31 de mayo de 2023

Els aliments que consumim diuen molt del món que volem deixar als nostres fills/es

 A la nostra escola ens sentim orgullosos de l’entorn que podem oferir als nostres alumnes: ben propers a la natura on podem arribar-hi a peu i observar el bosc i els camps de conreu. La pregunta és: fins quan podrem gaudir d’aquest paratge?

En el món actual es tracta els ciutadans com a potencials consumidors de tota mena de productes i, en lloc de sentir-nos malament per aquest fet, hem de pensar que és precisament això el que ens dona un poder que no sempre reconeixem.

Decidir comprar un o altre aliment, procedent d’un o altre indret, fa que el món empresarial faci o no passos cap allò que el consumidor tria. Si triem la mercaderia provinent de lluny, de llocs on els qui hi treballen no tenen drets i on els efectes del cultiu són nocius per l’entorn, estem prenent decisions que poden afectar la vida dels nostres fills i filles. Si, en canvi, ens decidim per un consum de producte proper i a través del qual el productor pot viure dignament, facilitarem que aquesta persona no vulgui o hagi d’abandonar la seva activitat agroalimentària i segueixi cuidant el territori.

La cadena d’esdeveniments que poden portar-nos a la preservació natural és ben evident: comprar producte de proximitat aporta qualitat, menys contaminació en el transport, menys necessitat de conservants per aguantar el viatge, menys necessitat d’embalatge i la possibilitat de supervivència del pagès.

Per altra banda, ser consumidor en grans superfícies fa que aquestes empreses tinguin poder per pressionar els productors amb els preus, la qual cosa fa que la qualitat del producte no sigui l’adequada i s’hagin d’emprar productes químics per accelerar els processos de creixement. A més, les grans corporacions compren a aquells productors que són capaços de generar béns de consum a l’engròs, la qual cosa vol dir grans tenidors de grans extensions de terreny poc preocupats per la preservació de medi ambient, sense tenir en compte els quilòmetres que s’han de recórrer per arribar a la botiga, la necessitat de conservants i embalatges per suportar els llargs trajectes i la pèrdua de biodiversitat.

Així doncs, allò que nosaltres decidim de manera individual pot incidir en el benestar col·lectiu. És obvi que una de les grans obsessions de les famílies és el benestar dels seus fills i, per tant, hem de saber que allò que els posarem al plat pot recolzar o acabar d’enfonsar les fonts d’alimentació que tenim a la vora, i per tant, el nostre paisatge i les formes de vida ancestrals lligades a la terra.

Per últim, anar al mercat dels pagesos també pot ser una bona activitat de dissabte al matí, per ensenyar als infants a menjar de manera adequada, per delir-se de les fruites d’estiu i sentir-ne l’olor, per conèixer quins són els cultius de cada estació i parlar amb els paradistes de les diferents maneres de cuinar cada aliment. Fer que els nens i nenes estimin la cuina i totes les varietats d’aliments que tenim a l’abast, els ajudarà a seguir una dieta saludable en el futur i la pagesia ho agrairà.

La ciencia alerta de que el deterioro ambiental supera los límites de seguridad y justicia

 La ciencia ha fijado por primera vez cuáles son los límites de seguridad y de justicia que no deberían sobrepasar los principales indicadores del deterioro ambiental; y ha concluido que algunas de esas líneas rojas ya se han cruzado y muchos de los impactos en el bienestar humano son ya inevitables.

Así, los científicos han fijado en 1,5 grados el límite “seguro” por encima del cual no debería subir la temperatura media de la Tierra para evitar una alta probabilidad de múltiples puntos de inflexión climáticos; ése no se ha incumplido todavía. Pero fija en 1 grado el límite considerado “justo” para evitar una alta exposición a daños significativos causados por el cambio climático; éste sí se ha incumplido ya.

Convocados por la organización internacional “Future Earth”, medio centenar de investigadores pertenecientes a la “Comisión de la Tierra” -una plataforma internacional de científicos que colaboran por un mundo más sostenible- publican hoy en la revista Nature las conclusiones de su trabajo y han apuntado cuáles son esos umbrales que no se deberían cruzar para salvaguardar un planeta que pueda soportar el bienestar humano.

Los límites que los científicos califican de “seguros” son los que garantizan unas condiciones estables y resilientes en la Tierra; los “justos” son los que minimizan la exposición humana a los daños más significativos (como la pérdida de vidas, los desplazamientos forzosos, la pérdida de alimentos o de recursos como el agua, la seguridad nutricional o las enfermedades crónicas).

Límites seguros y justos más allá del clima

Además del clima, los investigadores han fijado esos límites “seguros” y “justos” también en términos de biodiversidad, agua dulce, y diferentes tipos de contaminación del aire, el suelo o el agua, y han concluido que en la mayoría de los casos se han superado y que los seres humanos están asumiendo riesgos “colosales” y poniendo en riesgo la estabilidad y la resiliencia del planeta.

Mantienen por ejemplo que entre el 50 y el 60 por ciento de la naturaleza global debería permanecer intacta (incumplido, tanto en términos de seguridad como de justicia); que el porcentaje de alteración del caudal del agua superficial no debería superar el 20 por ciento (incumplido); o que el aprovechamiento del agua subterránea no debe ser superior a la capacidad de recarga de los acuíferos (incumplido también, tanto en términos de seguridad como de justicia).

Los investigadores han advertido también que los ciclos de fertilizantes como el nitrógeno o el fósforo superan también los límites que se consideran seguros y justos y que muchas actividades humanas están alterando los flujos naturales del agua y liberando cantidades excesivas de nutrientes en los ríos, lo que plantea serias amenazas para los ecosistemas y para las contribuciones vitales que hacen al bienestar de las personas.

Entre los cincuenta investigadores de todo el mundo que han participado en el trabajo está la investigadora Noealia Zafra, del Basque Center for Climate Change (BC3), quien ha subrayado la relevancia de esta investigación, ya que se llevan realizando estudios científicos de los límites biofísicos de la Tierra desde los años setenta del siglo XX pero por primera vez se han realizado los cálculos incluyendo “justicia social intra e intergeneracional y con todos los seres vivos de la Tierra”.

En declaraciones a EFE, Zafra se ha mostrado taxativa al aseverar que muchos de estos límites ya se han sobrepasado y que algunas de las consecuencias de ello van a ser ya irreversibles, pero también que “lo mas importante ahora es saber que es necesario trabajar, y mucho, para que las consecuencias de superar esos limites sean lo menos negativas posibles”.

Y apuesta, además de por el estricto cumplimiento del Acuerdo de París para contrarrestar la crisis climática y de biodiversidad, por impulsar nuevos acuerdos sociales “mucho mas amplios y a todas las escalas -desde la global a la local- para poder implementar todas las medidas necesarias de una manera justa”.

