13 de enero de 2021

Una española y un sherpa retiran una tonelada de basura del Everest

 La española Xiana Siccardi viajó al Campo Base del Everest por primera vez en 2017 buscando una cura al estrés de su vida, un espacio para la reflexión en medio del caos. "Me emocioné cuando contemplé el Everest, y vi a otros montañeros a mi alrededor llorando también. Es un momento muy especial", asegura.

Se enamoró de Nepal, tanto, que ha vuelto en numerosas ocasiones. Pero fue la segunda vez la que lo cambiaría todo; entonces, pidió al sherpa Lakpa Nuru Sherpa que la guiase a través de las montañas que había habitado desde su nacimiento. "Me llevó a Mera Peak, con una altitud de 6.476 metros. Ahí fue cuando descubrí la belleza exuberante del Himalaya: Lakpa y yo caminamos durante días en absoluta soledad por la jungla, y por bosques de bambú y rododendros en flor temiendo que aparecieran osos. También bajo la lluvia del pre monzón, el granizo y la nieve. Dormimos en casas sherpa sin luz ni calefacción, pero donde siempre había un humeante plato de cocido que sentaba de maravilla bajo la luz de las velas, y tuvimos la suerte de llegar al pueblo de Lakpa, Khari Khola, a unos 70 kilómetros del Everest, el día que celebraban una gran fiesta por el nacimiento de Buda. Fue uno de los mejores viajes de mi vida", afirma Siccardi.

Ese periplo constituye el corazón del libro Sherpas. La otra historia del Himalaya (Ediciones del Viento, 2020), en el que ambos narran tanto sus aventuras en Nepal como sus conversaciones en torno a temas como la familia, la amistad, el turismo de masas, las tradiciones y el amor desde puntos de vistas culturalmente muy distintos. 

portada sherpas la otra historia del himalaya

"Una de las cosas que más me sorprendió de Xiana es que tiene una mente abierta. Creo que en Occidente las personas sois más abiertas de mente y estáis más predispuestas a ser amistosas. Cuando conocí a Xiana, me sorprendió también que fuese capaz de expresar felicidad o tristeza y todas las emociones que pasan a través de ella, cosa que en nuestra cultura no acostumbramos a hacer, porque no solemos expresar nuestras emociones. También he visto en muchos occidentales que, cuando alguien tiene un problema, siempre están preparados para ayudar", explica a Traveler Nuru. 

En el caso de Siccardi, fue la bondad del pueblo sherpa lo que más le impactó de su experiencia en el Himalaya. "Al creer en el karma, tradicionalmente, intentan hacer el bien generosamente,piensan mucho en su comunidad y en quien tienen delante", afirma. "Otro aspecto es la confianza: son más confiados que nosotros y tienen menos miedo a ser heridos, porque no dejan que la tristeza se fije tanto y tan intensamente en ellos como nos pasa a nosotros, ya que a veces la amargura nos puede agriar el carácter. También aprendí de ellos a vencer ciertos miedos, y lo explicamos en nuestro libro a través del episodio en que Lakpa y yo cruzamos los bosques durante varios días y yo vivía aterrorizada a que apareciera un oso, pero él no"

DE LA ESCRITURA DE UN LIBRO A LA RETIRADA DE UNA TONELADA DE RESIDUOS EN EL EVEREST

El pueblo sherpa se dedica en gran medida al turismo, lo que ha hecho que 2020 sea un año muy duro para ellos. "En Nepal no existen ayudas públicas, por lo que hay ONGs e incluso agencias de viaje y restaurantes que están repartiendo comida por las calles de Katmandú", detalla Siccardi. "Por ese motivo, hemos querido impulsar la retirada de una tonelada de basura de la zona del Everest, no sólo por el medio ambiente, sino, principalmente, para generar un poquito de empleo entre los porteadores que tendrían que estar trabajando en el turismo y no pueden llevar ni una moneda a sus casas y familias".

