27 de julio de 2020

La deforestación se redujo de forma sustancial en Sudamérica en la última década

La deforestación se redujo sustancialmente en Sudamérica en el periodo 2010-2020 en comparación con la década anterior, a pesar de que la tala ilegal ha continuado en particular para aumentar el suelo dedicado a la agricultura intensiva, según un organismo especializado de la ONU.
“La tasa de pérdida neta de bosques ha bajado de forma importante en Sudamérica a casi la mitad entre 2010 y 2020, comparado con 2000-2010”, concluye una evaluación global de recursos forestales presentada hoy por el Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En el último decenio evaluado, Sudamérica perdió 2,6 millones de hectáreas de bosques anuales.
Por regiones, la situación más grave correspondió a África, donde cada año se deforestaron 3,9 millones de hectáreas. En ese continente cada década ha sido peor que la anterior desde 1990.
En términos positivos puede valorarse la situación en Asia, donde se registró la mayor recuperación de bosques en los últimos díez años.

Bosques del planeta

El planeta tiene un área total de 4.060 millones de hectáreas de bosques, lo que representa el 31 % de la superficie terrestre y más de la mitad (54 %) de las cuales se concentra en tan solo cinco países: Rusia (20 %), Brasil (12 %), Canadá (9 %), Estados Unidos ( 8 %) y China (5 %).
Desde 1990, se han perdido 178 millones de hectáreas, lo que equivale al tamaño de Libia, uno de los países más grandes de África, pero al mismo tiempo ha habido una reducción en el daño sufrido por esos espacios naturales. 
En algunos casos los países han puesto freno a su destrucción, mientras que en otros hubo reforestación y una expansión natural de los bosques.

Protección frente a la deforestación

Al presentar estos datos, el coordinador de la evaluación y experto de la FAO, Anssi Pekkarinen, dijo que estos avances positivos no deben llevar a creer que los bosques están salvados y que hay que dejar de preocuparse por ellos.
“Tenemos que seguir atentos y preocupados por los bosques. Si la reducción de la deforestación continúa al mismo ritmo que en los veinte últimos años, eso significará que tomará otros veinte años detener esta práctica”, explicó.
Con el objetivo de proteger esas áreas existen las zonas protegidas, una categoría que cubre 726 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo.
De todas las regiones, Sudamérica tiene la mayor proporción de áreas protegidas: 31 % del total de sus bosques.
Sin embargo, los planes de gestión de largo plazo de los bosques no siguen la misma dinámica en Sudamérica, donde tan solo el 17 % de bosques cuentan con uno. 
En Europa, la gran mayoría de bosques están manejados en función de planes de ese tipo y un 25 % en África. EFEverde

los últimos lugares verdaderamente vírgenes de los océanos

Se encuentran en lugares inhóspitos. La mayor parte, en islas deshabitadas del océano Atlántico. Esta condición es, precisamente, la que ha permitido que estos espacios permanecieran vírgenes. “Hay una correlación negativa entre presencia humana c onservación del ecosistema”, señala el biólogo marino Enric Sala (Girona, 1968), explorador residente deNational Geographic. Sala ha sido galardonado esta semana con el Premio Sartun 2020, concedido en el marco de la segunda edición del Encuentro de los Mares, por su proyecto Mares Prístinos
Con la ayuda del también español Manu San Félix, cámara en mano, Sala lleva desde el año 2008 recorriendo los mares del planeta en busca de los últimos lugares marinos verdaderamente vírgenes. “Hemos realizado 30 expediciones, gracias a las cuales se ha conseguido proteger 22 de las áreas estudiadas”, explica el biólogo gerundense. “En total suman 5,8 millones de km2, unas 12 veces el tamaño de España”, puntualiza. 
Áreas exploradas en el marco del proyecto Pristine Seas, de National Geographic
Áreas exploradas en el marco del proyecto Pristine Seas, de National Geographic (National Geographic Pristine Seas)
Ninguna de ellas se encuentra en el país… ni en el continente europeo. Las más cercanas están en las Azores (isla portuguesa situada en el Atlántico) y en las Islas Salvajes (un pequeño archipiélago ubicado entre Madeira y las Canarias). Las aguas de las Azores ocultan numerosos montes submarinos, en los que se concentra una gran cantidad de fauna y proporcionan zonas de alimentación clave para las especies migratorias, incluidas ballenas azules y de aleta. 

