26 de abril de 2023

La Industria de la ropa emite un 10 % de los contaminantes a nivel global

 Ciudad de México (EFE).- La industria de la ropa, una de las más contaminantes en México, emite un 10 % de los contaminantes a nivel global por lo que es importante impulsar la compra de moda de segunda mano y fomentar una mayor participación de los consumidores para reducir el impacto ambiental, ha advertido este sábado una especialista.

En el marco del Día Mundial de la Tierra, que se conmemora cada 22 de abril, Ana Isabel Orvañanos, directora nacional de GoTrendier, comunidad líder en venta y compra de moda de segunda mano en México, señala el papel de la industria de la ropa en la contaminación global.

“Hemos escuchado sobre el récord del día más caluroso en México, es cada vez más constante que se activen los días de contingencia que buscan equilibrar la calidad del aire y qué decir de la reducción en la calidad y cantidad de agua“, comenta Orvañanos.

De acuerdo con la experta, la producción, transporte, venta, consumo, utilización y desecho de la ropa es responsable de al menos el 10 % de las emisiones mundiales de contaminantes ambientales, y esos porcentajes van en aumento.
Indica que uno de los mayores causantes de la crisis climática es el dióxido de carbono (CO2) y la industria de la moda en México es una de las más contaminantes.

Además, las emisiones de CO2 causan la degradación de los suelos y provocan la destrucción de la selva tropical por la tala de miles de árboles para fabricar tejidos a base de celulosa, que es material de ropa de bajo precio-calidad.

De acuerdo con Treebute, una compañía especializada en sostenibilidad, el uso promedio de una prenda nueva es de apenas siete puestas antes de apartarla del armario.

Esta situación implica que, si la llamada “moda rápida” continúa, las emisiones de CO2 aumentarán casi en un 50 % para 2030.

“La era del consumo rápido y desmedido nos ha hecho comprar más de lo que necesitamos, una práctica que no es sostenible, pues lo que decides comprar y lo que tienes en tu armario está relacionado con el desastre ecológico que atravesamos en la actualidad”, afirma.

REVERTIR LA SITUACIÓN

Ante esta situación, Orvañanos propone adquirir una prenda usada, que puede evitar el 80 % de emisión que genera una prenda nueva.

Explica que el modelo de negocio de la moda rápida consiste en ofrecer a los compradores productos de tendencia a precios muy bajos, lo que provoca el desecho anual de millones de toneladas de ropa que terminan quemadas o enterradas.

Aunque la “moda rápida” es rentable para la industria textil, es insostenible y muy peligrosa para el medioambiente.

Como alternativa, el la moda sostenible implica pensar antes de comprar y responde a la economía circular, un modelo que busca compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar, revender y dar una segunda vida a las prendas que alguien utilizó.

“Los consumidores pueden generar un impacto positivo muy relevante al utilizar prendas el doble de tiempo que lo hacemos ahora, con ello, según datos de la ONU, evitaríamos un 25 % de las emisiones de CO2 que la industria de la moda emite”, detalla Orvañanos.

Sin embargo, aduce que es clave el apoyo de los gobiernos o instituciones públicas, mientras que las empresas deben asumir modelos de producción sostenible.
Este año GoTrendier ha propuesto un reto ECO que trata de aumentar la participación de los consumidores en la moda de la segunda mano, con el objetivo de que más personas se unan a la economía circular.
Pero también se espera recaudar fondos y adoptar 200 árboles de mano de ProNatura, el grupo de conservación ambiental más grande de México. EFEverde

Las invasiones biológicas cuestan lo mismo que los terremotos, según un estudio

 El coste económico de las invasiones biológicas es equiparable al causado por terremotos o tormentas según un estudio, que busca concienciar a la sociedad sobre las consecuencias de las especies invasoras exóticas e influir en las decisiones políticas para elevar la inversión en la lucha contra éstas.

El informe, elaborado por expertos de varios países, cuenta con el apoyo del Fondo de Investigación AXA, BiodivERsA, la Agencia Nacional Francesa de Investigación BNPParibas Foundation Climate Initiative, Leverhulme Trust y Natural Sciences and Engineering Research Council of Canada.

Aunque las invasiones biológicas pueden ser igual de desastrosas que terremotos, tormentas o incendios forestales, la concienciación sobre ellas es escasa en comparación con la que existe en relación a los peligros naturales y las inversiones para gestionarlas siguen estando muy infradotadas y retrasadas, según los autores.

Así, entre 1980 y 2019, las pérdidas económicas causadas por las invasiones biológicas sumaron 1,2 billones de dólares, mientras que las tormentas costaron 1,9 billones, los terremotos 1,14 billones, las inundaciones 1,12 billones, según los datos oficiales recavados por los expertos.

Durante ese periodo, los costes de las invasiones biológicas aumentaron más rápidamente que los asociados a riesgos naturales, con un incremento del 702 %, frente a aumentos del 184,6 % en el caso de las tormentas, del 30 % en el de los terremotos, y del 42,3 % en el de las inundaciones.

