Las reducciones significativas en las emisiones humanas de gases de efecto invernadero podrían tomar décadas hasta desembocar en cambios detectables de las temperaturas globales en la superficie terrestre. Es una de las principales conclusiones un nuevo estudio titulado Delayed emergence of a global temperature response after emission mitigation que se publica esta semana en la revista Nature Communications. Los resultados sugieren que la mitigación del Cambio Climático exige un compromiso a largo plazo, ya que no se pueden esperar efectos a corto plazo.
Si bien se acepta ampliamente que las reducciones en las emisiones antropogénicas son necesarias para mitigar el calentamiento global, la escala de tiempo durante la cual pueden ocurrir cambios atmosféricos no está clara. En los debates públicos a veces se supone que las reducciones afectarán rápidamente el calentamiento global, sin embargo, nada más lejos de la realidad, el sistema climático se caracteriza por una fuerte inercia y ruido intrínseco, es decir, a corto plazo no cabría espera una respuesta, por muy abruptos que pudieran resultar los cambios realizados. Y aunque este tema ha sido discutido en numerosos estudios previos sobre el posible efecto de la mitigación de gases como el de dióxido de carbono, la respuesta a otras emisiones humanas es menos conocida.
En este sentido, el equipo dirigido por Bjørn Samset, del Centro Internacional para la Invetigación sobre el Clima -CICERO- estudió los efectos de las reducciones abruptas en varios tipos de emisiones como el CO2, el metano y carbono negro. Según los escenarios de reducción de emisiones idealizados en los modelos, los investigadores descubrieron que para muchas emisiones, entre las que se incluyen CO2, metano, óxido nitroso y diferentes aerosoles, tomaría décadas hasta que se pueda detectar una reducción estadísticamente medible en la temperatura global de la superficie. Los autores señalan que: "estos tempos no pueden interpretarse como predicciones, sin embargo pueden proporcionar una buena idea y servir de orientación sobre las escalas temporales en las que los cambios serán detectables, a pesar del ruido interno del sistema climático.
Samset y los suyos concluyen que la ausencia de respuestas de la temperatura global a corto plazo a la mitigación no debería ser un argumento en contra de la realización de estos esfuerzos, ya que necesitan tiempo para ser efectivos. A contrario, esto ha de tomarse como una muestra más de cuan necesaria se hace una presta y contundente respuesta.
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