Desde el 2008

Tras 30 expediciones se han protegido 22 áreas, que suman 5,8 millones de km2, una superficie equivalente a unas 12 veces España


En reconocimiento a su importancia como punto de anidación de numerosas especies de aves, incluida la colonia reproductora más grande del Atlántico de pardela atlántica o canaria, las Islas Salvajes fueron designadas como reserva natural por Portugal en 1971. Ahora forman parte del Parque Natural de Madeira. 
Una de las últimas zonas exploradas en el proyecto Mares Prístinos ha sido la de los Fiordos de Patagonia, en el sur de Chile, entre febrero y marzo de este año. La Reserva Nacional Kawésqar alberga uno de los bosques de algas marinas más saludables de la Tierra y es el hogar de extensas áreas de algas gigantes y de colonias en aguas poco profundas de corales de aguas frías. 
Coral y peces en la península de Osa, en Costa Rica, espacio explorado por Mares Prístinos, de National Geographic
Coral y peces en la península de Osa, en Costa Rica, espacio explorado por Mares Prístinos, de National Geographic (Enric Sala / National Geographic Pristine Seas)
Más al norte se encuentra la península de Osa, en Costa Rica. La península está rodeada de aguas que contienen importantes áreas de concentración de mamíferos marinos, como ballenas jorobadas, rorcual de Bryde, delfines mular o nariz de botella y delfines pintados o manchados (también conocido como delfín moteado del Atlántico). Varias playas alrededor de la península sirven como lugares de anidación para la tortuga verde marina, la tortuga olivácea o golfina, la tortuga carey y las vulnerables tortuga laúd (conocidas por tinglar o baula también). 
La isla Rapa y los islotes Marotiri, en la Polinesia Francesa, acogen una gran cantidad de especies endémicas. Una de ellas, la Rapa sweepe, fue fotografiada por primera vez durante la expedición de Mares Prístinos, realizada en el 2014. Destaca la coexistencia de paisajes marinos muy diferentes entre sí, con jardines de coral llenos de erizos de mar y bosques de algas Sargassum sin ningún erizo. 
Tiburón en la isla de Rapa, fotografiado en el marco de Mares Prístinos, de National Geographic
Tiburón en la isla de Rapa, fotografiado en el marco de Mares Prístinos, de National Geographic (Manu San Felix / National Geographic Pristine Seas)
“Son espacios que se ha conseguido proteger a tiempo”, advierte Enric Sala, “pero falta mucho por hacer”. En la actualidad, menos del 3% de la superficie de los océanos está protegido. Sin embargo, la comunidad científica exige que para el año 2030 se preserve al menos el 30% de su extensión. La buena noticia es que, “si se protege, la vida marina tiene la capacidad de recuperarse muy rápidamente”, afirma Sala.

La bolsa de plástico de un solo uso: historia

Cuando surgieron los plásticos parecía que iban a dar sentido a nuestra existencia, haciéndola más cómoday solucionando los problemas aparejados a los materiales que se usaban en esos momentos, entiéndase el papel, la madera, el metal y el vidrio.
La bolsa de plástico de un solo uso es un residuo frecuente en nuestros mares
Sin embargo, con el paso del tiempo hemos empezado a percatarnos que esta relación tampoco está exenta de problemasalgunos de ellos mucho más graves que los que pretendíamos solucionar.La cuestión de fondoes que, pasado este tiempo, nuestra civilización se ha convertido en adicta al plástico.El pequeño grupo inicial de personas que empezaron a cuestionar el uso poco responsable que se le estaba dando a un material, en esencia bueno para el desarrollo humano, ha ido creciendo hasta dar lugar a un conjunto de iniciativas internacionales en contra del uso abusivo y a la proliferación de desechos plásticos en mares y océanos.
Inicialmente, la atención se ha centrado en el más omnipresente de todos los artículos de usar y tirarla bolsa de plástico.
Puede que la bolsa de plástico de un solo uso no sea el artículo más pernicioso para nuestro entorno, pero si es el más difundido y el que ha sido el foco en primera instancia de la ira popular.
Es fácil entender porqué la bolsa de plástico de un solo uso ha tenido tanto éxito: es ligera, fuerte y barata de producir
Fue en la década de los años 60 del pasado siglo, cuando en plena batalla porque los plásticos se convirtieran en los reyes de los envoltorios de los supermercado, Mobil Oil, principal productora de film de polietileno, tuvo noticias de una bolsa de compra sueca que se estaba empezando a distribuir en Europa.
Esta nueva bolsa era un invento de Sten Thulin que había diseñado una bolsa revolucionaria y distinta a cualquier otras de las existentes de papel.
Tras resolver algunos problemas técnicos que había impedido que otros investigadores tuvieran éxito, Thulindiseñó un ingenioso sistema de pliegues y soldaduras que permitía transformar un delicado tubo de película de polietileno en una bolsa impermeable, liviana, duradera y resistente.
En los esquemas de la patente de 1962, esta bolsa parecía una camiseta sin mangas y de ahí que se conozca popularmente como bolsa camiseta.
Patente de la bolsa camiseta de Sten Thulin
Mobil apostó por este invento con la intención de ganarle la batalla a la bolsa de papel en la caja del supermercado.
Thulin aprovechó las características de la resina de polietileno para crear una maravilla de la ingeniería que, víctima de su mal uso por parte de los consumidores, ha acabado siendo denostada y perseguida.
Este nuevo tipo de bolsa terminó imponiéndose en el mercado con el argumento definitivo de su costemientras que una de estas bolsas costaba 1 o 2 centavos de dólar, las equivalentes de papel costaban entre 3 y 4 veces más.
Aunque la lucha en Estados Unidos entre las bolsas de papel y las de plástico se extendió hasta la década de los 80, se intuía que el futuro era del plástico, lo que llevó a que los fabricantes apostaran por este material y se lanzaran a producir tantas de estas bolsas como se pudieran vender, sin ningún interés en fomentar el uso responsable de este producto.