Las especies exóticas invasoras llegan a los nuevos territorios de la mano del hombre y, entre otros efectos, reducen el rendimiento de los cultivos, dañan infraestructuras críticas y perturban el suministro de servicios ecosistémicos.

Además, agravan los riesgos para la salud humana y causan entre cientos y miles de muertes humanas al año, debido a la aparición y propagación de enfermedades, mordeduras y picaduras letales o alergias complicadas.

Falta concienciación y prevención

“Sorprendentemente, pese a sus enormes repercusiones medioambientales, sanitarias y socioeconómicas, la concienciación sobre la gravedad de las invasiones biológicas sigue siendo escasa. Las inversiones en la gestión de las invasiones han estado enormemente infrafinanciadas y retrasadas, causando impactos de billones de dólares que podrían haberse evitado”, insisten.

Según la misma fuente, se ha demostrado que la gestión de las invasiones biológicas rara vez es preventiva y a menudo se retrasa, así como que la mayoría de los países se centran en costosas medidas posteriores a la invasión que rara vez tienen éxito.

Los países invierten en planes de preparación y respuesta de emergencia para peligros naturales extremos, pero pocos aplican precauciones similares para las especies invasoras, posiblemente porque la sociedad entiende mejor sus consecuencias socioeconómicas.

Por ello, se necesita una contabilidad más sistemática para priorizar las invasiones biológicas para proteger los bienes y las vidas humanas.

Además, cada vez es más urgente poner de relieve los riesgos que conlleva ignorarlas en las políticas, los marcos jurídicos y la toma de decisiones, sobre todo porque se prevé que los costes asociados aumentarán en los próximos años, impulsados ​​por factores como el cambio climático o el aumento del comercio y de los viajes internacionales.

A modo de ejemplo, recuerdan que las especies invasoras causan daños socioeconómicos al dañar o alterar infraestructuras, como cuando los mejillones cebra obstruyen tuberías o plantas acuáticas forman densas capas que impiden el acceso a las vías fluviales.

Además, los recursos naturales económicamente importantes, como la pesca comercial y deportiva, también pueden verse amenazados cuando las especies invasoras impactan en las poblaciones autóctonas. EFEVerde

19 de abril de 2023

Reactivando el cuidado: aprendizajes de un activista medioambiental católico estadounidense

 por  | Abr 18, 2023 | 0 Comentarios

 «El propósito de la encarnación era el de crear el cielo aquí… ¿Qué significa eso”?

–Patrick Carolan, inspirándose en la sabiduría de San Francisco, San Buenaventura y Duns Escoto, durante nuestra entrevista para Guardianes de la Tierra.

A veces tengo problemas con las palabras «cuidar de la creación». Suelo sentir que, en cambio, la creación cuida de mí. 

Cuando me siento solo o desanimado por el estado del mundo, el zumbido de una abeja o la flor que brota entre el hormigón me alertan de que mi vida en este planeta está interrelacionada con la de innumerables seres que trabajan, sobreviven y florecen cada día.

Hace poco entrevisté a Patrick Carolan, que anteriormente dirigió la Red de Acción Fransiscana (Franciscan Action Network). También formó parte de la fundación del Movimiento Laudato Si’ hace unos años, lo cual fue muy significativo e importante para mí.

Pero antes de reunirme con Patrick Carolan, en los primeros años de mi vida, conocí la espiritualidad franciscana en el Santuario Nacional de Maximiliano Kolbe, cerca de mi ciudad natal. Y cuando digo el santuario, pienso también en las flores y el canto de los pájaros del jardín del santuario, que los frailes cultivaban maravillosamente. Creo que fue una de las primeras veces que sentí que la ecología y la espiritualidad estaban interrelacionadas.

Dibujo del autor de un convento franciscano con notas de reflexión.

Hablar con Patrick Carolan profundizó aquellos recuerdos. A pesar de la dificultad de mi conexión a Internet, Patrick reflexionó enérgicamente durante nuestra entrevista: » Francisco, Buenaventura y Escoto hablaban de estar en relación con la creación», en vez de dominar la creación.

Sé que los frailes jardineros del Santuario Kolbe lo vivieron plenamente en la forma en que alimentaron la vida del huerto y esa vida, de diversas maneras, alimentó también a los frailes.

El cardenal y sacerdote capuchino franciscano Raniero Cantamalessa de paseo durante la película La Carta.

Este es un momento, tanto para cuidar y agitar y reflexionar sobre lo que aprendemos de nuestro planeta, como para afrontar también dónde se hallan nuestras responsabilidades. Aunque no siempre sé lo que significa cuidar de la creación, sé que quisiera reflejar mi cuidado con la humildad, el humor y la dedicación que mostraron tanto los frailes como Patrick.

Quiero ver la distinción entre ese tipo de cuidado y el cuidado que presupone la superioridad. Y confío en que seremos capaces de crecer en esa distinción.

JMJ Lisboa 2023: Jóvenes discuten sobre estilos de vida sostenibles

 El cuarto congreso internacional sobre el cuidado de la creación, promovida por la Fundación Juan Pablo II para la Juventud, tendrá lugar el 31 de julio en la capital portuguesa. La economía, la familia, los recursos naturales, la política y la tecnología destacan entre los temas en agenda.

