31 de marzo de 2014

Agua y Cultura

Las sociedades contemporáneas están alienadas. Los humanos ya no se sienten parte del ambiente. El agua, base de la vida, de los ecosistemas, de los ciclos naturales terrestres, ha pasado a ser an sólo un recurso. Y un recurso devaluado. La presencia generalizada de agua líquida en nuestro planeta ha permitido la implantación y desarrollo de los procesos vitales, cosa que no siempre ha sido, hasta ahora, identificado en ningún otro astro.
La vida está intrínsecamente relacionada con el agua. El ADN, gigantesca molécula que constituye la base de todos los organismos conocidos, requiere para su metabolismo y reproducción, estar en contacto con una solución acuosa de características apropiadas.
El crecimiento demográfico acelerado a nivel planetario y la mayor "eficacia" tecnológica de las sociedades humanas han aumentado el impacto que estas tienen sobre ls sistemas hídricos en particular. Este impacto se relaciona, en primer lugar, con el uso y sobreuso directo del agua  con fines productivos, higiénicos o fisiológicos. En segundo lugar, las actividades humanas generan impactos indirectos de diverso tipo sobre los ecosistemas acuáticos, la dinámica geológica y geomorfológica y otros elementos del ambiente.
La forma como se produce esta influencia depende del tipo de organización social de los sistemas productivos, de los valores y formas de sentir y de los comportamientos , tanto individuales como sociales. Los conjuntos de estos elementos eón normalmente denominados "las culturas humanas", por lo que deducimos de esta sencilla ecuación que la crisis del ambiente es un problema de cultura.
Los problemas ambientales contemporáneos no eón meramente tecnológicos. En realidad, son ante todo una emanación de la cultura. la crisis ambiental es un problema de nuestro tiempo. Su profundización y aparente irreversibilidad se relaciona con un tipo de cultura capitalista y globalizante que ha olvidado la noción de esencias y no ha comprendido la existencia de "límites en lo real", los límites efectivos del crecimiento económico, los límites determinados por los desequilibrios ecológicos y de capacidad de sustentabilidad vital del planeta. La crisis ambiental mundial es sobre todo un problema de conocimiento.
Los antecedentes de este tipo de enfoque son antiguos. Si bien es con la expansión industrial y los procesos de globalización recientes que sus efectos más críticos empiezan a sentirse a nivel planetario. Las raíces del paradigma antinatural se pueden encontrar en algunos de los "grandes pilares" de la filosofía occidental. La codificación del mundo, que terminaría en tiempos más recientes  con su economización, yace en la escisión entre sujeto y objeto.
De esa forma se "olvidó" el ser de la complejidad, creándose una racionalidad que tiende a descubrir la complejidad desde sus límites, desde su negatividad, desde la alienación y la incertidumbre del mundo económico, arrastrado por un proceso incontrolable e insustentable de producción.
La importancia de la cultura es la visión ambiental contemporánea es vertebral. Por esa razón, cualquier cambio que se pretenda en esta última requerirá una revisión de las pautas culturales en las que se sostiene.

"El agua un recurso necesario para la vida"
AUPPER

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