Aníbal de la Beldad / Ciudad Real, 10 dic (EFE).- El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel necesitaría que los acuíferos que lo abastecen de agua recuperaran 1.420 hectómetros cúbicos (hm3), o lo que serían 1.420 estadios Santiago Bernabéu llenos de agua, para volver a “resucitar” y ser de nuevo el espacio natural que era en los años 80.
Así se desprende del último informe sobre la evolución que han sufrido en los últimos cuarenta años los tres acuíferos que se encuentran en la zona central de la Cuenca del Alto Guadiana, que cada año elabora el Instituto Geológico Minero de España (IGME).
Este informe, al que ha tenido acceso Efe, analiza la evolución de estos acuíferos, ahora conocidos con el nombre de masas de agua subterránea, desde los años 80 hasta el año 2020.
Agua subterránea y riegos
El informe toma como referencia el año 1980, momento en el que, aunque ya se producía en La Mancha Húmeda un aprovechamiento notable de agua subterránea para el riego del cultivo, todavía se mantenía el esquema natural de flujo de estos acuíferos, que permitía que los Ojos del río Guadiana, los Ojos del río Gigüela y los cauces de ambos ríos, inundaran de forma natural el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.
Un cálculo aproximado del volumen de agua almacenado en el ámbito territorial de las tres masas centrales de agua de la Cuenca del Alto Guadiana, Mancha Occidental I, Mancha Occidental II y Rus-Valdelobos, permite estimar que entre el periodo 1980-2020 se ha producido un vaciado de agua de unos 1.420 hm3, que equivalen a un descenso medio en estos 40 años de unos 11,5 metros del nivel del agua bajo la superficie de la tierra.
Sólo en el último año, el vaciado que se habría registrado en estas tres masas de agua subterráneas, que en su conjunto eran conocidas como el Acuífero 23, sería de 185 hm3.
Informe del IGME
El IGME, en este informe, compara los datos del estado de los acuíferos desde cuando los Ojos del Guadiana aún manaban agua con datos tomados en 2009, año en el que los niveles de los acuíferos estuvieron más bajos como consecuencia de un periodo largo de sequía, con datos de 2014, cuando se recuperaron notablemente tras unos buenos años de lluvia, y con datos de 2020, justo antes del inicio de la campaña de riegos de este año.
La información recopilada refleja que después de que en 2009 se registrara el descenso más acusado de agua en el conjunto de estos acuíferos, con un vaciado de agua que llegó a ser de 3.750 hm3, en 2014 se alcanzó una recuperación histórica de 2.500 hm3, que permitieron entonces recuperar parcialmente los aportes superficiales a Las Tablas de Daimiel.
Desde esta fecha, la presión de la agricultura y el regadío sobre las reservas acumuladas de agua en el acuífero no ha parado de volver a mermar, lo que para muchos científicos y expertos en la gestión de los acuíferos sigue poniendo en grave riesgo la sostenibilidad de la conservación de Las Tablas de Daimiel y el resto de los humedales manchegos.
Recarga natural
Desde el año 2014 el agua que consume la agricultura es mucho mayor que la recarga natural que registran cada año los acuíferos, hasta el punto de que en estos últimos seis años, desde 2014 a 2020, se estima que el vaciado de los acuíferos ha sido de 1.061 hm3.
Un ejemplo de la presión que la agricultura sigue ejerciendo sobre Las Tablas de Daimiel y que revela el ‘estado de salud’ hidrológico de estas masas de agua es la evolución del caudal de agua drenado en el entorno de los Ojos del Guadiana o la evolución piezométrica en este punto.
En los Ojos del Guadiana, el IGME lleva tomando sistemáticamente datos desde 1979, cuando el agua subterránea salía a la superficie para inundar el parque nacional.
Volver a manar agua
Este fenómeno natural se produjo hasta el año 1984 y solo casi treinta años después, entre los años 2013 y 2016, alguno de los “ojos” volvieron a manar agua como consecuencia del periodo húmedo que se registró entre 2009 y 2014.
Sin embargo, tras estos años de bonanza hídrica, el descenso progresivo de los niveles de los acuíferos ha vuelto a ser constante hasta situarse en marzo de 2020 la cota piezométrica de agua a 4,36 metros por debajo del nivel que debe alcanzar para volver a ver manar el agua, lo que demuestra que la presión sobre estos acuíferos hace imposible la inundación natural del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. EFE
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