Sistemas que determinan la habitabilidad de la Tierra

El trabajo presenta por primera vez números cuantificables y una base científica sólida para evaluar la salud del planeta no sólo en términos de estabilidad y resiliencia, también en términos de bienestar humano y de equidad y justicia, ha subrayado en la publicación el investigador sueco Johan Rockström, copresidente de la Comisión de la Tierra, autor principal y director del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (Alemania).

“No podemos tener un planeta biofísicamente seguro sin justicia; esto incluye establecer objetivos justos para prevenir daños significativos y garantizar el acceso a los recursos a las personas y transformaciones justas para lograr esos objetivos”, ha corroborado Joyeeta Gupta, copresidenta de la Comisión de la Tierra y profesora en la Universidad de Amsterdam.

El trabajo de los investigadores concluye que el sistema de la Tierra está en peligro y que los objetivos globales se han centrado en el cambio climático y limitar el calentamiento global, pero incide en que todas las evidencias científicas muestran con claridad que es necesario gestionar todos los demás sistemas y procesos biofísicos que determinan la habitabilidad del planeta.

Una transformación segura y justa hacia un planeta manejable requiere una acción colectiva urgente de múltiples actores, especialmente de los gobiernos y las empresas, para actuar dentro de los límites del sistema terrestre para mantener intacto el soporte vital del planeta, han concluido los investigadores, y han alertado de que la administración de los bienes comunes globales “nunca ha sido más urgente o importante”. EFEverde

24 de mayo de 2023

Europa se apaga, sus bosques son cada año menos verdes

 "Era como si el otoño hubiera llegado en julio. Cualquiera que hiciera senderismo por los bosques suizos o alemanes durante el verano podía observar cómo, literalmente, el clima cálido y seco de Europa central estaba afectando a los árboles". Con estas palabras describe el estudiante de doctorado en dinámica atmosférica de la Escuela Politécnica Federal de Zurich, Mauro Hermann, una situación cada vez más habitual en los bosques en el viejo continente. 

Herman se refiere al verano de 2018: los abetos y las hayas en particular se marchitaron prematuramente, sus hojas y agujas se volvieron marrones, dejando entrever bosques enteros bajo un estado de estrés constante que en la región del Mediterráneo se viene produciendo a gran escala y en varias ocasiones desde el año 2003. 

Desde entonces, los investigadores del ETH Zurich, cuyos resultados se publicaron en la revista Biogeosciences, decidieron examinar los eventos de empardecimiento que se vienen sucediendo en los bosques templados y mediterráneos de Europa durante los últimos 21 años. 

En sus esfuerzos por estudiar el oscurecimiento de los bosques en toda Europa, los investigadores utilizaron datos satelitales de alta resolución para identificar eventos de reducción del verdor de los bosques a gran escala en el verano. La reducción del verdor es un signo de la disminución de la vitalidad y el estrés en los bosques, y por tanto, un indicador de la muerte regresiva de estos.

bosques europa

 

Sus hallazgos subrayan observaciones e hipótesis que venían barajando con anterioridad: el pardeamiento durante el verano se ha extendido por toda Europa. Así, los bosques templados de Europa Central han sufrido un oscurecimiento particularmente extenso en los últimos años, algo que la región mediterránea ya venía experimentando desde principios de siglo. 

La reducción del verdor es un signo de estrés en los bosques, y por tanto, un indicador de la muerte regresiva de estos.

En su análisis, los investigadores también descubrieron que durante el pasado verano de 2022, el más cálido desde que se tienen registros, los bosques europeos experimentaron su mayor oscurecimiento hasta el momento, cubriendo el 37 % de las regiones forestales templadas y mediterráneas, mucho más que cualquier otro evento en las últimas dos décadas. 

¿POR QUÉ LOS BOSQUES SE ESTÁN OSCURECIENDO Y MURIENDO? 

"Queríamos entender cómo el clima afecta los bosques en un área grande a lo largo de varias estaciones", declara el profesor de física atmosférica del ETH, Heini Wernli, autor principal del estudio. "El papel central de la sequía estaba claro, sin embargo, la conexión entre los bosques y el clima es mucho más compleja de lo que parece a primera vista”. 

“No todos los períodos secos, incluso si son intensos y persistentes, hacen que los bosques se vuelvan marrones de inmediato”, añade Hermann refiriéndose al “efecto heredado” que ha sido observable en nuestros bosques durante varios años. Cuanto mejor sobreviven los árboles al calor y la sequía depende no solo de las condiciones climáticas actuales, sino también de las de los meses o años anteriores.

Esta fue una de las razones por las que los investigadores estaban especialmente interesados ​​en investigar la historia meteorológica de los eventos de poco verdor: su objetivo era identificar patrones climáticos característicos que dieran un sentido a los múltiples eventos investigados.

Montañas de Harz, Alemania.
FOTO: AP

De hecho, los investigadores encontraron señales climáticas características que tuvieron lugar mucho antes de la ocurrencia del fenómeno. Así, encontraron que esta reducción en el verdor de los bosques podía estar relacionada con periodos relativamente inusuales de escasez de lluvia que se prolongaron durante más de dos años en Europa, y hasta tres en la zona mediterránea. También con otros indicadores como períodos frecuentes de temperaturas elevadas durante al menos dos años en la zona templada. "Observamos que estos eventos de reducción del verdor estaban generalmente precedidos por, al menos, dos veranos secos y calurosos seguidos. Esto se sustenta en el llamado "efecto heredado", es decir, que un solo verano cálido y seco generalmente no conducirá a una reducción del verdor del bosque de inmediato, pero puede contribuir a futuros eventos de bajo verdor de manera tardía.

Con los datos sobre la mesa, cabe preguntarse si los científicos podrán predecir el estrés por sequía y el oscurecimiento de los bosques en el futuro, una cuestión ante la que se muestran cautelosos: "Hemos analizado los eventos en retrospectiva, pero no hemos examinado su previsibilidad”, explica Hermann. "El hecho de que el estrés por sequía también fomente indirectamente las infestaciones de escarabajos descortezadores y hongos, así como los incendios forestales, hace muy difícil la previsión de eventos futuros.

Thomas Wohlgemuth, otro de los coautores del trabajo, defiende por su parte que esta mejor comprensión del proceso conducirá a mejores modelos forestales y ayudará en la prevención mediante la gestión. Por el momento, los satélites siguen apuntando a Europa en un verano que nuevamente se prevé caluroso y seco. 

19 de mayo de 2023

Marta Tafalla ens inspirarà aquest Dia Mundial del Medi Ambient 2023

 La filòsofa, professora de la UAB i autora del llibre “Filosofía ante la crisis ecológica", serà la ponent convidada a la celebració de la Xarxa. Ens parlarà sobre la necessitat de reflexionar sobre la crisi ecològica des de perspectives com la filosòfica i l‘ètica. El 9 de juny a l’Espai Francesca Bonnemaison de 12 a 14.30 h. No us ho perdeu, inscriviu-vos-hi ara! 

