27 de julio de 2020

Siberia arde, el mundo tiembla

  
Después del vertido de crudo que a finales de mayo provocó un desastre medioambiental cerca de la ciudad de Norilsk, en el Ártico, una oleada de incendios está azotando algunas regiones de Siberia como nunca antes había ocurrido. Ambos fenómenos están provocados por el inusual y prolongado aumento de las temperaturas en esta parte del mundo. Los científicos anticipan que el calentamiento se acelerará y los economistas, que provocará grandes dolores de cabeza a Rusia. La ONU advierte de las consecuencias globales.
Entre enero y junio, la temperatura en Siberia ha sido cinco grados centígrados superior a la media, y en junio se registraron 10 grados más de lo normal en algunas zonas.
Este calor prolongado no sólo está produciendo numerosos incendios forestales, sino también un mayor deshielo del permafrost (la capa de tierra permanentemente congelada), lo que puede provocar daños en las infraestructuras. El norte de Siberia no está muy poblado, pero es el territorio donde se instalan las principales empresas energéticas rusas, que pueden, según un reciente estudio, ser las más afectadas en el futuro.
“El calentamiento es más rápido en latitudes altas en comparación con la media del planeta, debido a la llamada amplificación polar. Existen varias hipótesis sobre por qué existe: desde el hecho de que es solo un accidente (algo poco probable) hasta la acción de varios circuitos de retroalimentación (en primer lugar, el hielo derritiéndose en el Ártico). Como consecuencia, el calentamiento en Rusia se produce aproximadamente dos veces más rápido que la media mundial”, explica a La Vanguardia Alexánder Chernokulski, investigador principal del Instituto de Física Atmosférica de la Academia de Ciencias de Rusia.

Los científicos anticipan que el calentamiento se acelerará y los economistas, que provocará grandes dolores de cabeza a Rusia

Alexéi Kokorin, director del programa Clima y Energía de WWF Rusia añade por teléfono que “al calentarse el Ártico se produce un intercambio de masas de aire, de norte a sur y de sur a norte. La invasión de aire del sur hacia la región de Yakutia es el fenómeno que estamos viendo ahora en Siberia. Había ocurrido antes, pero ahora es más frecuente y más intenso”.
También han reaccionado las Naciones Unidas a través de laOrganización Meteorológica Mundial. “El Ártico se está calentando dos veces más rápido que el planeta en promedio, lo que afecta la vida de las personas, los ecosistemas y tiene consecuencias globales”, dijo el viernes su secretario general, el finlandés Petteri Taalas. La portavoz de la agencia, Clare Nullis, dijo en Ginebra que lo que sucede en Siberia es “verdaderamente excepcional”. “Ha hecho más calor que en muchas partes de Florida y California”, precisó. Nullis también señaló que se está observando una rápida reducción de la capa de hielo a lo largo de la costa ártica de Rusia.
Un ejemplo de ese salto de los termómetros se dio de Verjoyansk, una ciudad de la región de Yakutia donde el 20 de junio hubo unos “inimaginables” 38 grados. La cota es significativa, porque Verjoyansk se encuentra al norte del Círculo Polar Ártico y en invierno roza los 50 grados bajo cero. Es el único lugar del mundo más frío que la Antártida y en una ocasión llegó a marcar 67,8 grados bajo cero.
“La tendencia es que la temperatura del planeta aumente. Y esos picos serán cada vez más frecuentes. En 2010, por ejemplo, ese pico se registró en la parte europea de Rusia”, dice Vasili Yáblokov, responsable de la sección de Clima de Greenpeace Rusia, refiriéndose a un año en el que se hicieron icónicas las imágenes de Moscú cubierta de humo.
“Como consecuencia inmediata, los meses de calor están aumentando, lo que se traduce en catastróficos incendios”, apunta Yáblokov. Estos se han multiplicado al menos por tres desde junio, según los expertos. Las regiones más afectadas son la república Sajá (o Yakutia), el krai de Krasnoyarsk, y las provincias de Irkutsk y el Amur.
El pasado 22 de julio el Servicio Aéreo de Protección de los Bosques registró 131 incendios forestales activos.Los bomberos se encargaron de apagar 82 de ellos. Pero el resto se encontraba en zonas muy remotas y difíciles de alcanzar.

Aceleración

El calentamiento en el Ártico y en Rusia va el doble de rápido que en el resto del mundo