Sebastián Sansón Ferrari - Vatican News 

"El compromiso de los jóvenes por la ecología integral. Estilos de vida para una nueva humanidad": este es el tema del cuarto congreso internacional sobre el cuidado de la creación organizado por la Fundación Juan Pablo II para la Juventud en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023. Se celebrará en la Universidad Católica Portuguesa el próximo 31 de julio.

Según un comunicado difundido por la institución este viernes 14 de abril, en el camino de preparación espiritual de la JMJ 2023 muchos jóvenes han destacado que para ellos la ecología integral es uno de los temas del actual pontificado, por el cual quieren comprometerse en primera persona. Por este motivo, el congreso está organizado en una modalidad de encuentro entre los jóvenes que participan y expertos que ofrecerán sus reflexiones sobre 5 ámbitos de la vida humana: economía - educación y vida familiar - recursos naturales - política - tecnología.

Un encuentro entre la vida humana y el metaverso

Algunos de los espacios del evento estarán habilitados como experiencias virtuales, a través del uso de la tecnología inmersiva del metaverso, "pudiendo así hacer más inclusiva y accesible la participación en el encuentro", subraya la nota de prensa. 

La plataforma tecnológica inmersiva es puesta en disposición por Metamouth, un espacio digital colaborativo en el metaverso, con opciones de afiliación para utilizar el espacio de eventos, oficinas, publicidad y acceso a la comunidad en general. Su objetivo es democratizar y facilitar el acceso al metaverso a empresas innovadoras.

El compromiso de la Fundación

"El camino seguido en estos años por la Fundación Juan Pablo II para la Juventud -añade el texto- está en sintonía con el Pontificado del Papa Francisco, y procede de la preocupación por lo que está sucediendo en nuestra casa común, junto a una toma de conciencia de la raíz humana del problema de la crisis ecológica y el empeño por acciones concretas y permanentes para cuidar la Creación".

El planeta: no un recurso a explotar, sino un regalo de Dios a la humanidad

Para el presidente de la institución, Daniele Bruno, el objetivo de este intercambio de ideas "es articular una reflexión sobre los estilos de vida que llevamos, pero sobre todo, analizar nuevos estilos que debemos adoptar para estar preparados y afrontar los retos culturales, espirituales y educativos que esperan a las nuevas generaciones". "Por una nueva humanidad, que mire el planeta no como un recurso que hay que explotar, sino como un regalo de Dios a la humanidad”.

Los participantes serán jóvenes universitarios delegados de Conferencias Episcopales, de Movimientos y Asociaciones Internacionales, de Universidades Católicas, que estarán en Lisboa para participar en la JMJ. Por último, al igual que en ediciones anteriores, los trabajos de la conferencia se concluirán con un documento, un Manifiesto Final, fruto de las discusiones y base de futuras acciones y reflexiones.

Trabajo articulado de diversas instituciones

Múltiples entidades colaboran en la organización del congreso, como el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, de la que la Fundación es un ente instrumental; el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; la Fundación JMJ Lisboa 2023; la Universidad Católica Portuguesa, sede del evento; la Universidad Católica del Sagrado Corazón y Escuela Superior de Medio Ambiente, el Movimiento Laudato si', la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco y la Fundación Magis, con el patrocinio de las Embajadas de Portugal y del Principado de Mónaco ante la Santa Sede.

La crisis climática, cuestión de fe

 El uso de energías renovables, ya sean paneles solares o instalaciones de geotermia en las parroquias; usar una iluminación eficiente en los edificios o reducir el uso de la calefacción y el aire acondicionado son algunas de las sugerencias del Vaticano para lidiar contra el cambio climático.

La comunidad hindú en España promueve la comida vegetariana “como una forma de respeto a todas las entidades vivientes” entre sus fieles e insta a usar en sus celebraciones religiosas utensilios biodegradables y a no contaminar los ríos mientras que los budistas se comprometen a reducir los viajes o a compensar el dióxido de carbono generado.

Impulsado por la Fundación Ecología y Desarrollo

El vegeterianismo promovido por la comunidad hindú y el uso de energías renovables en parroquias, entre las acciones concretas que enumera el informe

Son algunas de las propuestas recogidas en un estudio impulsado por la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes) que analiza las iniciativas de mitigación del cambio climático de distintas confesiones en España. 

Una de las conclusiones es que, aunque se dan pequeños pasos para reducir las emisiones, se observa entre los fieles de distintas creencias “que todavía no se considera el cambio climático como una crisis prioritaria, sino como un reto ambiental más”, según el autor del informe, Rogelio Fernández.

El informe percibe que todavía no se considera el cambio climático como una “crisis prioritaria”

Fernández, que parte en su investigación de entrevistas y debates con feligreses de distintas confesiones y del estudio de las declaraciones interreligiosas que se han producido en los últimos años en el marco de varias cumbres climáticas, en las que se insta, entre otras cosas, a invertir en energías renovables y a desinvertir en combustibles fósiles, resalta el papel que ejercen los líderes religiosos retrasando o favoreciendo la acción climática. 