 
Com sabeu, un any més i amb motiu d'aquesta efemèride la Xarxa Barcelona + Sostenible organitza un acte per donar la benvinguda a les noves organitzacions i celebrar que la Xarxa segueix creixent, així com per donar a conèixer les 10 Bones Idees per canviar el món de l’any anterior. Enguany serà el divendres 9 de juny de 12 a 14.30 h a l’Espai Francesca Bonnemaison, amb un vermut final.  

Cada any, en aquesta celebració comptem amb una ponència inspiradora per ampliar mirades i obrir noves portes al coneixement. Enguany, hem convidat la Marta Tafalla, filòsofa i professora d’universitat, per parlar sobre crisi ecològica des de perspectives com la filosòfica i l‘ètica. Us la presentem: 

Marta Tafalla 

És professora de Filosofia a la Universitat Autònoma de Barcelona i autora del llibre  “Filosofía ante la crisis ecológica". La seva línia d’investigació consisteix en estudiar la nostra relació amb altres espècies i amb el conjunt de la biosfera des d’una perspectiva ètica i estètica. És, a més, membre del consell científic del Center for Animal Ethics (UPF-CAE) de la Universitat Pompeu Fabra.  
La crisi ecològica és el problema més greu que ha tingut mai la humanitat, i resoldre-la amb criteris de justícia és una tasca difícil. Però tenim el coneixement científic per saber el que cal fer, i tenim la lluita i l'esperança de moltes persones. I a més, no estem soles: les altres espècies amb les quals compartim la biosfera treballen per al bon funcionament dels ecosistemes, i ens podem aliar amb elles per lluitar plegades, vida que defensa la vida.

17 de mayo de 2023

El ruido submarino: la nueva amenaza para los ecosistemas que traspasa los océanos

 Las Palmas de Gran Canaria.- Con el equipo adecuado, el ruido que provocan bajo el agua los barcos que entran y salen del puerto de Nueva York se puede registrar en las costas europeas, aseguran los científicos que trabajan en este campo. Y solo es la punta del iceberg de un problema de dimensiones enormes y crecientes, que afecta a casi todos los océanos y pone en riesgo la vida marina.

La Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan) reúne esta semana en Las Palmas de Gran Canaria a representantes de instituciones científicas de nueve países europeos que trabajan de forma coordinada para intentar abordar este problema, desde la comprensión de cómo afecta el ruido a cada especie hasta el diseño de nuevos modelos de hélices que ayuden a que el tráfico marítimo sea un poco más silencioso.

Reducción de la velocidad

Pero con alrededor de 100.000 barcos navegando por los diferentes océanos, muchos de ellos concentrados en pasos con altísimos niveles de tráfico marítimo, como el Canal de la Mancha, algunos investigadores se preguntan por qué no actuar ya en lo más inmediato: la velocidad.

Con una simple reducción del 20 % en la velocidad a la que navega, el ruido submarino que emite un barco cae de manera muy significativa, en una proporción casi siempre mayor, sin necesidad de cambiar nada más en su sistema de propulsión para hacerlo más eficiente y silencioso, explica el investigador de Plocan José Antonio Díaz Ávila, que coordina esta reunión del proyecto “Saturn”.

Díaz Ávila reconoce que navegar más despacio puede afectar a los costes de las navieras, porque eleva los tiempos de entrega de las mercancías, pero probablemente también reduzca su consumo de energía.

No obstante, defiende que esta es una materia susceptible de regulación legal, tanto nacional como internacional y lo plantea en estos términos: “Si hemos limitado la velocidad en las autopistas para evitar muertes, ¿por qué no se puede reducir la velocidad de navegación para mejorar la salud de los ecosistemas marítimos?”

Ruido

Y es que el ruido no solo afecta a los cetáceos, en los que suele focalizarse el problema, sino también en mayor o menor medida a todos los seres marinos: a los peces, a los cefalópodos y a numerosos moluscos, advierte Gerry Sutton, representante en este proyecto de la Universidad Colegio de Cork (Irlanda).

“Casi todas las especies están afectadas. En el mar, los seres vivos están adaptados a usar el sonido para casi todo, porque hay muchas zonas del océano donde apenas llega la luz”, explica.

Sin embargo, todos los mares están inundados de ruido generado por el hombre, con contadas excepciones, como la Antártida y pequeñas zonas de los océanos que, por las características físicas de sus fondos, disfrutan de cierto silencio, detalla Michael Ainslie, investigador en Alemania de la consultora Jasco Applied Sciencies, especializada en el monitoreo del ruido submarino.

Hasta el punto de que, en determinadas frecuencias, como las comprendidas entre 50 y 100 hercios, es imposible saber ya cuál es el “ruido natural” de los océanos, porque están saturadas por las emisiones de los motores de los buques. EFEverde

Maher Mahjoub (UICN): “Cuidar los ecosistemas mediterráneos es un deber político y social”

 Irene Martín Morales

Málaga.- El nuevo director del Centro de Cooperación del Mediterráneo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el tunecino Maher Mahjoub, asegura que “cuidar los ecosistemas” es ya “un deber político y social” para combatir el cambio climático, que está afectando a “la pérdida de biodiversidad y hábitats de la región”.

Mahjoub subraya, en una entrevista con EFE, que para conseguir este reto es necesario “consolidar y fortalecer la relación entre los países” del arco Mediterráneo.

“Todavía existe un gran hueco entre el norte y el sur”, ya sea por “motivos financieros, sociales o de acceso a información”, explica, pero “la UICN se basa en sus miembros y debemos apoyarlos para buscar soluciones comunes y tomar medidas de cara a los desafíos que están viniendo”.

Más colaboración entre gobiernos y ongs

Mahjoub, al frente de la entidad que desarrolla el principal programa de cooperación internacional para proteger la biodiversidad del área mediterránea, apuesta asimismo por “mejorar los vínculos entre gobiernos y organizaciones civiles como las ONG”, que hasta ahora “no han establecido confianza entre sí”, aunque tienen objetivos similares para la región.

Los gobiernos, añade, aunque son “más conscientes” de las consecuencias del cambio climático, establecen “otras prioridades en su agenda”, pese a que “incluir al medio ambiente no es un lujo, sino un deber”, pues “no hay plan B”.

El directivo, con una amplia experiencia en el Ministerio de Medio Ambiente de Túnez, la Comisión Mundial de Áreas Protegidas y la propia UICN, destaca a España como país que “ha apoyado al centro desde sus comienzos” y puede adoptar “un rol líder” por “su experiencia en creación, gestión y monitorización en áreas protegidas” para implantar el marco global de la biodiversidad en el Mediterráneo.

“El primer paso es saber el potencial de tu país”, incide.

