22 de septiembre de 2021

Los anómalos inviernos de Estados Unidos, asociados al calentamiento del Ártico

 

El 15 de febrero de 2021 hubo partes de Texas más frías que zonas de Alaska (los celestes, según su oscuridad, indican temperaturas de 10 o 20 grados bajo cero; los azules más oscuros, -35 grados; los blancos, cero grados) [NASA, Observatorio de la Tierra, Joshua Stevens; datos de GEOS-5, Oficina de Modelización y Asimilación Global del Centro de Vuelos Espaciales Goddard].

Según un estudio basado en décadas de observaciones atmosféricas, los episodios meteorológicos inusualmente fríos que se han vivido en inviernos recientes en Estados Unidos, como en otras partes del hemisferio norte, podrían ser una consecuencia paradójica del calentamiento climático del Ártico. No obstante, sigue sin estar claro si se trata de una tendencia a largo plazo, una tendencia que se mantendrá a medida que el mundo se calienta.

La velocidad a la que se calienta el Ártico duplica la de la Tierra en su conjunto. No es nueva la sospecha que algunos climatólogos tienen de que ese calentamiento tan rápido del Ártico podría desencadenar anomalías en los vientos que circundan el polo norte, con consecuencias para el tiempo que haga miles de kilómetros más al sur.

«Según la opinión corriente, si bien es cierto que el calentamiento global lleva a más olas de calor, también lo es que llevará a menos episodios fríos y menos nevadas», dice Judah Cohen, climatóloga del Instituto de Tecnología de Massachusetts, en Cambridge, y autora principal del estudio. «Pero eso no es verdad en absoluto. Hay mecanismos por los que el cambio climático puede contribuir también a inviernos más duros».

Una característica dominante de la atmósfera sobre el Ártico en invierno es el vórtice polar, una banda de vientos a gran altura que fluye velozmente. Por lo normal, aísla a la atmósfera sobre el Ártico del aire más caliente de más cerca del Ecuador. Pero cuando el vórtice polar se «estira» y ondula, como ocurre a veces, es posible que se filtre aire gélido y llegue a latitudes que, si no, solo experimentarían episodios tan fríos raramente. Un tiempo tan extremo puede resultar fatal en regiones que no están preparadas para unas condiciones heladoras: en febrero murieron al menos 111 personas en Texas cuando un frío aire ártico golpeó ese estado y partes del norte de México.

En su estudio, publicado hace unos días en Science, Cohen y sus colaboradores comparan 40 años de observaciones por satélite con experimentos realizados con modelos computacionales del clima. Los modelos examinaron cómo afectaba la disminución del hielo marino y de la nieve en el Ártico a las corrientes de aire de la región. Como el hielo y la nieve reflejan hacia el espacio una gran parte de la luz solar que reciben, mientras que el océano y el suelo, más oscuros, absorben más radiación, se sabe que esa disminución impulsa el calentamiento del Ártico.

Los investigadores vieron que los episodios de estiramiento del vórtice polar han aumentado claramente en los últimos decenios; sus modelos reprodujeron bien este comportamiento cuando incluían los efectos del calentamiento del Ártico.

«Es un análisis nuevo muy iluminador», dice Dim Coumou, climatólogo de la Universidad Libre de Ámsterdam que no participó en el estudio. «Su fuerza está en que han observado con gran minuciosidad un determinado patrón del vórtice polar que es importante para las olas de frío de ciertos lugares y han respaldado esos análisis observacionales con experimentos realizados por medio de modelos climáticos».

Pero eso de que el calentamiento del Ártico causa episodios de frío intenso en regiones a latitudes medias sigue siendo objeto de un debate apasionado entre los científicos del clima. A primera vista, podría parecer obvio que los inviernos tenderán por lo general a ser más suaves en un mundo que se está calentando. Pero los modelos climáticos que se usan ordinariamente para estudiar los complejos lazos entre los diferentes componentes del sistema climático no concuerdan en la magnitud de la influencia del calentamiento del Ártico en los inviernos a latitudes medias. Los modelos más avanzados no reproducen fielmente las tendencias que se observan en el comportamiento del vórtice polar. En opinión de Daniela Matei, modeladora del clima, del Instituto Max Planck de Meteorología, en Hamburgo, que no participó en el estudio, está aún por ver si a los modelos se les escapa algo o si es que las observaciones del estiramiento del vórtice polar solo reflejan la variabilidad natural del clima.

El nuevo análisis no zanja estas cuestiones, según Matei. Aunque parece que los cambios del hielo marino y de la cubierta de nieve desempeñan un papel en las anomalías de los vientos a gran altura sobre el Ártico, otros factores, como la variablidad decenal de las temperaturas de la superficie del mar podrían también conducir a un tiempo inesperadamentre frío en otros sitios, explica. Para complicar aún más las cosas, sigue habiendo incertidumbres considerables acerca de cómo reacciona el clima de la Tierra como un todo a los cambios de la nieve y del hielo marino.

Por ahora, sigue sin estar claro si los ejemplos recientes de fríos invernales extremos son un precedente del tiempo que hará en el futuro. «El cambio climático no es lineal», dice Matei. «Lo que pasa en una década quizá no valga para la siguiente».

Quirin Schiermeier / Nature News

Artículo traducido y adaptado por Investigación y Ciencia con permiso de Nature Research Group.

Referencia: «Linking Arctic variability and change with extreme winter weather in the United States», de Judah Cohen et al., en Science, 3 de septiembre de 2021, volumen 373número 6559, págs.1116-1121.

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