Pone como ejemplo al papa Francisco que en el 2015 publicó la encíclica Laudato Si , un documento en el que insta al cuidado “de la casa común” que es la “devastada” “hermana Tierra” y en el que reconoce el cambio climático como “uno de los principales desafíos actuales para la humanidad”. Fernández considera “clave” la figura del Papa para la expansión de acciones de mitigación en la comunidad católica. 

La encíclica Laudato Si supuso un aldabonazo en la apuesta por la sostenibilidad en el mundo católico

Rogelio FernándezAutor del estudio

“La encíclica supuso un aldabonazo en la apuesta por la sostenibilidad en el mundo católico”, afirma. De hecho, el catolicismo es la confesión con “un mayor despliegue de acciones”, en comparación con otras como el budismo o el islam, según se desprende de su estudio.

Una veintena de diócesis españolas cuentan con una delegación o comisión de ecología integral, en las que se contemplan más de un centenar de acciones pastorales. Una de las delegaciones con mayor recorrido es la del arzobispado de Madrid, que ha diseñado un cuestionario que permite a sus parroquias hacerse un autoexamen para saber si están cumpliendo con las sugerencias del Papa.

Impulso en las diócesis

Una veintena de diócesis españolas cuentan con una delegación de ecología integral

Entre otros aspectos, se pregunta si el edificio dispone de un sistema de generación de energía propia, si ha estimado la huella de carbono generada, si usa materiales de oficina de origen reciclado o si procura evitar plásticos y celebraciones y reuniones de parroquia. “Cuando celebramos un acto, procuramos que sea en los momentos de más luz natural”, explica Carlos Jesús Delgado, responsable en Madrid de la comisión diocesana de ecología integral.

El director de Ecodes, Víctor Viñuales, destaca la importancia de todos los sectores, también la religión, en el abordaje de esta crisis ambiental.“Necesitamos a las religiones para volver a poner las prioridades en orden, para que recuerden que la vida en la tierra es una”.

Laudato si’, un texto revolucionario

 “No somos Dios”, declara la Encíclica Papal Laudato SÍ.  Y todos los seres de humanos lo hemos sabido en algún momento. Pero desde que los avances científicos hicieron creer a algunos que ya estábamos a punto de saber todo lo que había que saber sobre la Tierra y que eso nos convertía en amos y señores de la Naturaleza, llegaron nuevos avances que nos están mostrando algo muy diferente.  Mientras quemábamos cantidades cada vez mayores de combustibles fósiles, los gases de efecto invernadero se acumulaban en la atmósfera, atrapando cada vez mayor cantidad de calor.  Es ahora que nos enfrentamos a la realidad: no somos ni amos ni señores, y estamos desatando fuerzas naturales mucho más poderosas que nosotros y que nuestras más ingeniosas máquinas… y vamos caminando cada vez más cerca de la autoaniquilación.

Si hace varias décadas leí por primera vez la traducción de El Cántico de las Criaturas o del Hermano Sol, escrito por San Francisco de Asís en el italiano incipiente del siglo XIII y quedé cautivada por el que se ha llegado a considerar precursor de la revolución político-económica, cultural, espiritual y ecológica integral que ha movido a tantas consciencias en el mundo, en esta séptima década de mi existencia he leído asombrada la Encíclica Papal “Laudato sí, entendiendo que no existe ningún otro texto de la iglesia católica con tantas páginas dedicadas a lo que la Ciencia nos enseña y nos advierte.

El Papa Francisco habla de la deforestación de los bosques, de la devastación que causa la minería del oro y otros metales; de los monocultivos que destruyen los suelos, de los plaguicidas que matan a los microorganismos que alimentan la Tierra; del calentamiento del mar, de la pesca con dinamita, de la destrucción de los arrecifes de coral; de la contaminación del aire, de la importancia de conservar los manglares; del derretimiento de los glaciares, del peligro que representa el metano escondido en el hielo polar.  Y en esta larga lista de desastres ambientales que menciona, el Papa Francisco habla siempre de la mano de la Ciencia; argumenta desde la Ciencia para explicarlos, sin relacionarlos con voluntad, castigo, prueba o aviso de Dios.

Ocho siglos después de que San Francisco escribiera su Cántico de las Criaturas, otro Francisco le reconoce como el cántico inspirador de una carta, que como Pontífice de la Iglesia Católica, él transforma en la Encíclica Papal “Laudato Sí, sobre el Cuidado de la Casa Común”.  Texto revolucionario, que ha provocado, desde que viera la luz, cientos de reacciones cuya respuesta ha sido, en general, abrumadoramente positiva; porque se advierte, ante todo, la valentía de un primer Papa de nombre Francisco, nacido en el continente Latinoamericano… y sobre todo, formado en la Orden de la Compañía de Jesús.