Con la llegada del nuevo mileniola bolsa de plástico de un solo uso se ha convertido en el artículo de consumo más común en todo el Planeta, llegando a usarse entre medio y 1 billón de bolsas al año, más de 1 millón de unidades al minuto.
Este volumen de uso, unido a que la inmensa mayoría de estas bolsas acababan en la basura o en algún sitio peor, han dado lugar al enorme problema que supone la proliferación de residuos plásticos.
Este problema ha sido acentuado por una de las (buenas) características de este producto: su durabilidad.
No obstante, esta circunstancia intenta ser paliada incorporando a la bolsa de plástico de un solo uso atributos para que sea reciclable, biodegradable o compostable, lo que limitaría su existencia en el ecosistema.
Ahora que conocemos algo más sobre el origen de este artículo de un solo uso, estamos en disposición de plantear alternativas sostenibles a esta situación, que van desde la reducción en su uso, la incorporación de diseño sostenible para racionalizar sus materiales, el empleo de productos sustitutivos, y la necesidad de plantear escenarios en los que no sea necesario recurrir a estas bolsas

Los españoles reciclaron 616.000 toneladas de envases de plástico en 2019

Los españoles reciclaron en sus hogares 616.800 toneladas de envases de plástico en 2019, un 8% más con respecto al año anterior, lo que convierte a España en el país europeo que más residuos de este tipo recicla, según el estudio anual que hoy ha presentado Cicloplast.
De acuerdo con este informe, cada ciudadano recicló una media de 13,2 kilos de envases de plástico doméstico, casi 1 kilo más que el año anterior.
Casi todas las Comunidades Autónomas incrementaron su ratio de recogida, aunque las que superan la media son la Comunidad Valenciana (16,4 kg), País Vasco (16,3 kg), Canarias (14,8 kg), Andalucía (14,5 kg), Cataluña (14,4 kg) y Castilla-La Mancha. 

Líder en Europa

Respecto a Europa, España lidera la clasificación de los países que más envases de plástico doméstico recicla, según los datos más recientes correspondientes a 2018, cuando la cifra estaba en 12,3 kg frente a los 11 kg de Alemania, los 10,3 de Italia o los 8,1 de Bélgica.
La directora general de CicloplatIsabel Goyena, ha explicado durante la presentación del informe que la mejora de los datos españoles se debe al aumento de la “concienciación ciudadana” y la ha desvinculado del consumo de envases -que subió un 1,1%-, por lo que “se recicla mucho más de lo que se consume”.
En todo caso se trata de resultados atribuibles a las “singularidades del modelo español que recoge y recicla todo tipo de envases de plástico”, respecto al modelo de recogida selectiva fuera del hogar, que “no es habitual en otros países europeos”.
Además, España tiene “una de las mejores infraestructuras de clasificación y de empresas recicladoras” del entorno europeo, con capacidad de reciclado de hasta 900.000 toneladas de plástico, según sus datos.
Así, a lo largo de 2018 -datos más recientes facilitados en este sentido-, fue capaz de reciclar el 50,7 % de envases de plástico totales, que incluyen los domésticos, comerciales e industriales, lo que supone más de ocho puntos porcentuales por encima de la media europea de 42%. 
Por segundo año consecutivo, el índice de reciclado de plástico de todas las aplicaciones (42%) es, también, superior al de los vertederos (39%).

Impuesto al plástico

Goyena ha aprovechado la presentación del informe para calificar de “injusto y desproporcionado” la nueva tasa impuesta al plástico no reutilizable planteada en el anteproyecto de la Ley de Residuos, que considera “no es un impuesto ambiental, sino a la industria” y con un tipo impositivo “muy elevado”.
A la larga, esta medida “lo que puede fomentar es la sustitución de materiales que no siempre son más sostenibles que los plásticos”, además de un incremento en el precio del producto final.