Aumentar la protección del Mediterráneo, foco de biodiversidad 

El Mediterráneo, rodeado por 23 países, es “un punto caliente para la biodiversidad”, aunque apenas “tiene la protección de un 8 %”, frente al 16 % de otros mares y océanos”.

Esto, advierte el experto, debe cambiar notablemente para poder cumplir con “el objetivo 30×30”, que significa proteger el 30 % de los océanos del mundo de aquí a 2030, tal y como se acordó en la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad (COP15).

“Ya tenemos varios proyectos en esta línea” y uno de ellos está orientado al Mar de Alborán, pequeña zona del Mediterráneo caracterizada por sus “complicaciones” y su “potencial” y que en la UICN se marcó como “prioridad” en 2010.

En él, la organización “identifica áreas protegidas” y propone la toma de acciones conjuntas con los países de alrededor partiendo de información de administraciones, universidades y otras instituciones.

Más ecosistemas amenazados

Mahjoub remarca el trabajo de la UICN en otros ecosistemas también amenazados por la pérdida de hábitats, el aumento de contaminación y las especies invasoras, como los forestales, que acumulan incendios, o los humedales, escasos de agua por la falta de lluvia.

Pone como ejemplo Doñana, que “es bien conocido por sus humedales, pájaros y toda su biodiversidad” y que vive “una dura situación, especialmente por la sequía”.

“Nuestro desafío es ver por qué ha llegado a este estado y crear un mapa de ruta para restablecer la situación como estaba años atrás”, señala Mahjoub, que recuerda que Doñana desde 2014 pertenece a su Lista Verde, que cuenta con un “panel independiente de expertos” para dar respuestas y recomendaciones a la administración competente.

Actuación en Málaga

El directivo tunecino ha apelado especialmente a la actuación en Málaga, donde tiene su sede el Centro de Cooperación del Mediterráneo, y defiende “valorar y cuantificar” los servicios ambientales de la cuenca del Guadalhorce y el Parque Nacional de la Sierra de las Nieves como espacios naturales claves de la provincia.

“Considero que para aspectos relacionados con el medio ambiente y su conservación debería haber más apoyo y poder para las ciudades”, apunta.

En su opinión, si Málaga acoge finalmente la Expo 2027 será “una oportunidad excelente para mostrar su compromiso con la naturaleza”. “Si tiene éxito, deberíamos fortalecer nuestra colaboración para identificar acciones conjuntas para preservar la biodiversidad y salir adelante contra el cambio climático”, remarca. EFEverde

10 de mayo de 2023

¿Qué implicancias tiene la crisis climática para los trabajadores?

 

Con motivo de la celebración del Día del Trabajador queremos invitarte a reflexionar sobre las implicancias que tiene la crisis climática para los trabajadores. Históricamente se ha luchado por los derechos laborales pero debemos saber que nuestro trabajo también tiene un impacto en el planeta y debemos actuar en consecuencia.

La falta de acción frente a este problema puede generar una serie de riesgos para la economía y el empleo, como el aumento de los precios de los recursos naturales y la reducción de la productividad en algunos sectores. 

El Papa Francisco ha hablado en múltiples ocasiones sobre la relación entre el trabajo y la crisis medioambiental, y ha señalado que «la naturaleza es un don que hemos recibido, no es un producto de nuestra mano». En su encíclica Laudato Si’, el Papa destaca la importancia de un enfoque integral para abordar los problemas medioambientales, que incluya no solo la protección de la naturaleza, sino también la protección de los derechos humanos, incluidos los derechos laborales.

En 2019, la ONU celebró una Cumbre sobre la Acción Climática en la que se presentó una nueva iniciativa, la “Acción Climática para el empleo”, destinada a garantizar que la creación de empleos decentes y la protección de los medios de vida estén en el centro de los esfuerzos de los países para impulsar la acción climática. España y Perú han liderado esta iniciativa, desarrollada juntamente con la Cumbre de la Acción Climática, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y otros miembros del Área de Acción de Impulsores Sociales y Políticos de la Cumbre.

Es nuestra tarea promover la transición hacia una economía baja en carbono para generar empleos verdes y mejorar las condiciones de trabajo en algunos sectores. A su vez, podemos proponer la adopción de prácticas sostenibles en ámbitos de trabajo, como la reducción del consumo de energía y de recursos, y la promoción de prácticas de reciclaje y reutilización.

Que el Día del Trabajador sea una oportunidad para recordar que nuestro trabajo y nuestra relación con el medio ambiente están estrechamente relacionados. Debemos trabajar juntos para abordar la crisis climática y proteger el planeta que nos da la vida. Haciéndonos eco del mensaje de Francisco, «trabajemos juntos para cultivar este mundo que Dios nos ha confiado para que sea un jardín de armonía y de paz».

Crisis climática: España aumentó sus emisiones de gases de efecto invernadero

 Hoy, jueves 27 de abril, coincidiendo con la semana del Dia de la Tierra se ha presentado el informe Descarbonización 2023, elaborado por El Observatortio de Sostenibilidad y GrandMother. El mismo se publica desde 2012 e incluye datos de la evolución de las emisiones de los sectores del mercado de emisiones (energético, cementero, de aviación, de refino, químico, etc.) a escala europea, española y por comunidades autónomas por instalaciones y de las empresas más contaminantes con datos históricos desde 2008.

Crisis climática: España aumentó sus emisiones de gases de efecto invernadero
Marcin Jozwiak

Este informe anual es crucial porque recoge las tendencias del país en su comportamiento respecto a uno de los mayores problemas planteados a corto plazo como es el cambio climático. El verano de 2022 por sus extremos meteorológicos en temperaturas, olas de calor, noches tórridas, sequía, incendios … ha sido determinante para que la sociedad española asuma la gravedad del reto y la necesidad de tomar medidas urgentes de descarbonización y adaptación al cambio climático.

Una de los principales datos que expone el informe es que España aumentó sus emisiones del mercado de carbono en 2022 en un +9%, (+5,7% en conjunto estimado) lo cual suponen un 34,1% del total de las emisiones del país 2,3% aviación y resto sectores energéticos, industriales, cementeros, etc… Los sectores difusos (residencial, agricultura, transporte, calefacción) suponen el resto un 66%. Por su parte, las emisiones de gases efecto invernadero asociadas a la producción de energía aumentaron un 24% . Con estos datos, la descarbonización es cada vez más lejana en nuestro país.