“Este año la ola de incendios se está produciendo más al norte que en años anteriores. Han llegado al borde del Círculo Polar”, explica Kokorin. “Es un fenómeno extraño que hemos observado hasta en el nuevo Parque Nacional de Kytalik, al norte de Yakutia, donde hay tundra y musgo”. Basándose en imágenes de satélite, la Organización Metorológica Mundial señaló el viernes que la frontera de los incendios “más septentrionales” está ahora a menos de ocho kilómetros del océano Ártico.
El día que más incendios se han detectado este año fue el 8 de julio, con 300 en los bosques siberianos (taiga). Hasta el lunes pasado se habían quemado 1,62 millones de hectáreas, según la Agencia Forestal de Rusia.
Vasili Yáblokov cree que el Gobierno ruso no está haciendo lo suficiente para evitar estas catástrofes. “Hace tiempo que sabemos que el calentamiento global existe. ¿Qué hay que hacer, entonces? Lo primero es poner medios para adaptarse al cambio climático, porque ya se conoce que año tras año la situación respecto a los incendios va empeorando. Lo que tiene que hacer el Gobierno antes que nada es aumentar la financiación para la protección de los bosques, aumentar la cantidad de maquinaria y de personal”, asegura en conversación con La Vanguardia .
Un reciente estudio científico internacional, liderado por la Met Office (el Servicio Meteorológico del Reino Unido), ha llevado a cabo simulaciones de temperaturas por ordenador tomando como base el clima actual, con un grado centígrado superior al de la era preindustrial, y ha concluido que sin la intervención humana estos picos de calor se habrían producido menos de una vez cada 80.000 años.
Pero lo que asombra a los científicos es por qué el pico actual está durando tanto. “Es muy probable que este aumento anómalo de la temperatura está asociado al calentamiento global, ya que la probabilidad de que se produjese sin él es insignificante. Lo extraño es que esta anomalía está durando más de seis meses”, señala el investigador Alexánder Chernokulski. Aunque menos acuciante que los incendios, otra consecuencia de estas altas temperaturas es el deshielo del permafrost.
Según Kokorin, el mayor impacto en el permafrost se prevé para el siglo que viene. Pero ya está empezando a suponer problemas económicos y ecológicos.

Verjoyansk en verano

El punto más frío de la Tierra fuera de la Antártida ha registrado 38 grados positivos

De hecho, el derrame de más de 20.000 toneladas de combustible de un depósito de Nornickel, el mayor productor del mundo de níquel y paladio, cerca de la ciudad ártica de Norilsk, se atribuyó oficialmente a que los pilares que lo sujetaban se desplomaron cuando el permafrost se derritió.
“Si el calentamiento continúa al ritmo actual, accidentes parecidos se repetirán en formas cada vez más catastróficas”, advirtió Alexánder Fiódorov, subdirector del Instituto del Permafrost Mélnikov, en Yakutsk, la capital de Yakutia.
Otras empresas energéticas rusas como GazpromNovatek Alrosa, se verán afectadas económicamente por este fenómeno, apunta Morgan Stanley en un informe publicado en Rusia esta semana por el diario financiero Védomosti . “El cambio climático en áreas de permafrost, lo que en Rusia representa aproximadamente le 60 % de su territorio, reduce la estabilidad del suelo y crea riesgos para las infraestructuras”, dice el documento.
Rusia tiene una gran dependencia de los recursos de la región Ártica, especialmente petróleo y gas. Alrededor del 90 % del gas y los diamantes de Rusia, el 30 % del petróleo y todas sus reservas de paladio, según Morgan Stanley, se producen en áreas cubiertas por una fina capa de permafrost. Eso indica que podrían sentir el impacto próximamente.
El deshielo del permafrost no hace más que añadir otro obstáculo a la lucha global contra el cambio climático. “Es sólo la parte más superficial la que se está derritiendo. Pero eso implica la emisión a la atmósfera de dióxido de carbono y metano (gas de efecto invernadero), lo que acelera el cambio climático y terminará afectando, no sólo a esta región, sino a todo el planeta”, asegura desde Greenpeace Rusia Vasili Yáblokov.
Rusia es el cuarto país que más gases de efecto invernadero emite, después de Estados UnidosIndia China. Aunque Moscú ratificó el acuerdo climático de París del 2015, no tiene que recortar emisiones, ya que sus niveles son aún inferiores a los de 1990, cuando en tiempos de la URSS la economía estaba fuertemente industrializada.

Osos polares, renos y aves en peligro

El cambio climático, con la desaparición de la capa de hielo ártica, los incendios y el deshielo del permafrost, también está afectando en Rusia a la fauna salvaje, especialmente en el Ártico. Los ecologistas consultados ponen varios ejemplos. “La desaparición del hielo en la primavera ártica es tan rápida que los osos polares no pueden comprender lo que ocurre. Los que pueden seguir el proceso de deshielo y mantenerse al borde del hielo, siempre encontrarán focas y peces para alimentarse. Pero la mayoría de los osos se quedan atrapados en la costa del continente. Pueden cazar pequeñas morsas y otros animales. Pero es más fácil acercarse a las poblaciones y buscar en los basureros, lo que provoca un conflicto con los humanos”, explica Alexéi Kokorin, director del programa Clima y Energía de WWF Rusia. Un caso muy mediático fue lo ocurrido en febrero del 2019 en Nueva Zembla, un archipiélago entre el mar de Barents y el mar de Kara, en el Ártico, cuando un grupo de osos polares rondaron durante meses el municipio de Belushia Gubá, creando inquietud entre sus 2.400 habitantes. 
“Con los incendios, el grupo de animales que se encuentran más en peligro son las aves. El motivo es que, además de su hábitat, se transforma su fuente de alimentación. Por ejemplo hay menos peces. Y esta circunstancia les obliga a emigrar. Otro ejemplo muy concreto es el de los renos. Este año se ha derretido la capa de hielo en el mar Blanco junto a la península de Kola, lo que ha eliminado un paso natural y tradicional en su migración anual”, apunta Vasili Yáblokov, responsable de la sección de Clima de Greenpeace Rusia.

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