Desde que tuve información de esta Encíclica, hasta que el texto completo llegó a mis manos, hace más de un lustro, muy pocos comentarios he escuchado al respecto; y todavía hoy me asombra que el contenido de este maravilloso documento no sea motivo de análisis y reflexión, por lo menos, entre la numerosa feligresía de la Iglesia Católica en el país o en regiones como la nuestra, que se encuentra en riesgo inminente ante el daño causado al medio ambiente.  Tomemos en cuenta, por ejemplo, que nuestro Estado de Michoacán lleva meses alertando de un creciente estrés hídrico, o de la expansión de monocultivos que están envenenando nuestros suelos y los cuerpos de agua… además del acoso y el asesinato de líderes ambientalistas.

La Carta Encíclica que comienza así:  “Laudato Sí, mi Signore”, lejos de pretender sensacionalismo o siquiera provocar temor, tiene como objetivo “tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar.  Entonces, se torna en un apasionado llamado a que cada persona, cada comunidad, cada sociedad; los países, los gobiernos y las empresas, asuman su responsabilidad para detener el desastre ambiental.  Es un llamado a la responsabilidad.

El Cántico del pobre de Asís, nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra Madre Tierra, la cual nos sustenta, nos gobierna y produce los diversos frutos con coloridas flores y hierba”.  En la Encíclica Papal se nos exhorta: “Si de verdad queremos construir una ecología que nos permita sanar todo lo que hemos destruido o dañado, entonces ninguna rama de las ciencias y ninguna forma de sabiduría puede ser dejada de lado; tampoco la religiosa, con su propio lenguaje”.  Porque en el lenguaje de las grandes religiones,la Naturaleza es obra de un Creador, que con creatividad nos ha permitido habitar este mundo, para ser compartido.  Y reconocerlo así, sentirlo así, es una motivación para cuidarle.

Hoy que estamos atestiguando desastres de grandes magnitudes, con tantas pérdidas de vidas humanas, resulta oportuno admitir que ha llegado el momento de actuar, como la Encíclica Papal señala en su verdad más valiente: “el actual sistema económico alimenta la crisis climática y, a la vez, trabaja activamente para impedir que tomemos las medidas necesarias para evitarla”.  La conciencia de esta oportunidad está creciendo y haciendo surgir un nuevo tipo de movimiento climático que tiene en cuenta esta situación.

Los costos planetarios asociados al cambio climático, lo sabemos, lo estamos experimentando, son muy altos y la velocidad a la que deben implementarse las medidas para, por lo menos mitigar ese cambio, obliga a la humanidad a pensar cuáles son las mejores estrategias para adaptarnos a esta nueva realidad.  La relación de la humanidad con el resto del planeta debe cambiar y debe hacerlo de forma rápida, o el riesgo en que hemos puesto nuestra propia existencia y la de muchas otras especies, alcanzará un punto de no retorno.

El fragmento de una de las Oraciones al término de la Encíclica, llama la atención por mencionar a quienes hoy sufren con mayor rigor las consecuencias de un sistema económico rapaz:  “Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados de esta tierra, que tanto valen a tus ojos.  Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo y no depredadores; para que sembremos hermosura y no contaminación y destrucción.  Toca los corazones de los que buscan sólo los beneficios a costa de los pobres y de la Tierra.  Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados, a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas en nuestro camino hacia la Luz infinita.  Gracias porque estás con nosotros todos los días.  Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz… Alabado seas”.

Las religiones buscan impulsar la acción climática

 «Necesitamos que la fe mueva la montaña del cambio climático. El Everest es la montaña más alta, pero el cambio climático es más grande y pesado. O todo el mundo arrima el hombro o este será un problema irresoluble», con esta metáfora ha dado inicio Víctor Viñuales, director de la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES), a un debate entre distintas comunidades religiosas sobre cómo comunicar el calentamiento global y promover acciones para frenarlo. Un acto en el que, además, se ha presentado el informe Aproximación a la mitigación en las comunidades con fe en España, en el que se recogen las oportunidades que todas las religiones tienen a su alcance para aplicar medidas concretas. 

Dicho documento arranca en su prólogo con esta cita de la encíclica Laudato Si’, el texto con el que el Papa Francisco mostró su preocupación por el impacto del ser humano en la Tierra, en el año 2015: 

Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.

«No hay ninguna religión en el mundo que ponga como Dios verdadero el dinero»

Una de las conclusiones más esperanzadoras del informe es que representantes de distintas religiones han alzado la voz para alertar sobre el cambio climático. Con esta encíclica, «el Papa Francisco acepta el origen antropogénico del cambio climático y apunta a las soluciones», ha asegurado Carlos Jesús Delgado, de la comisión Diocesana de Ecología Integral del Arzobispado de Madrid. «No hay ninguna religión en el mundo que ponga como Dios verdadero el dinero o el beneficio económico. El dinero no puede ser lo primero, por encima de la salud y el amor, como viene sucediendo», ha añadido Viñuales.

El director de ECODES ha señalado que no hay tiempo que perder porque ya se ha retrasado demasiado la acción climática. Ha destacado que ahora el problema se ha multiplicado y «nos encontramos que tenemos que resolver el aumento de la temperatura del océano, las corrientes marinas, el aumento de temperaturas, la desaparición del Ártico…». Por eso ha pedido a las comunidades religiosas que ayuden a poner en orden las prioridades con palabras y hechos.