Luego de la crisis provocada por la pandemia de Covid-19, el 2022 fue un año de fuerte crecimiento económico del orden del 5,5% . Pero el crecimiento vino de la mano del aumento de las emisiones. El informe destaca que se observa el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector de la aviación 108%, combustibles fósiles 20%, refinerías petróleo 6% y el descenso del resto de los sectores vidrio-3%, químicos -4%, cemento -9%, acero -10%, cal -10%, cerámica-13% y papel - 22% aunque todas deberían estar presentado una trayectoria de profunda descarbonización si se quieren alcanzar los objetivos del 2030 del PNIEC. 31,9%

Por sectores se observa que el sector refino (13% emisiones mercado de carbono) sigue emitiendo prácticamente lo mismo desde el año 2008 observándose que no ha habido prácticamente ningún tipo de descarbonización, (en 2022 aumentó un 6%. De estas empresas BP, CEPSA y REPSOL se observa que REPSOL incrementó sus emisiones un 16% este año y un 205 desde 2008. Por su parte, el sector de combustión de combustibles fósiles, (47% emisiones mercado carbón) sobre todo empresas eléctricas se observan que en conjunto ha mejorado desde 2008 en un 50% de unas 88m de toneladas a menos de la mitad si bien en 2022 aumentaron cerca del 20% respecto a 2021. En 2022

El sector del cemento (11%) ha reducido sus emisiones un 50% desde el año 2008 y un 9% este año pasado. El sector de la aviación (7%) ya es el cuarto emisor con un 50% de aumento desde el año 2013 y un incremento del 108% respecto al 2021. El sector de la siderurgia, hierro y acero representa el 6% de las emisiones del mercado de carbono y ha reducido sus emisiones un 10% en 2022 y un 20% desde el año 2008. En todos estos sectores (excepto aviación) sin duda el aumento del precio de la electricidad ha sido importante para la reducción de los procesos de producción.

Respecto a la producción de energía en 2022 se observa que la sequía determinó una disminución del 40% en la generación hidroeléctrica, mientras se dispararon las emisiones de las centrales de gas (que aumentaron su producción un 53%) y las centrales de carbón (aumentaron su producción un 56%).

Además de un análisis por sectores, el informe indaga en la ubicación geográfica. Al respecto, las Comunidades Autónomas han mostrado también diferentes comportamientos entre 2022/2021, por una parte, castilla y león -17%, Cantabria -12%, Madrid -8%, Melilla -4%, Comunidad Valenciana -2%, Ceuta-1%, redujeron sus emisiones. Otras permanecieron constantes como Cataluña 0%, Asturias 0% o castilla La Mancha 1% y oras aumentaron otra vez sus emisiones como Extremadura 5%, Galicia 5%, canarias 5%, Navarra 6%, Aragón 10%. Y las que más aumentaron con más de un destacado 15% de aumento de emisiones en un año fueron País Vasco 15%, Andalucía 15%, Baleares 16%, Murcia 22% y Rioja 23%.

Cabe destacar que, Europa en el mercado de emisiones en 2022 disminuyó un 7% y España aumentó un 9%, (en 2021 Europa disminuyó un 5% y España las aumentó un 3%). España supone un 8% del total de las emisiones del mercado ETS siendo el 4º país de Europa 28. Después de Alemania, Polonia e Italia y por encima de Francia, Holanda, Bélgica, Portugal, etc. La comparación por países 2022/2021 se sitúa en una situación intermedia como Italia o Finlandia, pero mejor que Alemania o Suecia que aumentó un 11% aunque peor que Francia o Portugal o Polonia con reducciones entre el 10% y el 15%. Al no haber tomado hasta ahora España medidas radicales hacia la descarbonización, ahora deberán tomarse más contundentemente.

A partir de este análisis, el informe concluye que ciertamente no se ha observado descarbonización en España en el año 2022, cuando se debería estar observando un profundo avance del orden del 7% como recomienda Naciones Unidas en todos los sectores. Además, se debería acelerar para alcanzar los objetivos del PNIEC que marca una reducción del 23% para el año 2030 y que actualmente está siendo revisado para incrementar estos objetivos. Como casi único avance positivo se observa el aumento de la penetración de las energías renovables eléctricas en especial fotovoltaica pero que se está haciendo con profundos impactos ambientales y territoriales. El avance de los datos del consumo de combustibles para el 2023, (-3% en productos petrolíferos y -18% de gas natural) es optimista pero la permanencia de los ciclos combinados y carbón, además de la prolongación de la sequía -que hace que se desplome la producción de energía hidroeléctrica- y el aumento del transporte dibujan otra vez un escenario para el 2023 complicado.

Tres enfoques sobre el cuidado de la tierra

 Por Mons. Fernando Chica Arellano- Cada año, el día 22 de abril nos ofrece una provechosa ocasión para reflexionar sobre los retos de la sostenibilidad ambiental, la contaminación, la biodiversidad y el cambio climático. Desde hace lustros en esa fecha se celebra el Día Mundial de la Tierra, tanto en el ámbito del activismo ecologista (allí surgió esta efeméride en 1970) como en el marco institucional (la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó esa Jornada Internacional en 2009). También, desde la perspectiva eclesial podemos acercarnos a esta cuestión. Hay, al menos, tres enfoques al respecto, que se corresponden con tres palabras clave.


Primero, encontramos la noción teológica de la creación. Por ejemplo, en su Mensaje para la XXIII Jornada Mundial de la Paz, en 1990, san Juan Pablo II recordaba que “los cristianos descubren que su cometido dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador, forman parte de su fe”. No es extraño, por tanto, que durante la Vigilia Pascual, después de proclamar la lectura del relato de la creación en el libro del Génesis, oremos pidiendo comprender “cómo la creación del mundo en el comienzo de los siglos no fue obra de mayor grandeza que el sacrificio de Cristo en la plenitud de los tiempos”. Es decir, que la teología de la creación no sólo remite al Padre Creador, sino también a Cristo Redentor. Como dice la Carta a los Colosenses, por medio de Cristo “fue creado todo, en el cielo y en la tierra: lo visible y lo invisible […]. Todo fue creado por él y para él, él es anterior a todo y todo tiene en él su consistencia” (1, 16-17). A este respecto, se leerá con provecho el segundo capítulo de la encíclica Laudato Si’, titulado “el evangelio de la creación” (LS 62-100). Siendo también útil traer a colación que todos los años, el día 1 de septiembre, celebramos la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que da inicio al Tiempo de la Creación, iniciativa ecuménica.


