14 de agosto de 2018

¿Conoces la verdadera historia detrás de los elefantes pintores?

Nada de lo que consumimos llega a nosotros sin causar una pérdida o una degradación del medio ambiente, la flora o la fauna. Otra cosa es que ese consumo sea sostenible. Desde luego, nada procedente del mundo animal nos viste, adorna o alimenta sin haber causado una dosis de dolor.
No todas las aves corren en libertad por las granjas de pollos y similares antes de convertirse en alitas y nuggets; no todas las vacas son sacrificadas sin dolor. Y, desde luego, los elefantes no nacen con el don natural del arte pictórico.
Thailandia es un país dónde en algún momento los paquidermos fueron tomados por dioses. También en algún momento, los humanos decidimos que hasta los dioses podían ser explotados para nuestro trabajo, divertimento y beneficio en diversas formas.
De entre todas las variantes de explotación a las que sometemos a los paquidermos, en Thailandia han hallado una muy peculiar: los elefantes pintores. En una primera mirada puede ser llamativo y aparentemente lo más perjudicial podría ser que crearan un cuadro de brochazos poco estéticos.Pero no es así.
"Phajaan" es una palabra cuyo significado estremece: "romper el espíritu del elefante". Lo mismo que cualquier domador circense en cualquier país. Ni más ni menos. Se les aleja de su madre cuando crías, se les encadena y se les golpea hasta que aprenden lo básico que el Hombre requiere de ellos.
Pero insistimos: un elefante no nace con el don de un Van Gogh. Los primates, mal que bien, disponemos de un grado creativo que nos permite abstraer la realidad y plasmarla con mayor o menos acierto. El elefante no da pinceladas de conocimiento o interpretación: reacciona a pequeños castigos físicos, al dolor, como heridas o tirones de orejas. ¿A qué nunca habéis visto a un elefante en libertad, lejos de la influencia humana, preocupado porque se le acaba la pintura al óleo?
Thailandia, Camboya, Indonesia e India, son países dónde se encuentran centros de conservación de elefantes que afirman usar el dinero derivado de estas "obras de arte" a la preservación de los animales.
Pero cada "obra pictórica" de cada elefante sometido se vende en su propio país por unos 30 dólares. Cuánta crueldad, someter y torturar a un animal para obtener una pequeña ganancia económica. ¿En qué nos hemos convertido?

No hay comentarios: