinción. Son los Premios de las Naciones Unidas a la Acción Mundial sobre el Clima. Forman parte del programa Momentum For Change y se han entregado este martes en una ceremonia celebrada en pleno corazón de la COP25 en Madrid.
Aunque se han presentado más de 600 iniciativas, sólo 15 proyectos han obtenido el galardón y lo han hecho en cuatro categorías: mujeres por un resultado, salud planetaria, neutralidad climática y financiación para inversiones respetuosas con el clima. "Nuestros premios reconocen soluciones climáticas innovadoras y transformadoras que están ayudando a mover el mundo hacia un futuro altamente resiliente y bajo en carbono", ha señalado a EL MUNDO Sarah Marchildon, jefa de equipo del programa de la ONU Momentum For Change. Marchildon reconoce que estos proyectos no alcanzan una utopía perfecta, pero sí cumplen con unos requisitos. "Cada industria tiene su huella ambiental", ha destacado, pero todos ellos representan "la evidencia concreta del progreso hacia la sostenibilidad y su capacidad para catalizar la acción climática en sus respectivos sectores", ha recalcado.
La ceremonia la ha presentado el piloto suizo Bertrand Piccard, que dio la vuelta al mundo en globo aerostático sin escalas y cruzó el Atlántico en un avión solar, una aeronave con la que también se circunvoló la Tierra. Bertrand Piccard es nieto de Auguste Piccard (inventor del batiscafo) e hijo de Jacques Piccard (que descendió a más de 11 kilómetros en la Fosa de las Marianas). El evento contó con proyecciones narradas por los actores Edward Norton y Nikolaj Coster-Waldau (Juego de Tronos), la diseñadora Stella McCartney, el científico David Suzuki y la experta en finanzas Rachel Kyte.
Cambiar todas las bombillas de la casa por otras más eficientes y respetuosas con el medio ambiente es una tarea asequible para nuestros hogares. Instalar paneles solares, no obstante, puede salir caro. A la larga, supondría un ahorro de energía muy rentable, pero no todas las personas disponen de los medios para hacerlo, sobre todo las que viven en Bangladesh, India o Nepal y carecen de recursos. Allí, la asociación Mahila Housing Sewa Trust (MHT) se ha aliado con las mujeres para hacer estos cambios.
MHT las ha elegido a ellas para formarlas y crear una red de distribución de energía verde, instalar techos modulares y reflectantes, recolectar agua de lluvia y ahorrar en este recurso con grifos que incluyen rociadores. En sus veranos secos ya aprovechan un 32% más de agua y han gastado en electricidad 600.000 euros menos. Las mujeres de 25.000 familias ya están más preparadas para afrontar olas de calor, inundaciones, escasez de agua y enfermedades ligadas a su suministro.
En África, las campeonas de la sostenibilidad pertenecen a la asociación CAMFED, que apuesta también por la educación femenina para capacitar a las mujeres jóvenes de poblaciones agrícolas pobres del África subsahariana, convirtiéndolas en verdaderas guías agrónomas por el bien de sus comunidades.
Una mujer es también la responsable de obtener otras formas de energía y de que en Israel y Gibraltar las olas del mar sean algo más que un elemento del paisaje. Es Inna Braverman, una de las mujeres más influyentes del mundo según la revista Wired. Braverman es la cofundadora de Eco Wave Power(EWP), una empresa pionera en energía undimotriz, la que aprovecha el movimiento de las olas para generar electricidad. Extraerla de las olas es difícil, por lo que aún existen pocas empresas de este tipo. Se trata de un mercado innovador y prometedor. El Consejo Mundial de Energía predice que las olas podrían generar el doble de la electricidad que el mundo produce actualmente.
EWP también funciona en Reino Unido, Portugal, Italia, Australia y México. Aunque de momento no operan en España, sí les gustaría hacerlo. "Definitivamente estamos muy interesados en desarrollar proyectos en España, que tiene una gran fuente de energía de olas", ha afirmado a este periódico Inna Braverman. Es cierto que costa no nos falta y que las olas las hay todos los días. La pelota está, en realidad, sobre nuestro tejado, ya que para que sea una realidad nuestro país debe dar un paso. "Para poder promoverlo, el Gobierno español debe establecer políticas adecuadas para la implementación de la energía de las olas, así como establecer una tarifa de alimentación para esta fuente de energía renovable", ha explicado Braverman.
Desde Estados Unidos, un proyecto apela a los sentimientos. Es el de Mothers Out Front, un movimiento de 24.000 madres que un día se dieron cuenta de que la belleza de la naturaleza que ellas habían conocido podría no existir en el futuro de sus hijos. Estas mujeres se han movilizado desde su maternidad para que los niños del mañana puedan disfrutar de un clima y un planeta en el que se pueda vivir.
CUIDAR LA SALUD DEL PLANETA
En Dominica, la isla caribeña de las Antillas Menores, los huracanes no han apagado la luz de Electricistas Sin Fronteras, una ONG francesa que lleva la energía solar a seis centros de salud. La idea de esta organización es que ante un desastre natural (como el huracán María que sufrieron en 2017), estos edificios puedan seguir funcionando a base de kits fotovoltaicos independientes de la red eléctrica. Además, el proyecto quiere volcar los excedentes de energía a la red nacional para abaratar los costes a sus ciudadanos. Su modelo, que se va a instalar en otras infraestructuras de la isla, podría aplicarse en cualquier punto del planeta. De hecho, en su informe de 2018, la entidad ha publicado 129 acciones en 38 países.
"Casi mil millones de personas no tienen acceso a la electricidad en el mundo", ha comentado a este medio Solène Vergerolle, representante de la ONG. "Electricistas Sin Fronteras se fundó hace más de 30 años, por iniciativa de una docena de empleados del sector eléctrico que deseaban poner sus conocimientos al servicio de proyectos de solidaridad internacional de acceso a la electricidad", ha mencionado Vergerolle. Esta entidad ayuda a "satisfacer las necesidades básicas -agua y electricidad- de las personas que viven en zonas rurales aisladas, a menudo muy pobres y entre las más amenazadas por los efectos del calentamiento global o los desastres humanitarios", ha añadido. Dominica, que es apenas responsable de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, es, sin embargo, uno de los lugares del mundo más afectados por el cambio climático.
Pero si Dominica puede presumir de contaminar poco, China podría avergonzarse de todo lo contrario, ya que es el mayor productor de gases de efecto invernadero del mundo, con un 26% de las emisiones totales. El gobierno del gigante asiático, aunque es opaco a la hora de mostrar los datos, se ha comprometido a reducir las emisiones y a actualizar sus compromisos. Para ello cuenta con empresas tecnológicas que apuestan por luchar contra la contaminación. Con ellas y con 122 millones de árboles que ayudarán a la lucha contra el cambio climático. Los ha plantado Alipay ant Forest, una aplicación que usan 870 millones de personas como plataforma de pago por teléfono y estilo de vida bajo en carbono. Ya es más grande que Paypal y pertenece a los grupos empresariales Alibaba y Ant Financial Services.
Para transformar compras en árboles, la aplicación recompensa a sus usuarios con "puntos de energía verde" que otorga cada vez que dan un paso para reducir sus emisiones, como ir en bicicleta al trabajo, hacer transacciones sin papel o consumir productos sostenibles. Los puntos se convierten en árboles virtuales que luego Alipay planta de verdad con la ayuda de ONG locales o usa el conteo para proteger un área de conservación.
Y de los árboles, la ONU ha pasado a las verduras. Gante, al noroeste de Bélgica, es la ciudad con más restaurantes vegetarianos de Europa. De allí es otro de los proyectos premiados en esta COP25: Ghent en garde (Gante en guardia), cuyo éxito se basa en no desperdiciar comida y que llegue a los más necesitados. En los últimos dos años han redistribuido más de 1.000 toneladas de alimentos excedentes a 57.000 personas sin recursos y llevado su filosofía de consumo alimentario responsable y sostenible a toda la ciudad.
Los jueves es el día vegetariano. Todos los días, los huertos urbanos y agricultores locales distribuyen sus productos a tiendas de ultramarinos de barrio, restaurantes y a toda una plataforma logística que promueve cadenas de suministro cortas y de alimentos frescos, como frutas y verduras. La iniciativa organiza talleres para familias y vela por que en los comedores escolares la nutrición sea saludable y cueste tan sólo 1.
En el terreno de la restauración y también en la categoría que vela por la salud de nuestro entorno, la ONU también ha reconocido la labor de Impossible Foods, una compañía que ha creado todo un universo culinario vegetal alternativo a la carne.
Trazar la huella de carbono que dejamos cada día no es tarea fácil. Para cumplir con el acuerdo de París y reducir las emisiones, es imprescindible saber dónde y cuánto contaminamos. No se trata sólo de medir los gases que salen por la chimenea de una compañía energética o lo que contamina el tráfico urbano. Coger un avión, comprar productos de importación en grandes almacenes, renovar constantemente nuestro vestuario para seguir la moda o hacer que nos traigan a casa objetos que adquirimos por internet son acciones que tienen, en mayor o menor medida, un impacto en el medio ambiente.
En realidad, todo lo que hacemos desde que nos levantamos hasta que acabamos el día lo tiene. Entenderlo y minimizarlo es el objetivo de los proyectos galardonados en neutralidad climática, que hacen un recuento de emisiones para reducir CO2 en cualquiera de los niveles de una empresa que manufactura un producto que llega a un consumidor final.
En Suecia, Noruega, Dinamarca y Polonia, MAX Burgers incluye en sus menús una etiqueta de CO2 que te permite entender el impacto climático de su comida. En Brasil, el grupo de cosmética Natura ha calculado y reducido un 30% las emisiones de toda su cadena de fabricación y distribución. En India, la compañía tecnológica Infosys está comprometida y avanza para cumplir con la carbononeutralidad. Y en EEUU, la todopoderosa Apple ya utiliza energía renovable al 100% en sus oficinas, tiendas minoristas y centros de datos en 43 países.
Todos los proyectos parten de una idea que para implementarse necesita inversión. Este es el aspecto más delicado de la lucha contra el cambio climático, que podría dejar atrás a los más desfavorecidos. La región canadiense de Québec lo tiene muy claro y ha financiado con 20,3 millones de euros a países en desarrollo a través de su Programa Internacional de Cooperación Climática. Este dinero procede del propio mercado de carbono de la provincia y ha llegado a 13 países de África y el Caribe para desarrollar 23 propuestas para adaptarse al cambio climático o reducir emisiones, apoyadas por ONG locales, empresas y centros de investigación.
En el sur y sureste asiático Impact Investment Exchange ha promovido un sistema de microcréditos que ayuda a dos millones de mujeres con 140 millones de euros para que puedan llevar medios de vida sostenibles y sus comunidades se adapten a un clima cambiante. En Zambia la ayuda para el acceso a la energía limpia ha llegado de la mano de Beyond the Grid Fund for Zambia, que junto con el gobierno del país establece las normas empresariales que siguen las compañías que operan fuera de la red eléctrica.
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