En un  mundo que se calienta los conflictos entre humanos y la vida silvestre son cada vez más acusados. Se trata de la principal conclusión de un reciente estudio llevado a cabo por científicos del Centro para Ecosistemas Centinelas adscrito a la Universidad de Washington, y es rotunda.

Las investigaciones sobre los impactos del cambio climático a menudo consideran sus efectos sobre las personas y los ecosistemas por separado. Sin embargo, este nuevo trabajo, dirigido por la profesora de biología Briana Abrahms y publicado en la revista Nature Climate Change, es uno de los primeros en mostrar cuan entrelazados estamos con nuestro medio, tanto las personas como el resto de fauna salvaje con la que compartimos el mundo. 

“Encontramos evidencia de estos conflictos en 6 continentes y 5 océanos diferentes, en sistemas terrestres, marinos o de agua dulce; y que involucran tanto a mamíferos, reptiles, aves, peces e incluso invertebrados”, explica Abrams. “Y aunque cada escenario tiene su propia casuística, estos conflictos originados en el cambio del clima son prácticamente omnipresentes". 

EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LAS MIGRACIONES ANIMALES

Para identificar esta tendencia hacia el conflicto, el equipo de Abrams analizó detenidamente varios casos publicados en revistas científicas y revisados ​​por pares. Estos incluyenron tanto eventos climáticos inmediatos, como una sequía, como cambios a más largo plazo. Entre los ejemplos más conocidos, los investigadores citan como el deshielo en el Ártico está está dejando a los osos polares sin comida, haciendo que estos ingresen cada vez más tierra adentro y en ocasiones atacando a las personas. Sin embargo, situaciones similares han podido ser corroboradas en todo tipo de ecosistemas. Por ejemplo, las inundaciones torrenciales en Tanzania provocaron más ataques de leones después de que sus presas habituales emigraran de las llanuras aluviales, así como las temperaturas más altas del aire en Australia desencadenaron un comportamiento más agresivo en las serpientes marrones del este, lo que provocó más mordeduras de serpiente.