En segundo lugar, tenemos la expresión casa común, incorporada por el papa Francisco en el subtítulo de la mencionada encíclica Laudato Si’, invitándonos al cuidado y salvaguarda de nuestro planeta. Si la creación es un término teológico, aquí encontramos una palabra de resonancias más bien espirituales. Inspirado en san Francisco de Asís, el Santo Padre recuerda que “nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos” (LS 1). Al mismo tiempo, “basta mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de nuestra casa común” (LS 61). Como dijo Su Santidad en su Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación del 2022, “si aprendemos a escucharla, notamos una especie de disonancia en la voz de la creación. Por un lado, es un dulce canto que alaba a nuestro amado Creador; por otro, es un amargo grito que se queja de nuestro maltrato humano”. Por eso, la convicción de vivir en una casa común se encarna en iniciativas concretas que, al mismo tiempo, expresan y alimentan la vida espiritual: “De esa manera se cuida el mundo y la calidad de vida de los más pobres, con un sentido solidario que es al mismo tiempo conciencia de habitar una casa común que Dios nos ha prestado. Estas acciones comunitarias, cuando expresan un amor que se entrega, pueden convertirse en intensas experiencias espirituales” (LS 232). En este sentido, resultará sugerente y fecunda la lectura del capítulo sexto de la ya indicada encíclica Laudato Si’. Animados por sus fecundas y pertinentes reflexiones, y vista la sequía que nos azota, podríamos cuidar de la naturaleza utilizando el agua de forma genuinamente responsable, procurando para ello ducharnos en vez de bañarnos, no dejar el grifo abierto mientras nos afeitamos o lavamos los dientes, instalar sistemas de ahorro de agua en grifos, duchas o cisternas, arreglar fugas o averías en las tuberías, usar sistemas de riego por goteo en los jardines, no vaciar las piscinas de forma injustificada, etc.


En tercer lugar, podemos hablar de ecología, término que nos vincula con las disciplinas científicas y con los movimientos sociales. La doctrina social de la Iglesia utiliza este vocablo hablando de “una ecología que, entre sus distintas dimensiones, incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea” (LS 15), del “sentido humano de la ecología” (LS 16) o de una “ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales” (LS 137 y todo el capítulo 4 de la encíclica). El mismo papa Benedicto XVI, en un discurso ante el Parlamento Federal Alemán, el 22 de septiembre de 2011, se refirió a la aparición del movimiento ecologista en su patria como “un grito que anhela aire fresco, un grito que no se puede ignorar ni rechazar porque se perciba en él demasiada irracionalidad”. Valoró en dicha alocución cómo la gente joven “se dio cuenta que en nuestras relaciones con la naturaleza existía algo que no funcionaba; que la materia no es solamente un material para nuestro uso, sino que la tierra tiene en sí misma su dignidad y nosotros debemos seguir sus indicaciones”. En 2010, en su Mensaje para la XLIII Jornada Mundial de la paz, dicho Pontífice ya había subrayado con agudeza la responsabilidad de la Iglesia en la defensa de la naturaleza y el cuidado de la creación, don de Dios para todos, indicando que “la degradación de la naturaleza está estrechamente relacionada con la cultura que modela la convivencia humana, por lo que «cuando se respeta la ecología humana en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia». Los deberes respecto al ambiente se derivan de los deberes para con la persona, considerada en sí misma y en su relación con los demás”. Por eso, el papa Benedicto alentaba de buen grado una auténtica “ecología humana”, con la renovada convicción de la inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases, y en cualquier condición en que se encuentre, de la dignidad de la persona y de “la insustituible misión de la familia, en la cual se educa en el amor al prójimo y el respeto por la naturaleza”. Y es que “hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (LS 49). Más bien, debemos captar “hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior” (LS 10).


Estas tres aproximaciones no son excluyentes sino, más bien, complementarias: teología, espiritualidad y pastoral social; creación, casa común y ecología. Incluso podríamos ver aquí un eco de los clásicos trascendentales: verum, pulchrum, bonum. En la tutela, el cuidado y salvaguarda de la Tierra convergen la verdad de la teología de la creación, la belleza espiritual de la casa común y la bondad de nuestro compromiso en el ámbito eco-social.

 


Mons. Fernando Chica Arellano
Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA

Ecología integral, ecología humana

 En toda la cuestión ecológica hay en el fondo e inseparable de ella una cuestión profundamente humana, antropológica, y contiene o subyace a ella siempre una cuestión moral. La ecología, la crisis o la cuestión ecológica en modo alguno pueden sustraerse ni tampoco puede entenderse separada o al margen del hombre, como tampoco puede entenderse la cuestión antropológica, el cuidado y desarrollo del hombre, sin aquello que comporta la defensa y protección de la naturaleza, del cosmos, del ambiente: no se puede valorar la crisis ecológica separándola de las cuestiones ligadas a ella, ya que está estrechamente vinculada a la visión del hombre y su relación con sus semejantes y la creación. Por eso el Papa Francisco acuña una nueva expresión: ecología integral.

El Papa analiza amplia y detenidamente muchas cuestiones de tipo humano y moral a propósito de la ecología que no voy a desarrollar ahora, pero sí que quiero destacar un punto que considero básico: El tema del deterioro ambiental cuestiona los comportamientos de cada uno de nosotros, los estilos de vida, etc. Ha llegado el momento en que resulta indispensable un cambio de mentalidad efectivo que lleve al hombre a adoptar nuevos estilos de vida, 'a tenor de los cuales, la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con todos los demás hombres para un desarrollo común, sean los elementos que determinan las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones. Se ha de educar cada vez más para construir la paz a partir de opciones de gran calado en el ámbito ecológico, personal, familiar, comunitario y político. Todos somos responsables de la protección y el cuidado de la creación. Esta responsabilidad no tiene fronteras. Según el principio de subsidiariedad, es importante que todos se comprometan en el ámbito que les corresponda, trabajando para superar el predominio de los intereses particulares, en favor de una responsabilidad ecológica, que debería estar cada vez más enraizada en el respeto de la “ecología humana”. Ocuparse del medio ambiente exige una amplia y global visión del mundo -en la que no se puede ignorar al hombre y la visión del hombre conforme al designio de verdad y amor del Creador-; un esfuerzo común y responsable para pasar de una lógica centrada en el interés particular a una perspectiva que abarque el bien común y de todos. Las relaciones entre las personas, los grupos sociales y los Estados, al igual que los lazos entre el hombre y el medio ambiente, están llamadas a asumir el estilo del respeto y de la 'caridad en la verdad': aquel al que el Papa Benedicto XVI apuntaba ya tan lúcidamente en su Encíclica Caritas in Veritate, que tiene tan profundas consecuencias en todos los órdenes, particularmente por cuanto sitúa al hombre, inseparable de Dios su Creador y de su proyecto de amor y de verdad sobre todo lo creado, como explicita y desarrolla con tanta sencillez y claridad el Papa Francisco. 

No podemos olvidar algo que es fundamental y que se olvida frecuentemente: El modo en que el hombre trate el ambiente influye en la manera en que se trata a sí mismo, y viceversa. Esto exige que la sociedad actual revise su estilo de vida, y consiguientemente su misma visión del hombre. Es necesario un cambio efectivo de mentalidad que nos lleve a adoptar nuevos estilos de vida, a los que subyace una concepción sobre el hombre conforme a la verdad que le constituye, aquella impresa en su gramática humana por el Creador.

