Más de 21.000 toneladas de diésel han sido vertidas al Ártico en Rusia. Los ecologistas hablan de la mayor catástrofe medioambiental desde hace 30 años.
El vertido, que procede de una planta energética en Siberia, se ha producido en la remota ciudad minera de Norilsk, muy cerca del Círculo Polar Ártico, y ha contaminado unos 180.000 metros cuadrados de terreno en una zona en la que la flora y la fauna está protegida.
La catástrofe ha dejado imágenes que, a vista de dron, son impactantes: una gran mancha roja que avanza durante kilómetros por las aguas del río. Las más de 21.000 toneladas de diésel podrían acabar en el Océano Ártico, pero el presidente ruso, Vladimir Putin afirma que ya está controlado.
Putin ya ha declarado el estado de catástrofe ecológica en la zona y desde Moscú coordina un equipo de emergencia con cerca de 500 personas en las labores de limpieza.
El vertido contaminante comenzó a expandirse el pasado fin de semana, pero nadie informó al Kremlin hasta este miércoles. Ese es uno de los motivos por los que la catástrofe ya está catalogada por los ecologistas como una de las peores en las últimas décadas, y de hecho comparan con el vertido del Exxon Valdez, ocurrido en Alaska hace 30 años.
Según Rusia, el vertido ya está controlado, pero recuperar el equilibrio en la zona será costoso, e incluso puede llevar décadas.
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