28 de noviembre de 2016

COP22: la acción climática brilla por su ausencia

COP22: la acción climática brilla por su ausencia
En contra de lo que se creía, preveía y esperaba, la cumbre climática de Marruecos (COP22) no va a pasar a la historia por poner en marcha el Acuerdo climático de París, en vigor desde hace unas semanas. 
Muy al contrario, la cumbre recién clausurada va a ser sinónimo de inesperado y, cómo no, obligado periodo de transición y, por ende, de inacción. O, lo que es lo mismo, de inoperancia o, si se quiere, negligencia frente al tremendo desafío que supone frenar la loca aceleración del cambio climático. 
Sí, algunos pasos adelante se han dado, y de ello daremos cuenta en este post. Pero no deja de ser un avance meramente anecdótico. Si de valorar la COP22 se trata, no queda otra que reconocer lo vergonzoso que ha sido no medidas urgentes y, en suma, desaprovechar una cumbre climática para pasar palabra y dejar que siga pasando un tiempo que el cambio climático no nos concede. 
Iba a ser, en definitiva, la COP de las soluciones, de la acción, y finalmente ha acabado siendo simplemente técnica. Una especie de luz verde a un programa de trabajo que deberá esperar hasta 2018 para para aplicar el Acuerdo de París, que si bien entró en vigor este mes de noviembre, tendrá que esperar más de un año para su adopción.
COP22: la acción climática brilla por su ausencia
Así pues, echando la vista atrás, recapitulamos: se ha llegado a un acuerdo global que se espera viculante en la edición gala de la cumbre climática (COP21), celebrada en París en 2015, y en la siguiente cumbre (COP22), las 197 delegaciones participantes aprobaron que la finalización de las discusiones de cara a su aplicación serán en noviembre del 2018. Concretamente, coincidiendo con la cumbre climática que se celebrará en Polonia (COP24) para entonces. 

La acción se pospone para 2018

La puesta en marcha del Acuerdo de París, así pues, no ha acontecido cuando se esperaba. La COP22 no será, por ende, el pistoletazo de salida del citado acuerdo, un retraso incomprensible, habida cuenta de lo que apremia el tiempo. No en vano, el principal objetivo es no superar los dos grados con respecto a los niveles preindustriales e idealmente limitar el incremento a los a 1,5 grados. 
Dejado clara la falta de acción, también es cierto que algo se ha avanzado. En el día de la cumbre marroquí, el presidente del evento, Salaheddine Mezouar, por ejemplo, explicó que se había adoptado un programa de trabajo para la aplicación del acuerdo. 
COP22: la acción climática brilla por su ausencia
Se trata, básicamente, de la aprobación de un documento que estipula el planning que hay que ir cumpliendo para redactar las reglas que regirán el acuerdo histórico, hoy por hoy agua de borrajas. De cumplirse, dejaría de serlo, una incógnita que se resolverá en el 2018, año en el que deberá estar terminado, pues a partir de entonces comenzaría su aplicación. 
Las decisiones claves, esas que de forma definitiva nos desvelarán si el acuerdo va a tener una concreción, si bien para ello deberemos esperar a Polonia, pues será en la COP24 donde se tomarán las decisiones de la acción. Aquellas que realmente decidirán el futuro del planeta. 
En el ínterin, se revisarán los progresos en 2017, durante la próxima COP, cuyo anfitrión será Fiji, aunque la reunión será en Bonn (Alemania). Se espera un avance lento, prácticamente burocrático, del que se informará en la cumbre intermedia. 
Por lo tanto, tanto la COP22 como la COP23 estarán vacías de contenido, si como tal entendemos aquel que tiene una plasmación medible de facto en la lucha contra el cambio climático. 
COP22: la acción climática brilla por su ausencia
En Marruecos se ha avanzado, justo es decirlo, en el Fondo de adaptación, un reto que parece cada vez más cerca de cumplirse. Según Mezouar, 2017 será un año dedicado a la movilización de la financiación, asegurando que los objetivos para el fondo de adaptación han sido alcanzados. 
En esta cumbre, los países desarrollados se han comprometido a aumentar la cifra prometida de 100.000 millones de dólares después de 2020. De ellos, actualmente hay 67.000 millones. 
Se dedicarán a al financiación climática, movilizándose anualmente procedente de fuentes privadas y públicas. Asímismo, se ha creado la Alianza de Marrakech para la Acción Climática Global o, por ejemplo, el Fondo del Comité de Marrakech de Imversión en Adaptación, entre otras iniciativas similares. 

El huracán Trump

No puede pasarse por alto el huracán o terremoto que ha supuesto la elección presidencial de Donald Trump en Estados Unidos, un negacionista climático extremo que hace temer por el futuro del mismo Pacto climático. 
COP22: la acción climática brilla por su ausencia
La misma incertidumbre y lógico miedo a que un gran emisor de gases de efecto invernadero y potencia mundial como son los Estados Unidos dé la espalda a la lucha contra el cambio climático ha movido los cimientos de la cumbre marroquí, que casualmente se celebraba durante los últimos días de campaña, elecciones y resultado de éstas, con la inesperada victora del líder republicano. 
En un principio, la reacción de los participantes de la cumbre ha sido positiva, pues han hecho frente común ante el peligro que encierran las políticas negacionistas, como la ejemplificada por Trump. 
El mismo representante de aquel país afirmó que la llegada de Trump no amenazaría la continuidad en la lucha climática que había emprendido Estados Unidos, si bien este representante del gobierno de Obama tampoco puede asegurar nada, realmente. 
No cabe duda de que la llegada de Trump pone en jaque la implementación del acuerdo climático global pues si un país clave como son los Estados Unidos dejan de empujar el carro, la lucha podría ser en vano. 
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Por otro lado, la elección de Trump ha puesto de manifiesto la importancia de tener en cuenta los programas climático de los líderes políticos pero, sobre todo, la concienciación ciudadana al respecto. Sin ello, la política no tendrá el suficiente empuje para dar las respuestas necesarias de forma urgente. 
En este sentido, las organizaciones conservacionistas lo tienen claro y nos señalan el único camino posible. “La lucha contra el cambio climático es imparable y son muchos los países que permanecen unidos con determinación, pero hacen falta mayores compromisos y acelerar el paso a la acción”, afirman desde Greenpeace.


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