El Papa Francisco y el líder de U2, Bono, posan para una foto con estudiantes durante la inauguración de la Escuela Laudato Si’ en Roma, en mayor e 2022. Foto: Reuters/Guglielmo Mangiapane.

«El cambio climático no se percibe como un gran problema todavía», ha lamentado el investigador Rogelio Fernández-Reyes, autor del informe. Sin embargo, se observa un incremento de delegaciones dedicadas a la ecología, en parte gracias a la encíclica del Papa Francisco. Fernández-Reyes ha destacado la necesidad que una comunicación inclusiva y universal para llegar a todas las personas. El estudio asegura que la población creyente aumenta a nivel global y está en torno al 84% (la población española no sigue esta tendencia) y que hay una serie de valores y narrativas similares en todas las cosmovisiones que favorecerían mejoras ambientales. Entre ellas, la referencia a una creación divina que hay que cuidar, la visión de que dependemos de los demás o la necesidad de huir del individualismo. «Lo que nos une es más de lo que nos separa», afirma el académico.

Cuando el Papa presentó su encíclica, explicó que esta no es «verde», sino social. Porque se requiere un cambio en el modelo social y económico, sobre todo en las sociedades de los países más desarrollados. En este sentido, Carlos Jesús Delgado ha asegurado que «debemos trabajar conjuntamente y no apoyar el negacionismo. El representante de la comisión Diocesana de Ecología Integral ha apuntado a la conversión de estilos de vida hacía un menor consumismo «para modificar la industria que dañan los ecosistemas» y a nuevas formas de movilidad menos como iniciativas a emprender.

Simona Perfetti, de Soka Gakkai en España, considera que los cambios individuales serán la palanca para los cambios colectivos. «Sin un cambio verdadero en el corazón, los cambios estructurales no son sostenibles en el tiempo. Y ese espacio individual es el de la religión», ha manifestado la representante de la organización de practicantes laicos del budismo de Nichiren Daishonin. En este sentido, ha reconocido que a menudo se dice que no es justo cargar con toda la responsabilidad a la ciudadanía, cuando las empresas o los gobiernos tienen más peso, pero ha insistido desde los espacios que ofrecen las comunidades religiosas pueden ser un buen punto de partida para procesos de transformación socioeconómica y para la toma de decisiones sobre el cambio climático. «Hay personas que a lo mejor hacen más caso a los sacerdotes, imanes, rabinos, etc., que a los científicos», ha añadido Juan Carlos Ramchandani, sacerdote hindú y presidente de la Federación Hindú de España.

Medidas de las comunidades para mitigar el cambio climático

Los representantes de las distintas creencias también han puesto ejemplos concretos de acciones que se están llevando a cabo en las comunidades. Como la reducción de viajes en la Iglesia católica o el fomento de la comida vegetariana en las creencias budistas o hinduistas. «Se está tratando que los ritos religiosos sean lo menos contaminantes posible, dejando de verter cenizas u objetos a los ríos y que sea todo más ecológico con materiales biodegradables», ha explicado el sacerdote hindú. Fernández-Reyes también ha destacado que se debe fomentar la visión de que la ciencia y la religión se complementan. «La idea de que todo está interrelacionado está muy arraigada en todas las religiones», ha dicho.

Elizabeth Oliveira, investigadora de los pueblos indígenas de Brasil, ha remarcado durante su intervención que no existen soluciones únicas y la necesidad «de pensar soluciones de manera acorde a la situación y cultura de cada país». Lo que si puede ser universal es que «la solución pasa por la comunicación y por la educación». Todos los participantes han valorado muy positivamente este informe y se han animado a construir nuevos espacios de trabajo entre distintas religiones, como ya ocurre en otros países. Simona Perfetti ha citado el ejemplo de Faith for the Climate en el Reino Unido.

El representante de la comisión Diocesana de Ecología Integral ha lanzado una reflexión: «Las comunidades religiosas deben transmitir esperanza». Carlos Jesús Delgado ha indicado que «hace falta más coherencia con nuestras creencias» y que pedidos de reflexión como la Pascua o el Ramadán pueden ser idóneos también para pensar en cómo luchar contra el cambio climático. Delgado también ha señalado que «hay que tener muy en cuenta la biodiversidad y entender el valor de la naturaleza». «Estamos perdiendo la capacidad espiritual que tiene todo ser humano de asombrarse ante la naturaleza. Y admirar la belleza te lleva a la trascendencia, eso en las ciudades resulta difícil y por eso se entorpece nuestra capacidad de acción para proteger algo que no entendemos si no vemos como es la naturaleza». 

Este debate pone sobre la mesa que el diálogo interreligioso puede servir para avanzar en una mitigación del cambio climático y alcanzar los mejores escenarios que plantea el IPCC«Nos va la vida, no del planeta, sino de la humanidad en ello», ha sentenciado Carlos Jesús Delgado. «Necesitamos aumentar la fraternidad entre quienes conviven a la vez que nosotros y con los millones de seres humanos que vendrán detrás de nosotros. Necesitamos las religiones para acabar con la soberbia del ser humano», les ha pedido Víctor Viñuales.

Alemania dice adiós a la energía nuclear

 Con el apagado de sus tres últimos reactores, Alemania da hoy el adiós definitivo a la energía nuclear, acompañada hasta el último momento por un debate altamente emotivo que se ha polarizado todavía más por la reciente crisis energética.

“Es una decisión buena y acertada porque hace nuestro país más seguro”, según la ministra alemana de Medio Ambiente, Steffi Lemke, que ha recordado que tras dar electricidad a tres generaciones, sus residuos seguirán siendo peligrosos para las próximas 30.000, por lo que hay que ser precavidos y realizar el proceso con responsabilidad.

Aunque el apagón nuclear fue acordado por consenso en 2011 tras la catástrofe de Fukushima, en el último año, la crisis energética ha reavivado el debate sobre la desconexión de los últimos reactores en activo, hasta el punto de dividir al Gobierno de coalición, en el que socialdemócratas y verdes han apoyado la medida mientras que los liberales han pedido hasta el último momento una prórroga.

La oposición conservadora, ha calificado la jornada de “día negro para Alemania” y ha advertido de las posibles consecuencias de la desconexión para una industria golpeada por los precios de la energía.

Los tres reactores de Isar 2, Neckarwestheim 2 y Emsland, en el oeste y sur del país, generan en estos momentos aproximadamente el 5 % de la electricidad del país y el Ministerio de Economía reiteró esta semana que la seguridad del suministro está completamente garantizada gracias a las energías renovables.

De Fukushima a la crisis

Tras la catástrofe de Fukushima, en 2011, el cierre nuclear impulsado por el Gobierno de la conservadora Angela Merkel fue aprobado por una amplia mayoría en el Parlamento alemán -513 votos a favor y 79 en contra-, pero la incertidumbre provocada por la guerra de Ucrania ha reabierto el debate sobre esta tecnología.

Inicialmente prevista para el 31 de diciembre de 2022, el Ejecutivo presidido por el socialdemócrata Olaf Scholz retrasó la desconexión de los últimos tres reactores tres meses, después de que los test de estrés a los que fue sometido el sistema eléctrico revelaran vulnerabilidades de cara al invierno.

Además, en la recta final del apagado, las organizaciones industriales nacionales han alertado de las posibles consecuencias para un sector castigado por el elevado coste de la electricidad, mientras que la oposición democristiana -al igual que los socios de Gobierno liberales- han propuesto diversas fórmulas para diferir la desconexión de los reactores.

Al mismo tiempo, una veintena de científicos, entre ellos dos premios Nobel, han pedido mantener en funcionamiento las últimas tres centrales para alcanzar los objetivos climáticos, dado el aumento de las emisiones de CO2 derivado del mayor consumo de carbón en 2021.

Por otra parte, una encuesta encargada por la televisión pública ARD reveló que el 59 % de los alemanes rechaza ahora mismo el abandono de la energía nuclear.

¿Peligro para el suministro y las emisiones?

En declaraciones a Efe, el experto en el mercado energético Jonas Egerer explicó que la situación actual se debe en parte a que tras 2011 el Gobierno no tomó medidas para una transición hacia un sistema totalmente renovable, sino que concibió las centrales de gas como tecnología puente a largo plazo para el suministro eléctrico, con lo que se aceptó una creciente dependencia del gas ruso.

El docente de la Universidad Friedrich-Alexander de Erlangen-Nürnberg señala que la decisión de última hora de prorrogar la vida de los reactores durante tres meses se debió en particular al bajo rendimiento de las centrales hidroeléctricas en 2022 y a los problemas de nucleares francesas, pero a su juicio, “con los preparativos adecuados” no existe un riesgo para el abastecimiento de cara al próximo invierno.

No obstante, advirtió de que, en determinados escenarios, sobre todo si el gas se vuelve a encarecer, la reducción de la oferta podría impulsar los precios de la electricidad en el mercado mayorista alemán, con lo que el coste final y el uso adicional de energías fósiles “podría variar fuertemente en base a diversos factores marco”.

La experta energética Anke Herold se muestra más confiada de cara al futuro. “En general el suministro eléctrico en Alemania en 2023 es muy seguro y la producción que se pierde por las centrales nucleares puede ser compensada sin problema”, dijo a Efe.

“Tampoco es probable que las emisiones de gases de efecto invernadero aumenten otra vez en Alemania como el año pasado, ya que la compensación se realizará sobre todo en base a energías renovables”, agregó la directora del centro de investigación independiente Öko-Institut.

Los tres reactores todavía en activo generaron en 2022 un total 33 teravatios/hora, indica, y ese año las plantas eólicas y fotovoltaicas de nueva instalación produjeron 20 teravatios/hora adicionales, a los que se sumarán en 2023 otros 13, con lo que terminará de cerrarse el hueco dejado por la energía nuclear.