La Iglesia tiene una responsabilidad -todos sin excepción la tenemos- respecto a la creación, y la debe hacer valer en público, tiene y siente el deber de ejercer esa responsabilidad en público, y no sólo ante sus fieles o en la privacidad de su ámbito, para defender la tierra, el agua y el aire, como dones de Dios creador, dones de la creación que pertenecen a todos porque a todos se los ha dado su Creador. Pero sobre todo debe proteger al hombre contra la destrucción de sí mismo; todos, en general, y la Iglesia de manera particular, ha de hacer valer en público y en privado, a tiempo y destiempo, con ocasión y sin ella, el deber de proteger por encima de todo al hombre frente al peligro de la destrucción de sí mismo: sólo así defenderá la tierra y el ambiente. "Es necesario que exista una especie de ecología del hombre bien entendida. En efecto, la degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana: cuando se respeta la ecología humana en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia. Así como las virtudes humanas están interrelacionadas, de modo que el debilitamiento de una pone en peligro también a las otras, así también el sistema ecológico se apoya en un proyecto que abarca tanto la sana convivencia social como la buena relación con la naturaleza" (CV 51).

Se entiende, a partir de aquí, que "no se puede pedir a los jóvenes que respeten el medio ambiente, si no se les ayuda en la familia y en la sociedad a respetarse a sí mismos: el libro de la naturaleza es único, tanto en lo que concierne al ambiente como a la ética personal, familiar y social. Los deberes respecto del ambiente se derivan de los deberes para con la persona, considerada en sí misma y en su relación con los demás", con la creación, y con Dios. No se puede olvidar, como dije antes, que una correcta concepción de la relación del hombre con el medio ambiente no lleva a absolutizar la naturaleza ni a considerarla más importante que la persona misma".

La Iglesia, por su misma entraña, por el fundamento que la sustenta, Jesucristo, es un SÍ total al hombre, en lo que le constituye su especificidad: el ser persona. Por eso permanentemente aboga por el hombre, enseña y defiende algo que es básico, con frecuencia olvidado, pero sin lo que no hay futuro para la humanidad: el hombre mismo, la dignidad y grandeza del ser, de la persona humana, a la que se refiere la misma creación, la cultura y la historia. Por eso, "el Magisterio de la Iglesia manifiesta sus reservas ante una concepción que nos rodea inspirada en el ecocentrismo y el biocentrismo, porque dicha concepción elimina la diferencia ontológica y axiológica entre la persona humana y los otros seres vivientes. De este modo se anula en la práctica la identidad y el papel superior del hombre, favoreciendo una visión igualitarista de la “dignidad” de todos los seres vivientes... La Iglesia invita, por ello, a plantear la cuestión ecológica respetando la 'gramática' que el Creador ha inscrito en su obra, confiando al hombre el papel de guardián y administrador responsable de la creación, como señalamos ya al principio, papel del que ciertamente no debe abusar, pero del que tampoco debe abdicar. Ni el naturalismo que equipara el hombre a cualquier otro ser de la creación, ni la absolutización de la técnica y el poder humano que termina por atentar gravemente no sólo contra la naturaleza, sino también contra la misma dignidad humana.

Esto tiene que ver mucho con la educación, centrada en la persona, inseparable del cosmos, de la creación, de la naturaleza, y en la formación de la persona para que actúe, en conformidad con su identidad, responsablemente, y respetando fielmente la dignidad inviolable que le corresponde a cada ser humano, con derechos y deberes fundamentales y universales, entre los que destaca como primero el derecho y el deber de la vida. Y por eso es preciso, dentro de una ecología integral, "alentar la educación de una responsabilidad ecológica que salvaguarde una auténtica 'ecología humana' y, por tanto, afirme con renovada convicción la inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases, y en cualquier en que se encuentre, la dignidad de la persona y la insustituible misión de la familia, en la cual se educa en el amor al prójimo y el respeto por la naturaleza.

El problema decisivo, pues, será la capacidad moral global de la sociedad y la educación moral de los hombres. "Es preciso salvaguardar el patrimonio humano de la sociedad. Este patrimonio de valores tiene su origen y está inscrito en la ley moral natural, que fundamenta el respeto de la persona humana y de la creación", el que reclama una correcta concepción de la relación del hombre con la naturaleza -la suya propia-, más aún, el que exige el reconocimiento de la relación inseparable que existe entre Dios, los seres humanos y toda la creación.

Se entiende así lo que con tanto vigor dijo ya el Papa Benedicto XVI en su Encíclica Caritas in Veritate: "Para salvaguardar la naturaleza no basta intervenir con incentivos o desincentivos económicos, y ni siquiera basta con una instrucción adecuada. Éstos son instrumentos importantes, pero, el problema decisivo es la capacidad moral global de la sociedad. Si no se respeta el derecho a la vida y a la muerte natural, si se hace artificial la concepción, la gestación y el nacimiento del hombre, si se sacrifican embriones humanos a la investigación, la conciencia común acaba perdiendo el concepto de ecología humana y con ello de la ecología ambiental. Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones el respeto al ambiente natural, cuando la educación y las leyes no les ayudan a respetarse a sí mismas. El libro de la naturaleza es uno e indivisible tanto en lo que concierne a la vida, la sexualidad, el matrimonio, la familia, las relaciones sociales, en una palabra, el desarrollo humano integral" (CV 51), a cuyo servicio se ha de poner toda la educación. (Aquí es donde habrá que situar las bases del llamado "pacto escolar", y sin ello no habrá posibilidad de llegar a un verdadero entendimiento). Esta manera de ver las cosas quedan asumidas y reafirmadas por el Papa Francisco, con grandísimo vigor, en su encíclica Laudato Sí.

Los deberes que tenemos con el ambiente están relacionados con los que tenemos para con la persona considerada en sí misma y en su relación con los otros y con la creación. No se pueden exigir unos y conculcar otros. Es una grave antinomia de la mentalidad actual, que envilece a la persona, trastorna el ambiente, trastorna el ambiente y daña la sociedad (CV 51).

Todo esto requiere un ulterior y último fundamento, dentro de una ecología integral: La verdad, y el amor que la persona desvela, no se pueden producir, sólo se pueden acoger. Su última fuente no es, ni puede ser, el hombre, sino Dios, o sea Aquel que es Verdad y Amor. Este principio es muy importante para la sociedad y el desarrollo, en cuanto que ni la Verdad ni el Amor pueden ser sólo productos humanos; la vocación misma al desarrollo de las personas y de los pueblos no se fundamenta en una simple deliberación humana, sino que está inscrita en un plano que nos precede y que para todos nosotros es un deber que ha de ser acogido libremente. Lo que nos precede y constituye -el Amor y la Verdad subsistentes- nos indica qué es el bien y en qué consiste nuestra felicidad. Nos señala así el camino hacia el verdadero desarrollo (CV 52), que es inseparable de una ecología integral.

¡Gracias Santo Padre!, por este regalo que nos hace a la humanidad entera, que es un faro de luz para proseguir el camino que Dios nos marca en la creación y en la redención.

Carlos III del Reino Unido, el rey más ecologista

 La afición a la jardinería del nuevo monarca del Reino Unido es bien conocida. En 1986, en una entrevista televisiva, el por entonces Príncipe de Gales declaró: “Hablo con las plantas, de verdad, es muy importante hablar con ellas, me responden”. Estas palabras fueron objeto de burla dentro y fuera de su país, pero reflejaban una pasión que siempre le ha acompañado: el amor por la naturaleza.

Entre los actuales reyes europeos, Carlos III es el que ha subido al trono con mayor edad (73 años). Durante todos estos años muchos elementos de su carácter han podido cambiar, pero hay algo que no ha disminuido con el paso del tiempo: su preocupación por el medio ambiente. Prueba de que este ecologismo ha permanecido inalterable durante años es, por ejemplo el discurso ecologista (el primero de muchos) que pronunció en febrero de 1970, con 21 años, en el que expresó su alarma por la creciente cantidad de residuos plásticos que contaminaban el entorno. Hoy nos parece un problema evidente –se ha calculado que más de cinco billones de trozos de plástico ensucian los océanos– , pero por entonces solo importaba a unos pocos científicos y algunos ecologistas que eran tachados de hippies y exagerados.

El antiguo Príncipe de Gales y actual rey del Reino Unido, Carlos III, durante un evento de sostenibilidad y participación del G7 en St James's Palace en Londres en junio de 2021.
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MÁS DE 50 AÑOS DE ACTIVISMO REAL

Ese discurso fue el principio de una continua tarea conservacionista que ha ido dejando frases lapidarias por el camino. En 1989, durante un encuentro mundial de expertos sobre la capa de ozono, dijo que “desde la Revolución Industrial, los seres humanos han estado alterando ese equilibrio [de la naturaleza], eligiendo persistentemente opciones a corto plazo, y al diablo con las repercusiones a largo plazo”. En 2011, durante la cumbre climática de la ONU celebrada en París, sentenció: “Es muy simple: debemos salvar nuestros bosques, porque no existe un Plan B para abordar el cambio climático o muchos de los otros desafíos críticos que enfrenta la humanidad sin ellos”.

“Es muy simple: debemos salvar nuestros bosques, porque no existe un Plan B para abordar el cambio climático o muchos de los otros desafíos críticos que enfrenta la humanidad sin ellos”, apuntó en una cumbre climática Carlos III del Reino Unido.

Su ecologismo tuvo uno de sus momentos más mediáticos en el Foro Económico Mundial celebrado en 2020 en Davos (Suiza). Allí conoció a la famosa activista medioambiental Greta Thunberg, y en un discurso duro y directo advirtió de la gravedad del cambio climático: “¿Queremos pasar a la historia como las personas que no hicieron nada para sacar al mundo del borde del abismo a tiempo para restablecer el equilibrio, cuando pudimos haberlo hecho? Yo no quiero”.

Además, aprovechó esa cita anual de líderes mundiales para anunciar el lanzamiento de la Iniciativa Mercados Sostenibles, destinada a involucrar a las empresas en la transición hacia un futuro sostenible. Según sus propias palabras, se trata de un “plan de recuperación que pone a la naturaleza, las personas y el planeta en el centro de la creación de valor global”. En 2007, el primogénito de la que fue reina durante más de 70 añosIsabel II, ya había impulsado el Prince´s Rainforest Project, para luchar contra la deforestación de las selvas tropicales.

El Príncipe de Gales se reunió con la activista climática Greta Thunberg tras dar un discurso en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.
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UN REY MEDIÁTICO Y PREMIADO

Carlos III ha usado todos los medios a su alcance en su cruzada verde: además de sus discursos, sus declaraciones y su patrocinio y apoyo a todo tipo de proyectos conservacionistas y sostenibles, ha grabado documentales, publicado artículos e incluso ha publicado libros al respecto. De hecho, el pasado mayo se lanzó en español Armonía, un ensayo que escribió en colaboración con Ian Skelly, locutor de la BBC, y el ambientalista Tony Juniper. En esta obra publicada en inglés en 2010, el monarca defiende que la solución al cambio climático y la pobreza pasa por “alcanzar el equilibrio con la naturaleza”.

El rey del Reino Unido, Carlos III, saluda a un perro durante su visita a las comunidades afectadas por las inundaciones en Somerset en 2014.
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En 1990, presentó para la BBC el documental Su Alteza Real el Príncipe de Gales: La Tierra en Equilibrio. Una Visión Personal del Medio Ambiente, en el que insistía en que debíamos cambiar nuestra relación con la naturaleza. Prueba de esta visión ecologista es que sus más de 50 años de lucha por preservar los ecosistemas y la biodiversidad han sido reconocidos con varios premios internacionales que han destacado su contribución a la preservación y protección del medio ambiente.

¿UN REINADO IGUAL DE VERDE?

El “eterno heredero”, como se le ha llamado habitualmente, ha aterrizado en el trono inglés en plena crisis climática, con el calentamiento global desbocado incluso en el verde y fresco Reino Unido, donde este verano se vivió una ola de calor histórica (en Heathrow se alcanzaron 40,2 ºC) que paralizó el país y llevó al nuevo rey a decir que “los compromisos sobre las cero emisiones netas nunca han sido más importantes que ahora que todos nos sofocamos”. Él ha procurado predicar con el ejemplo: según la Casa Real Británica, cuando era Príncipe de Gales, “alrededor de la mitad del uso de energía doméstica y de su oficina provenía de fuentes renovables”, y se intentaba que su actividad tuviera el mínimo impacto ambiental, incluidos sus viajes.

Cuando era Príncipe de Gales, “alrededor de la mitad del uso de energía doméstica y de su oficina provenía de fuentes renovables”, afirman desde la Casa Real Británica.

El nuevo rey Carlos III del Reino Unido siempre ha tendido a expresarse libremente, sin tapujos, y su interés por la naturaleza podría acercarlo a la juventud británica

, entre la que no es nada popular. Sin embargo, ¿cómo podrá conjugar su defensa del medio ambiente con su obligación estricta de mantener la neutralidad política, algo en lo que su madre fue ejemplar durante sus 70 años de reinado?

El año pasado, Carlos se reunió por videoconferencia con los líderes de la Commonwealth para acelerar las acciones contra el cambio climático e impulsar inversiones sostenibles. Puede ser una pista de lo que intentará promover desde su puesto simbólico un hombre que dijo en una ocasión: “Siempre he creído que vivir en un planeta finito significa que, para mantener su viabilidad, debemos reconocer que esto impone ciertas restricciones y límites a nuestra ambición humana”. Solo el tiempo lo dirá.