La madre de Lakpa cocina unos 'noodles' al fuego en su casa

Para conseguirlo, la española ha destinado íntegramente los beneficios del libro -que ya va por la segunda edición- a la comunidad de Nuru, mientras que la propia editora también ha cedido una parte de los ingresos. Si la venta aumenta, ascenderá también la cantidad que se puede designar a esta limpieza, muy necesaria. 

"Para llegar a la cima del Everest hay que llevar muchas cosas en varios traslados, como tiendas de campaña, una cocina completa o bombonas de oxígeno, que los sherpas vamos situando en los distintos campamentos en tres o cuatro viajes. Al mismo tiempo, se generan basuras y residuos. La cuestión es que, cuando se llega a la cima y se desciende, todo el mundo está muy cansado, y por lo tanto, todo se vuelve mucho más peligroso, y hay cosas que se abandonan allí porque lo primero es salvar la propia vida. Los sherpas volvemos al Campo Base del Everest para recogerlo todo, pero no podemos regresar libremente al Campo 4, en la llamada ‘zona de la muerte’, que es donde está la mayor parte de la basura", cuenta Nuru.

Para intentar paliar los efectos de las subidas, Nuru explica que cada año se celebra alguna expedición exclusivamente de limpieza para limpiar el Everest. También se impulsa la campaña Cash for Trash, que canjea cada kilo de basura bajado de la montaña por dinero. 

Un lama se prepara para realizar la puja de ascenso al Everest en el Campo Base

Por supuesto, es una tarea que no puede hacer cualquiera, de modo que son los porteadores quienes suelen dedicarse a bajar los residuos de la montaña, en otra muestra de responsabilidad y generosidad ante el turismo extranjero. De hecho, ellos, que son quienes más conocen la montaña -Nuru la ha coronado ya varias veces-, aunque nunca salgan en la relación de escaladores del Everest... ni en las fotos. "Los sherpas ayudamos a los escaladores a llegar a las cumbres. En muchas ocasiones, ellos se graban o se sacan las fotos por sí mismos, y por eso, a veces no aparecemos nosotros. Además, de la cima hay que descender rápidamente, por lo que tampoco hay tiempo para hacer muchas cosas cuando estás arriba", justifica el nepalí.

"En el libro, un sherpa que conozco lamenta que, a veces, se les corte de las fotos en la cima. Me lo dijo un poco triste", explica, por su parte, Siccardi. "Los sherpas lo darían todo por la vida de su cliente, y no sé si nosotros haríamos lo mismo. En la última expedición de Lakpa al Everest, en 2019, el día de la famosa foto de la masificación que dio la vuelta al mundo, Lakpa estaba allí y vio que su cliente se quedó sin oxígeno y le cedió el suyo, así como sus gafas protectoras -la ceguera de montaña es muy peligrosa-. Como resultado, el cliente volvió sano y salvo, y Lakpa regresó de aquella expedición gravemente enfermo, tosiendo sangre y con diez kilos menos".

Xiana y Lakpa en Solukhumbu, region del Everest

UN NUEVO VIAJE AL HIMALAYA

En abril, Siccardi y Nuru estarán en el Himalaya, esta vez, acompañados de otros viajeros que quieran conocer a fondo la zona. "Nos perderemos por la tierra de los sherpas partiendo de Katmandú, recorriendo Lukla -el hub de entrada a las expediciones al Everest- y viajando en helicóptero a la antigua capital del pueblo sherpa, Namche Bazaar. Después, saldremos de ruta y visitaremos pueblos sherpa y templos budistas absolutamente perdidos hasta llegar a casa de Lakpa, donde conoceremos a su familia y su comunidad. Es un viaje maravilloso, emocionante y, sin duda, transformador, que se aparta de las rutas más convencionales y en el que compartiremos la otra historia del Himalaya", cuenta la autora. Puedes conocer más sobre la aventura en la webde la Sociedad Histórica de Viajes y Expediciones.

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