4 de noviembre de 2012

Medio Ambiente y Ciencia.


Hacia finales de los años 60, en los países más desarrollados de Occidente, surgieron las primeras voces de aviso acerca de los efectos negativos sobre la vida en el planeta que podría tener la degradación del medio ambiente. La respuesta de las Naciones Unidas fue crear en 1972 un programa sobre medio ambiente (PNUMA) con base en Nairobi (Kenia). El objetivo original del PNUMA fue coordinar los esfuerzos y catalizar actividades que desarrollaran la conciencia medioambiental de ciudadanos, industrias y gobiernos de todo el mundo. Los principios de los años 70 fueron tiempos más conflictivos y luego vino la crisis. Además no se sabía con certeza la relación directa, actualmente clarísima, entre nuestro modelo de desarrollo y la destrucción de las reservas biológicas del planeta. Pero desde los 80, el gran reto que tiene planteado el PNUMA es integrar el respeto al medio ambiente en las políticas de desarrollo.
Hoy todo ciudadano tiene certezas que puede observar cada día: el aire que respira, la escasez de peces en las aguas de los ríos, la constante desaparición de especies. No se trata de especulaciones, son certidumbres.
Desde hace poco tiempo, los problemas globales han sido definitivamente identificados por los científicos y ahora son los políticos quienes deben impulsar las soluciones. Pero para que se puedan tomar las decisiones adecuadas, la prueba científica debe sustentar las decisiones políticas, pues los gobernantes viven al día y necesitan un cierto tiempo para forjarse una opinión y tomar las medidas que los expertos reclaman.
Por ello, la ciencia juega un papel esencial en el camino hacia posiciones comunes y que fomenten la cooperación. De ahí se explica la participación tan importante de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en mediaciones medioambientales. La responsabilidad sobre el futuro de los bosques, de las zonas tropicales, de los mares, de las zonas costeras, de todas las especies vivas, es una responsabilidad común, de todos los países y de cada uno de sus ciudadanos.

Nacho Padró

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