Además, Herold argumenta que el superávit en la producción de electricidad en 2022, de 26,3 teravatios/hora, casi igualó el volumen generado por los tres reactores, y, por si fuera poco, en caso de necesidad, las centrales que funcionan con combustibles fósiles cuentan con amplias capacidades que no se están empleando en la actualidad. EFEVerde

Una mirada al pensamiento de José Manuel Naredo, pionero de la economía ecológica

 Ante la actual crisis de civilización, la obra del economista español José Manuel Naredo, pionero de la economía ecológica, cobra una relevancia especial. 

En un artículo recientemente publicado en la revista científica Environmental Values hemos querido dar a conocer al autor y su obra, y contribuir al debate sobre la necesidad urgente de una transformación socioecológica. Analizamos la última edición del que se considera su libro más importante: La economía en evolución. Historia y perspectivas de las categorías básicas del pensamiento económico, publicado por primera vez en 1987 y reeditado en 1996, 2003 y 2015. 

Crítica a la economía neoclásica

Naredo ha contribuido enormemente al desarrollo de la economía ecológica y de las ciencias ambientales en España. Influido por la obra de economistas y científicos sociales críticos con la economía dominante, sobre todo la del prestigioso economista rumano Nicholas Georgescu-Roegen, en La economía en evolución, Naredo analiza la construcción, a partir del s. XVIII, de la idea usual de sistema económico y sus categorías básicas, como las de producciónriquezatrabajocapital y mercado

Desde la Parte I, sobre el contexto ideológico que sienta las bases para el surgimiento de la ciencia económica, hasta la Parte VI, sobre las perspectivas que ofrece una ciencia en declive, Naredo analiza el significado y las consecuencias de haber construido una disciplina económica ávida de imitar la objetividad y la precisión de las ciencias naturales, y con una fe ciega en las capacidades ilimitadas de la ciencia para resolver cualquier problema. Una disciplina que, asumiendo que la ciencia es medición, se apoyó en la matemática en tanto que ciencia de la cantidad. 

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A través de un recorrido por las etapas que marcan la evolución de la economía, a las que define como génesis, afianzamiento, culminación, y unificación y declive, el autor reflexiona sobre las contradicciones de un sistema económico que se califica de amoral y que está gobernado por individuos homo oeconomicuscuyo comportamiento, guiado por la “mecánica de la utilidad y el interés propio”, conduce a equilibrios de mercado eficientes.

Más allá de la falsa dicotomía entre ortodoxia y heterodoxia

La obra de Naredo va más allá de las críticas habituales a la economía neoclásica, cuyos postulados dominan hoy las esferas académicas e institucionales. En efecto, reflexiona en profundidad sobre la ideología subyacente a la noción usual de sistema económico, así como sobre sus implicaciones. 

Una noción que se construye sobre categorías básicas pretendidamente universales, como producción, trabajo o capital, que, desde la obra de Adam Smith, han sido gradualmente refinadas, y por tanto asumidas acríticamente, por la mayoría de las escuelas de pensamiento económico. 

Esto le lleva a cuestionar el carácter rompedor no sólo de la llamada revolución marginalista, sino también del keynesianismo y el marxismo, que surgen, para Naredo, como ramas de la economía convencional. 

Su obra arroja, pues, algo de luz sobre por qué, a pesar de sus análisis más realistas, muchas de las disciplinas económicas heterodoxas no consiguen que la sociedad avance hacia horizontes social y ecológicamente más saludables. 

No es sólo un aviso para los economistas que apoyan sus análisis en un modelo neoclásico plagado de sinsentidos y contradicciones. Es también un aviso para los enfoques económicos críticos que, arremetiendo, con razón, contra la debilidad de las construcciones teóricas neoclásicas, no cuestionan la idea usual de sistema económico y sus categorías básicas. Algo que, para Naredo, alimenta una falsa dicotomía entre economía ortodoxa y heterodoxa y socava el potencial de esta última para explicar mejor el sistema socioeconómico actual.

El enfoque ecointegrador

Trascendiendo esa falsa dicotomía, La economía en evolución es un llamamiento a la integración de diferentes clases de conocimiento científico con otras formas de conocimiento más intuitivas, metafísicas y éticas en favor de una verdadera economía inclusiva. Propone un enfoque ecointegrador como única forma de emprender con éxito la tan necesaria transición socioecológica. Afirma que una transición económica que cuestione las categorías e instituciones que conforman la noción usual de sistema económico, como el dinero y la propiedad, es un requisito necesario para el cambio social radical. Una transición económica que apunte “desde EL sistema económico hacia una economía de sistemas, y desde la idolatría del PIB hacia una taxonomía del lucro”.

La palpitante actualidad de los análisis realizados por Naredo desde hace ya treinta y cinco años es, sin duda, una prueba indiscutible del carácter pionero de sus investigaciones. En suma, La economía en evolución, junto a sus publicaciones posteriores –recogidas en su página web– aportan reflexiones esenciales para comprender la crisis de civilización que nos ha tocado vivir y vislumbrar sus perspectivas.